Este artículo se publicó hace 2 años.
Aragonès afrontará la salida de Junts del Govern con celeridad y ya gestiona la sustitución en el Consell Executiu
El president de la Generalitat prevé gobernar en solitario a pesar de la debilidad de contar solo con los 33 diputados de Esquerra y ya ha llamado a diversos candidatos para las conselleries vacantes. Los presupuestos serán el primer reto.
Barcelona-Actualizado a
El president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha mantenido su agenda durante la mañana de este transcendental viernes para su Govern. Pero ha pasado toda la tarde encerrado con sus colaboradores más estrechos en el Palau de la Generalitat esperando el resultado de la consulta a las bases de Junts sobre si los socios del hasta este viernes Ejecutivo de coalición continuaban o se bajaban del barco.
Finalmente, pocos minutos después de las cinco de la tarde llegaba la demoledora noticia, Aragonès perdía la mitad de su gobierno con la decisión de la militancia de Junts de romper con Esquerra y dejar el Govern de coalición. El secretario general de Junts, Jordi Turull, ha comunicado el resultado al president por vía telefónica antes de hacerse público. La votación, además, no ha dejado lugar a dudas o interpretaciones. El 'no' se ha impuesto con un 55,73% de los votos frente al 42,39% del 'sí', con una amplia participación del 79% de los poco más de 6.000 afiliados.
La pregunta evidente es qué pasará a partir de ahora con el Govern de la Generalitat de Catalunya? Todas las fuentes del Palau de la Generalitat consultadas aseguran que Aragonès está dispuesto a continuar adelante con un Govern en solitario de Esquerra Republicana. Un planteamiento que el president de la Generalitat y los republicanos ya habían trazado antes de la consulta tal y como avanzó Público. Pero estas mismas fuentes aseguran que las decisiones se tomaran con máxima celeridad: "Este proceso ya ha comportado demasiada parálisis para el Govern en un momento crítico para el país y debemos dar respuesta a la crisis abierta por Junts con su marcha del Ejecutivo de forma inmediata". "Ni una semana más de parálisis", aseguran. O sea que la semana que viene el nuevo Consell Executiu debería estar en funcionamiento, con los nombramientos realizados –que no se descarta que puedan ser firmados este mismo fin de semana– y las tomas de posesión de los cargos materializadas.
Primeras llamadas a los nuevos consellers y conselleras
Según fuentes del Palau de la Generalitat, Aragonès ya dispone de una lista de posibles consellers y conselleras pero se han tomado medidas de discreción e información restringida para intentar que no se filtren los nombres hasta que estén confirmados. La idea, apuntan, sería hacer un Govern un poco más reducido que el actual con la concentración de alguna conselleria y que el perfil de los nuevos miembros del Ejecutivo no sea exclusivamente de Esquerra y abrace personas de otros espacios políticos del soberanismo. Lo que en su investidura definió como "vía amplia". Esta misma tarde se han hecho los primeros contactos con los posibles candidatos y candidatas a asumir las responsabilidades del Consell Executiu.
Si hacemos caso de las fuentes del Palau de la Generalitat, la noticia de la ruptura ha sido recibida con desagrado pero sin sorpresa en la presidencia de la Generalitat. "No era la noticia que esperábamos, a pesar de todo la voluntad era continuar con el Govern actual", aseguran. Pero estas mismas fuentes admiten que Aragonès estaba preparado para la noticia: "Hemos previsto todos los escenarios y estábamos preparados para la salida de Junts del Govern". Después de semanas o meses de convulsiones y enfrentamientos constantes, en Esquerra han llegado a la conclusión que lo prioritario es "conseguir estabilidad para el Govern para afrontar los retos que tiene el país enfrente como la crisis energética, la inflación, el paro...", asegura un miembro de la Ejecutiva.
Los presupuestos, primer reto
El primer reto que tendrá que afrontar Aragonès es la confección de los nuevos presupuestos de la Generalitat. El conseller de Economia, Jaume Giró, de Junts, deja las cuentas muy avanzadas y con la negociación tanto con el PSC como con los comuns a medias. El nuevo titular de la conselleria deberá hacerse cargo de conseguir que la principal ley de un gobierno salga adelante con el probable rechazo de los exsocios de Junts. La aritmética parlamentaria situa al PSC ahora en el centro de la ecuación, tal como ya avanzó Público. Y todo apunta por las declaraciones de su primer secretario, Salvador Illa, como por las del propio presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que los socialistas están dispuestos a apuntalar esos presupuestos y por tanto asegurar un mínimo de estabilidad inicial al Govern en solitario de Esquerra.
La presión para la convocatoria de elecciones será fuerte y vendrá exigida desde el independentismo. Con especial virulencia desde Junts y posiblemente también la CUP se sume a la demanda. Pero si los socialistas no lo dejan caer Aragonès tiene asegurado un cierto recorrido de la legislatura. El año que viene es electoral, primero con las municipales en mayo y posteriormente con las elecciones generales en otoño. Con este escenario no parece que a Pedro Sánchez le interese la inestabilidad que añadiría unas elecciones en Catalunya ya que su prioridad es intentar mantener una cierta estabilidad que le permita conseguir resultados en lo económico y revertir las encuestas con el PP. Eso situaría el Govern en solitario –no se puede descartar que en algún momento se incorporen los comuns- de Aragonès en 2024 aunque quizás con los siguientes presupuestos prorrogados. Pero con dos presupuestos aprobados y dos terceras partes de la legislatura amortizadas, la situación sería muy diferente para abrirse a unas elecciones avanzadas en ese momento.
Si se cumple el calendario que tienen colgado en el Palau de la Generalitat supondría cerca de dos años de travesía del desierto para Junts después de decidir la salida del Govern. En el mundo de los cargos municipales de Junts el resultado ha dejado una profunda inquietud ya que sin la palanca que supone el poder de la Generalitat las elecciones municipales serán más complicadas para los candidatos y candidatas del partido. También ha sido un jarro de agua fría para los entre 200 y 300 altos cargos de Junts que en pocas horas deberán abandonar sus despachos.
Junts esquiva la escisión
En términos internos de Junts el resultado debe interpretarse como una victoria clara del sector que lideran la presidenta del partido, Laura Borràs, y el expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont partidarios de la ruptura total con Esquerra y la salida del Govern. Y una derrota para los partidarios de quedarse capitaneados por los consellers Juame Giró y Victoria Alsina. El resultado tiene diversos efectos en el ecosistema de Junts. En primer lugar evita una escisión contundente y rápida. Afines a Borràs ya habían amenazado los últimos días con dejar el partido y preparar una nueva formación si no ganaba la opción de ruptura. Este escenario queda descartado. Los partidarios de la continuidad no prevén formar un nuevo partido y el secretario general, Jordi Turull, tiene el encargo de intentar mantener la cohesión interna. Pero a efectos prácticos, Junts perderá muchos de sus principales activos, ya que algunos de los principales activos del Govern no tienen escaño en el Parlament y se irán para casa aunque no rompan con el partido. Nadie se atreverá a impulsar una nueva formación contra Borràs y Puigdemont, mucho más con el desastroso resultado que cosechó el PDeCAT cuando lo intentó.
En el terreno estratégico en Junts ha ganado la facción partidaria de la tensión permanente. Con el Estado, con los partidos no independentistas pero también con los competidores electorales del independentismo como Esquerra. La bronca y la tensión se imponen como táctica principal en un partido que rompe de esta manera con la herencia del que fuera máxima exponente de la gobernabilidad, ni más ni menos que la CDC de Jordi Pujol.
También gana un concepto mucho menos rígido de la formación, más gaseosos y populista: "Ha ganado el alma de movimiento de liberación nacional y ha perdido la del partido clásico", comenta un dirigente partidario del no. La votación indica que en las bases de Junts han ganado peso militantes de nueva incorporación alejados del concepto de partido de orden de los viejos militantes que pasaron de Convergència a Junts. Hay que esperar a que Junts se posicione en el día a día pero de momento todo apunta que mantendrá una fuerte beligerancia contra las propuestas de Esquerra. Eso sí, desde la tercera fuerza del Parlament y sin tener la palanca de la jefatura de la oposición que ostenta el PSC de Salvador Illa como partido ganador de las elecciones.
Finalmente, la victoria del sector más irredento de Junts incorpora más tensión en un fuertemente fracturado independentismo. La tensión entre ERC y Junts aumentará y las críticas de la CUP a los dos partidos mayoritarios no se prevé que afloje. La ruptura del Govern abre un incierto futuro para el independentismo que tendrá difícil mantener su actual mayoría absoluta en un futuro si cuando lleguen las nuevas elecciones acude a ellas profundamente enfrentado y dividido. Pero que incluso si mantiene esa mayoría, la imposibilidad de trabar alianzas entre ellos podría provocar un peligroso bloqueo institucional si Esquerra y el PSC no están dispuestos a reeditar un tripartito de izquierdas, cosa que ahora mismo y a pesar de la situación los republicanos descartan totalmente. Aragonès y Esquerra se han fijado el objetivo de "recoser confianzas" entre el independentismo pero visto el resultado en Junts parece ahora mismo más un deseo que una meta alcanzable.
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