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Aragonès cesa al vicepresident Puigneró y aboca al Govern a la salida de Junts

El president afirma que ha perdido la confianza en Puigneró, que sabía que Junts le plantearía una moción de confianza y no le informó. Día de reuniones maratonianas en el Palau de la Generalitat, donde los consellers de Junts han cerrado filas en una reunión extraordinaria del Ejecutivo, intentando dar un giro positivo a la moción.

Puigneró
El president de la Generalitat, Pere Aragonès, interviene en el debate de política general anual, en el Parlament de Catalunya, a 27 de septiembre de 2022, en Barcelona, Cataluña (España). David Zorrakino / Europa Press

La última crisis del Govern por la tensión permanente entre Esquerra Republicana y Junts ha dejado al Ejecutivo de Pere Aragonès al borde de la ruptura. Después de que Junts reclamara a Aragonès someterse a una cuestión de confianza, el president ha decidido cesar al vicepresident del Govern, Jordi Puigneró, lo que aboca al ejecutivo a la salida de Junts. Aragonès ha afirmado que "el Govern de la Generalitat seguirá adelante" pero que a raíz de la pérdida de confianza en Puigneró ha decidido cesarle: "Las instituciones no pueden estar permanentemente en cuestión". El resto de los miembros del Govern mantienen su confianza, aclaró.

En un anuncio solemne en la Galeria Gòtica del Palau de la Generalitat a las once y media de la noche, ante la prensa y miembros de su equipo, entre los que había la consellera de la Presidència, Laura Vilagrà, Aragonès ha criticado las "desconfianzas "instaladas en las últimas horas en el seno del Ejecutivo y ha explicado que la moción planteada por Junts "no es compatible" con la labor de Govern.

Puigneró sabía que su partido iba a plantear a Aragonès una moción de confianza, a diferencia de la mayoría de diputados y consellers, un movimiento del que no informó al president, que lo encontró "imperdonable". El cargo quedará vacante hasta que Junts proponga un nombre para ocuparlo. Aragonès ha remarcado que su apuesta pasa por que Junts se quede en el Govern y ha valorado el trabajo realizado en el último año conjuntamente.

La propuesta de Junts, hecha en el debate de política general, ha provocado que Aragonès cancelara la agenda prevista este miércoles para encerrarse en Palau y reunirse con los principales dirigentes de su partido y el socio del Ejecutivo. Durante la tarde ha convocado al Govern en pleno para preguntar a los consellers de Junts cuál era su posición, en un encuentro que se ha alargado dos horas. Posteriormente ha llamado a Palau al secretario general de la formación, Jordi Turull, con quien se ha reunido durante tres horas. Pasadas las diez de la noche llegaba la presidenta de Junts, Laura Borràs, aunque ha venido por iniciativa propia para encontrarse con el vicepresident, Jordi Puigneró, y no con Aragonès.

Según fuentes conocedoras de la reunión, los consellers de Junts han cerrado filas en torno a la propuesta de la cuestión de confianza pero intentando darle un giro positivo, asegurando que no era una acción contra el president sino para tratar de salir reforzado junto al Govern.

Estas mismas fuentes explican que en la reunión extraordinaria del Ejecutivo, el president de la Generalitat ha expuesto "con preocupación y de forma crítica" la situación de tensión e inestabilidad que sufre el Govern y ha defendido la necesidad de "fortalecer al Govern y las instituciones, especialmente en un momento económico y social muy complejo”. También ha mostrado el malestar y la perplejidad ante la posición del grupo parlamentario de Junts, que según Aragonès "pone en duda todo el Govern".

Aragonès ha recordado a los consellers de Junts que en su discurso en el debate dio respuesta a las peticiones de Junts "de forma muy explícita, ofreciendo mano tendida a trabajar". Son tres: mejorar la coordinación de los independentistas en Madrid, crear un nuevo espacio de dirección estratégica del Proceso y el replanteamiento de la mesa de diálogo.

Acto seguido, Aragonès ha preguntado a cada miembro del Govern de Junts si conocían la cuestión de confianza y si están de acuerdo. La mayoría han reconocido que eran desconocedores pese a defender en la reunión la propuesta. Aragonès les ha instado a tomar una decisión. "O sois Govern o sois oposición", les remachó.

"La gota que colma el vaso"

Según fuentes de la Presidència, el último capítulo del enfrentamiento vivido durante el debate de política general "ha sido la gota que derrama el vaso". "El President no puede tolerar una deslealtad como la de amenazar con exigirle una cuestión de confianza desde su propio Govern". Desde Junts, el portavoz del grupo parlamentario, Albert Batet, que fue el encargado de plantear la advertencia a Aragonès, ha intentado rebajar el tono en las últimas horas revistiendo la cuestión de confianza de oportunidad para fortalecer la presidencia de Aragonés y cohesionar al Govern si ERC y Junts llegan a acuerdos sobre la estrategia independentista. Pero lo cierto es que las palabras de Batet ya entrada la noche como colofón del debate de política general cayó como un cubo de agua fría en la bancada del Govern donde se sentaba el president de la Generalitat con cara de estupefacción.

Aunque en un principio Aragonès optó por quitarse la presión de encima poniendo el balón en el tejado de Junts, instando la formación a decidir si quería continuar o salir del Govern, una vez terminado el debate la reflexión general en el entorno presidencial es que esta vez la acometida de Junts no podía dejarse pasar. "El president Aragonés salió del hemiciclo profundamente preocupado por la posición de Junts y con el convencimiento de que no podía dejarlo pasar".

Día de reuniones en el Palau

A partir de ahí se precipitaron las conversaciones telefónicas y las convocatorias para el día siguiente. Suspensión de la agenda prevista con varias visitas a la Catalunya Central y esta mañana del miércoles comenzaba con el encierro de Aragonès en el Palau de la Generalitat, con el núcleo duro de su equipo, capitaneado por el director de la oficina del president Aragonès, Sergi Sabrià. También ha participado en las deliberaciones la consejera de la Presidencia, Laura Vilagrà, y se mantienen contactos con algunos de los consejeros de Esquerra y con el presidente y la secretaria general del partido, Oriol Junqueras y Marta Rovira.

A partir de ahí, según diversas fuentes, se han puesto sobre la mesa todos los escenarios posibles. Desde la exigencia de rectificación en Junts hasta la expulsión del Govern de los consellers y conselelras de Junts. Y un nombre ha flotado especialmente en las críticas al despacho presidencial, el del vicepresidente del Govern Jordi Puigneró. Según fuentes conocedoras de la reunión, Aragonès ha encontrado "imperdonable" que Puigneró fuera conocedor de la amenaza que preparaba Junts con la cuestión de confianza y no le dijera nada.

Ni siquiera cuando Aragonès se reunió con Puigneró antes del debate de política general para detallarle su discurso, con la propuesta del Acuerdo de Claridad para un referéndum incluida. La opción de destituir a Puigneró se abrió paso de esta manera en la reunión matinal, aseguran estas fuentes. Bien distinta es la relación de Aragonès con otros consellers de Junts como el de Economia, Jaume Giró, que según fuentes consultadas no conocía la amenaza que preparaba Junts y que habría trasladado al president su voluntad de trabajar para mantener la unidad del actual Govern.

La única opción que no se ha contemplado es la de convocar elecciones

La única opción que no se ha contemplado es la de convocar elecciones o presentar la cuestión de confianza, que con toda seguridad acabaría en elecciones en caso de que Aragonès la perdiera. El problema de la cuestión de confianza, a diferencia de la moción de censura, es que si el president la pierde y no existe un candidato alternativo con mayoría -casi imposible con la aritmética actual del Parlament- las elecciones se convocan automáticamente.

"Es una irresponsabilidad pensar que podemos abocar al país a elecciones en una situación económica extremadamente compleja, cuando todavía no hemos agotado ni medio mandato", aseguran fuentes de la dirección de Esquerra. "El problema no es sólo las elecciones, sino que una vez en marcha la maquinaria y con las encuestas en las manos, la situación podría variar poco y con la actual posición de Junts, que pone por delante los ataques a ERC antes que la estabilidad, podría hacerse inviable la formación de Govern", remachan los republicanos. Una situación que, según auguran, situaría en una larga interinidad a la Generalitat, con la necesidad de prorrogar los presupuestos –lo que definen de "catastrófico en la coyuntura actual"- y quizás una espiral de repeticiones electorales por el bloqueo a cualquier investidura presidencial.

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