Opinión
Ayuso en una balsa de aceite

Por David Torres
Escritor
-Actualizado a
Al igual que los Balcanes, según Churchill, producen más historia de la que pueden consumir, Ayuso, según Ayuso, produce más noticias de las que podría consumir cualquiera. Su vida es un no parar de viajes a costa del erario público y titulares a cargo de lo mismo, como si fuese una actriz en perpetua promoción de una película de gran presupuesto con guion de Miguel Ángel Rodríguez y de los diversos camareros a su servicio. Este lunes inauguró el circuito del Gran Premio de Fórmula 1 (que lleva el nombre de "Madring" porque "Mandril" podría conducir a equívocos con el Bernabéu) y, para dar ejemplo, lo hizo en el coche de Carlos Sáinz, un tipo tan español que tributa en Mónaco. Aparte del consejo fiscal, también era una advertencia subliminal a los madrileños hartos de la lentitud y los atascos del metro, a ver si aprenden, se compran un Fórmula 1 y colapsan la Gran Vía como Esperanza Aguirre hace años o Rosalía el otro día.
Tras esta exhibición de velocidad y sin perder comba, Ayuso empalmó con un viaje relámpago a los Estados Unidos, un país donde cualquier día la confunden con una emigrante colombiana y no la dejan pasar de la aduana. En Austin, Texas, Ayuso aprovechó para celebrar su cumpleaños a lo Phileas Fogg y luego hizo un llamamiento a Donald Trump para que elimine los aranceles al vino y al aceite madrileños, dos productos que tampoco es que sean la bomba en la región, ya que, desde que el PP está al cargo, lo que se cultiva principalmente en la Comunidad de Madrid son chorizos. De Ignacio González a Cristina Cifuentes, pasando por Francisco Granados, la charcutería general de Esperanza Aguirre ha producido no sólo los embutidos más sabrosos, sino que, además, ahora, en el grupo Quirón se preocupan de que cumplan todos los requisitos sanitarios.
Una de las mayores chacinerías de Aguirre es Madrid Network, que se define a sí misma como una red de innovación y que gastó ochenta millones de euros públicos para promocionar a genios de la política como Montoro, Abascal o la propia Ayuso. Ahora hemos sabido que, gracias a ese generoso patrocinio, en la sanidad madrileña no había dinero para contratar médicos o realizar pruebas radiológicas, ya que lo prioritario era financiar el chiringuito de Abascal y pagar cerca de cinco mil euros mensuales a Ayuso con el fin de que llevara la cuenta del perro Pecas. Eso sí, Pecas estaba muy bien alimentado, porque el pienso iba mezclado con chorizo.
Desde Austin, Texas, Ayuso también ha decidido recurrir la decisión gubernamental de nombrar Lugar de Memoria Democrática a la Real Casa de Correos ubicada en la Puerta del Sol, en cuyos sótanos ni se sabe cuánta gente torturó y asesinó la Dirección General de Seguridad durante el franquismo. Colocar una placa que honre a un montón de víctimas que no se pueden adjudicar a la ETA molestaría mucho a la presidenta, en primer lugar, porque tendría que pasar por allí delante los días en que no esté de juerga jugando al Scalextric o de viaje oficial vendiendo aceite inexistente, y, en segundo lugar, porque lo mismo un día se entera de lo que fue realmente el franquismo.
Ayuso dice que lo mejor sería colocar una placa en la Moncloa ("aquí escondían al hermano de Sánchez") y otra en Ferraz ("aceptamos pago en metálico"), aunque, sólo por su implicación en el Madrid Network, del pago en metálico haría mejor en callarse. En cuanto al hermano de Sánchez, de nombre artístico David Azagra, antes de verse implicado en la cacería judicial y mediática contra el presidente del Gobierno, estudió composición y dirección de orquesta en el Conservatorio Estatal de San Petersburgo, llegó a dirigir en la misma ciudad el Teatro Mikhailovsky, ha sido becado en Tokio y Tolouse, y domina a la perfección el ruso, el inglés y el italiano. Todo ese currículum no vale nada al lado de una señora que traducía de oído a un perro y que cuando viaja a Estados Unidos habla en perfecto castellano para que la entiendan Inda y Marhuenda. Que nosotros sepamos, Trump todavía no ha dicho nada de los aranceles al aceite madrileño, tal vez porque está esperando que el discurso de Ayuso se lo traduzca un perro muerto.
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