Opinión
Abascal, abogado de Mazón

Por David Torres
Escritor
-Actualizado a
Se rumorea que la NASA está investigando de qué material está hecha la jeta de Mazón con el fin construir un cohete lo bastante resistente para atravesar el sistema solar, una lluvia de meteoritos y dos agujeros negros. Aun así, para calibrar ese estupor de cemento hay que ponerse en su lugar dentro del organigrama del PP, mientras Moreno Bonilla ni siquiera se tambalea tras el escándalo de los cribados de cáncer en Andalucía y Ayuso sigue tan pancha varios años después de abandonar a 7.291 ancianos a su suerte porque, joder, se iban a morir igual. A fin de cuentas, en el festival de fallos, trolas y cagadas con que gestionó la catástrofe, el cantante alicantino no hizo otra cosa que seguir el manual de estilo de un partido especializado en la sutil estrategia política del pío pío que yo no he sido.
En su comparecencia de dimisión, Mazón continuaba con su cara de no entender un pimiento ni de qué habré hecho yo mal, si he seguido las instrucciones de Génova al pie de la letra y Feijóo no parado de felicitarme como a un campeón. Con un retraso que ya es una marca de fábrica, el presidente de la Comunidad Valenciana no sólo llegó varias horas tarde el lunes fatídico a la reunión de emergencia del Cecopi sino que dimitió un año después de lo que debería. De manera que no se comprende por qué llegó puntual al funeral por las víctimas de la DANA, donde lo tacharon de hijoputa para arriba sin que compartiera ni un insulto con Sánchez. Todavía tuvieron suerte los familiares de que no se pusiera a cantar o de que no apareciera vestido de torero.
A lo mejor, entre Ventorro y Ventorro, el pobre hombre se lio con el cambio de hora y con la celebración de Halloween: este año las caretas con el rostro de Mazón podían haberlo petado porque salen prácticamente clavadas a la de Mike Myers y sin necesidad de machete. Después de levantar a hombros un cadáver político que lleva pudriéndose un año entero, Feijóo y sus mariachis no saben muy bien qué hacer para deshacerse del muerto y retirar de las hemerotecas todas las felicitaciones y mensajes de ánimo con que aplaudieron su dejación de funciones, sus repetidos embustes contra organismos oficiales y su desvergüenza inagotable ante una tragedia que pudo haber evitado y que costó 229 vidas. Ahora mismo, la única preocupación del PP valenciano es cómo va a salvar los muebles de la segunda riada: el tremendo maremoto de mierda que llevan meses soltando por la boca ante cámaras y micrófonos.
A estas alturas (mejor sería decir profundidades), a Mazón le ha salido un abogado defensor en la figura de Abascal, quien ve en la renuncia del presidente un balón de oxígeno a favor del gobierno y que pretende continuar con su estrategia de desgaste contra el PP con el fin de colocar a su candidato, Juanfran Pérez Llorca, al frente de la Comunidad Valenciana. Pérez Llorca era hasta el momento la mano derecha de Mazón, para que se hagan ustedes una idea. De la mano izquierda no se sabe nada. Mazón es un juguete roto, sí, pero además huele que apesta, así que en Vox no tienen ningún problema en adoptarlo. Según Abascal, el único delito de Mazón es que no llegó a tiempo a una reunión, una excusa de vago profesional con la que Abascal simpatiza de sobra, ya que él todavía está llegando con retraso a 1939. Una mala tarde la tiene cualquiera.
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