Alberto Núñez Feijóo arrancará la campaña electoral para las generales con tres acuerdos con Vox debajo del brazo —los alcanzados en País Valencià, Illes Balears y Extremadura— una investidura fallida en Murcia (salvo sorpresa) y una negociación que se cronifica en Aragón. Es imposible encontrar una lógica común a los pactos del Partido Popular con la extrema derecha, aunque el líder de la oposición haya intentado ahora asentar un criterio único: Si se necesita el 'sí' de Vox, que entren al gobierno; si sirve con una abstención, que se queden fuera. 

Es lo que la extrema derecha hizo en Illes Balears, donde ha facilitado un acuerdo programático de más de 100 puntos mediante con un gobierno en solitario de la popular Marga Prohens, que se quedó a cinco diputados de la mayoría absoluta. Pero es también lo que se niega a repetir en Murcia, donde al PP de Fernando López Miras le faltan solo dos diputados para la mayoría absoluta. Obtuvo 21 de los 23 necesarios. 

Vox saca músculo reivindicando que ellos han pasado de cuatro a nueve diputados y exigen, para hacer presidente a López Miras, entrar en el gobierno. A horas de que comience la sesión de investidura del gobierno murciano, convocada para este jueves y viernes (6 y 7 de julio), la negociación está bloqueada y todo apunta a que la primera votación será un fracaso para el PP. 

Una repetición electoral que podría salir bien

El próximo lunes —coincidiendo con el cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo— habrá una segunda votación. Esta sería la última oportunidad de ser investido presidente de la Región de Murcia para López Miras sin ir a una repetición electoral, un escenario que fuentes populares próximas al líder autonómico rechazan, pero que, creen, beneficiaría al PP. 

También en Génova defienden que podrían hacerse con la mayoría absoluta si se vuelve a votar porque, argumentan, provocaría un traspaso de "voto útil" del Vox al PP. La dirección nacional ha dado vía libre a López Miras para negociar con Vox.

La 'vendetta' de Vox en Murcia

Entre la exigencia irrenunciable de Vox de entrar en el gobierno y la negativa del dirigente popular, las conversaciones han encallado. Pero para entender la relación del PP y Vox en Murcia hay que retrotraerse a 2021, cuando López Miras salvó su mandato de la moción de censura  orquestada por el PSOE y Ciudadanos gracias a los tránsfugas de Cs y a los de Vox. Tres diputados expulsados del partido de Santiago Abascal se unieron entonces a los populares.

La cúpula del partido ultra no perdona aquel movimiento, ni algunos incumplimientos del acuerdo programático que alcanzaron en 2019, y eso explica en parte las exigencias en la actual negociación. 

Aragón, "a fuego lento" y varias bandas

El escenario es distinto en Aragón, donde el calendario no apremia y ni PP ni Vox tienen prisa por cerrar un pacto. La presencia de Teruel Existe  en la ecuación es una línea roja para la extrema derecha, que, como en Murcia, exige entrar en el gobierno. "Lo lógico es un gobierno en el que estemos nosotros porque sumamos", ha dicho este miércoles el líder de Vox en Aragón, Alejandro Nolasco. "No vamos a abstenernos a cambio de nada", remachó. 

PP y Vox ya pactaron la mesa de las Cortes, cuya presidencia recayó en manos de la ultra Marta Fernández. El popular Jorge Azcón, como López Miras, podría ir también a una primera investidura fallida.