Opinión
Puta, puta, puta, puta

Por Marta Nebot
Periodista
¿Por qué este verano oigo tanto la palabra "prostituta" en el ecosistema mediático presuntamente informativo? ¿Seré yo y mis cansancios? ¿Será que escucho más de las que son? ¿Será una regresión adolescente nacional que la repite sin parar porque a quién la dice le da gusto? ¿Será que creen que decir puta nos putea?
- "Puta, puta, puta, puta".
A ratos me parece estar en un pasillo recóndito del colegio de monjas con mis cuatro amigas de uniforme, con aquellos cuerpecillos de niñas mujer, fumando a escondidas un cigarrillo compartido y diciendo palabras prohibidas porque nos daban mucha risa y nos permitían ejecutar ciertas venganzas ridículas.
Podría ser. Quizá al PP le ha dado un ataque de nostalgia pueril y en su afán por hacer que la izquierda pierda las ganas de votar repite hasta la saciedad una palabra que sabe que putea.
Lo que a lo mejor no está valorando es que esta putada tal vez no haga que la izquierda baje los brazos sino lo contrario y, lo que es peor, engorde el apoyo a su derecha. En la izquierda nadie va a creer que solo hay puteros en sus filas y a decir exabruptos a la ultraderecha no hay quien le haga la competencia.
Esta semana, mientras el PP seguía puteando, el Tribunal de Cuentas ha vuelto a multar a Vox por financiación irregular. Es la tercera vez y en las tertulias más vistas la noticia ha pasado desapercibida. No es sexi que ingresen donaciones anónimas por cajeros automáticos troceándolas para no pasar el límite de 300 euros cuando está prohibido. Tampoco que hayan utilizado en secreto -hasta que se descubrió- un préstamo de 14 millones de euros de un banco húngaro controlado por el Gobierno de Viktor Orbán mientras traspasaban 4,5 millones de euros a su fundación y exigen a los demás las cuentas claras presentándose como el Don Limpio de la política española.
El jueves pasado, Alberto Núñez Feijóo, el flamante líder de la oposición, en su balance bis de fin de curso -el lunes ya había hecho otro justo después del presidente del Gobierno- volvió a decir "prostituta" unas cuantas veces como si decirlo se le hubiera quedado en el tintero, como si al hacerlo le hiciera cosquillitas en el paladar con regusto a victoria.
Koldo García cree que se está abusando de sus audios y, aunque parezca increíble coincidir con él en algo, yo también lo creo y me parece que muchos van a tener que darle la razón en eso.
La defensa del exasesor de Ábalos ha preguntado al magistrado de su caso por qué se han dado a conocer a los medios los 22.000 mensajes de voz contenidos en los dispositivos que le fueron incautados si "solo en ocho" se "interpreta que se ha cometido una irregularidad". Koldo ha declarado: "Es mi vida privada, comentarios y cosas de cada persona. La pregunta es ¿por qué tienen acceso otras personas aparte de yo? ¿Por qué? ¿Por qué tenemos que perjudicar a terceras personas? ¿Qué es lo que ocurre en este país? ¿Qué es lo que está pasando? Porque yo no he visto jamás en mi vida que cualquier persona que haya entrado en un proceso judicial haya visto publicado sus grabaciones personales".
En esto último discrepo: otras veces lo hemos visto particularmente con el otro Gran Grabador (el excomisario Villarejo). Siempre se han difundido mucho más las comunicaciones con morbo, las grabaciones personales que contenían sexo, drogas y dinero, las que podían dar rienda suelta a los Puta, puta, puta, puta tan bienvenidos. Los infoshows hacen sus agostos –y sus septiembres y sus octubres– con esos lodos.
La defensa de Koldo solicitó que se retirara de la circulación mediática el contenido de sus terminales telefónicos que no tenga relación directa con el procedimiento. El martes el Tribunal Supremo rechazó el secuestro judicial cautelar e inmediato de estos audios, a pesar de lamentar las filtraciones de los mismos y de admitir que la difusión de notas de voz relacionadas con su esfera más íntima puede constituir una intromisión en su derecho fundamental a la intimidad personal y que Koldo puede llevarlo con razón a un juzgado.
Ojalá lo haga. Porque si no: ¿Cuántas veces más vamos a escuchar que "la Carlota se enrolla que te cagas"? ¿Cuántas veces se pueden enseñar las fotos de esas señoritas? ¿Qué estarán sintiendo Carlota y las demás? ¿A alguien le importa? ¿Volveremos a escuchar audios de la hija menor de Koldo? ¿Se puede permitir que, como cuenta el escrito del abogado, se estén emitiendo audios de mujeres maltratadas a las que él protegía por trabajo -fue escolta privado en esos años- como si fueran sus víctimas? ¿Cómo puede ser legal que las ganas de carroña estén llegando tan lejos como para acusar al presidente del Gobierno de proxeneta al hilo de esta historia? ¿Será posible que este puta, puta, puta, puta se esté generalizando para acelerar la caída de un Gobierno? ¿Será que estamos infantilizando a la sociedad española? ¿Será que llevo mal el calor? ¿Será que ya no puedo más?
Comentarios de nuestros socias/os
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros socias y socios, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.