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La cumbre hispano-francesa de Barcelona pone a prueba la reactivación del independentismo catalán

Los presidentes Sánchez y Macron liderarán las delegaciones de los Gobiernos español y francés que se reunirán este jueves en la capital catalana. El president de la Generalitat, Pere Aragonès, participará ejerciendo de anfitrión. El conjunto del independentismo, incluido ERC, protestará a las puertas del MNAC, en una convocatoria unitaria.

Sánchez y Macron
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, se dirige al presidente de España, Pedro Sánchez, en su comparecencia ante los medios de comunicación tras la celebración de la Cumbre Euromediterránea EU-MED9, en la Ciudad de la Luz de Alicante, a 9 de diciembre de 2022. Roberto Plaza / EUROPA PRESS

La política catalana tiene marcado este jueves en el calendario de los días relevantes. Es la jornada fijada por Moncloa para celebrar una cumbre hispano-francesa y el lugar escogido ha sido Barcelona, concretamente el Museu Nacional d' Art de Catalunya (MNAC). La elección no es baladí porque las delegaciones del Gobierno español y del francés, lideradas por los dos presidentes, Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, trataran temas fundamentales para el Estado español en general pero muy particularmente para Catalunya.

Entre ellos el gaseoducto -en términos clásicos- o hidroducto -como se le llama ahora- que conectará Barcelona con Marsella para transportar gas y en un futuro hidrógeno verde, el llamado H2Med. Pero el independentismo se ha revuelto contra la cumbre y pondrá a prueba su capacidad de movilización con una concentración que ha sido convocada por el conjunto de entidades y partidos del independentismo de forma unitaria, hecho inédito en los últimos tiempos.

"Aquí no se ha acabado nada"

El lema de la convocatoria es "Aquí no s'ha acabat res (Aquí no se ha acabado nada)" en una clara respuesta a las declaraciones del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, que justificó la organización del importante evento en Barcelona para demostrar que el procés independentista estaba finiquitado. Las declaraciones de Bolaños activaron la repulsa unánime del conjunto del independentismo que considera que el conflicto político existente entre Catalunya y el Estado no finalizará hasta que se pueda ejercer el derecho a la autodeterminación de los catalanes. Y ha sido una verdadera argamasa para aparcar las diferencias entre independentistas y plasmar una movilización unitaria en que incluso ERC participará. Todo ello a pesar de que el president de la Generalitat, Pere Aragonès, sí que participará protocolariamente en la recepción de la cumbre, gesto que ha sido criticado por sectores independentistas como Junts, la CUP o la ANC.

Resulta evidente que la convocatoria no acabará con las fuertes tensiones y las diferencias estratégicas entre sectores del independentismo. Pero lo cierto es que la cumbre hispano-francesa de este jueves en Barcelona ha reactivado la unidad del independentismo en la calle después de meses de choques internos por la estrategia del movimiento. Los tres grandes partidos independentistas de Catalunya -ERC, Junts y la CUP- asistirán a la movilización convocada por una amalgama de entidades lideradas por la ANC, Òmnium y el Consell de la República.

La última convocatoria conjunta fue para conmemorar el quinto aniversario del 1-O y acabó con bronca y fuertes pitidos de un sector de concentrados contra la dirigente de Esquerra y expresidenta del Parlament, Carme Forcadell. Agravando las diferencias no solo entre partidos políticos sino también entre las dos grandes entidades independentistas, ANC y Òmnium. El Consejo de Ministros de 2018 en Barcelona fue la última visita de Pedro Sánchez y del Gobierno español que generó una fuerte protesta conjunta. Aunque también en aquella ocasión Sánchez fue recibido por el entonces president de la Generalitat, Quim Torra -de Junts-, con grandes fastos protocolarios, a pesar de que ahora Junts se muestra contrario a la participación de Aragonès.

El Gobierno español defiende la distensión

Por su parte, el Gobierno español intenta transmitir tranquilidad asegurando que la Catalunya y la España del 2023 "en nada se parecen" a la del 2017. El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, afirma ahora que "la tensión que se vivió en el 2017 en Catalunya ya es historia" y auguró que "el futuro es el diálogo y el entendimiento". "Quien quiera estar en el problema y no en la solución, ellos verán", advirtió.

La manifestación a las puertas de la cumbre hispano-francesa de Barcelona ha sido convocada por más de 30 entidades lideradas por la ANC, Òmnium Cultural y el Consell de la República. Las organizaciones impulsoras han detallado que la concentración será a las 9 de la mañana con el lema "Aquí no s' ha acabat res. Independència, Països Catalans, prou repressió". Aunque inicialmente la intención de los convocantes era concentrarse en el icónico monumento catalanista de las Quatre columnes del histórico arquitecto Puig i Cadafalch, ubicado frente al MNAC, las draconianas medidas de seguridad han obligado a retroceder unos metros hasta la llamada Font Màgica de Montjuïc, cercana a la Plaça Espanya. Las entidades aseguran que "el procés no ha terminado" y que la cumbre es "una provocación" y "un acto de ocupación".

"Un acto de dominación"

Para la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, la cumbre es "un acto de ocupación" donde el Gobierno español busca "venir a demostrar que Catalunya es parte de España y que ya no existe el procés". "Vienen el Gobierno español y el francés a hacer un acto de dominación, a decir que toman decisiones que afectan a Catalunya pero con visión estatal", denuncia. La entidad de Feliu ha hecho un llamamiento a los manifestantes a participar con chalecos amarillos en un claro gesto de confraternización con el movimiento popular de protesta francés.

Por su parte, el presidente de Òmnium, Xavier Antich, remarca que "el conflicto político está bien vivo" por mucho que el Ejecutivo español "pretenda hacer ver a la comunidad internacional que aquí no ocurre nada".

Aragonès en la cumbre y ERC en la protesta

Por lo que respecta a la polémica generada en el independentismo por la presencia del president de la Generalitat, Pere Aragonès, asistirá al acto de bienvenida de la cumbre hispano-francesa pero no participará de las reuniones entre Pedro Sánchez y Emmanuel Macron. Según la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, Aragonès se limitará por el momento a asistir al acto que dará el pistoletazo de salida de la cumbre. Ahora bien, el Govern insiste en que el president no dejará "ningún espacio" sin representación, ni desperdiciará "ninguna oportunidad" para reivindicar el derecho a la autodeterminación y otros aspectos relevantes para el interés de Catalunya. Aragonès también asegura que su presencia refuerza las relaciones entre Catalunya y Francia y resalta la "magnífica relación" del Govern con el consulado francés en Barcelona.

Para dar más contenido a su presencia en la cumbre, Aragonès envió el jueves pasado una carta a Pedro Sánchez en la que le sugería varios temas para abordar con Macron durante la cumbre. El president de la Generalitat proponía que el jefe del Ejecutivo español abordara el apoyo a la solicitud de oficialidad del catalán en las instituciones europeas. O añadía, entre otros temas, que también se hable del impulso y la concreción del proyecto H2Med. El Gobierno español no ha dado respuesta a la misiva.

La decisión de Aragonès de participar en la cumbre ha sido duramente censurada por la ANC y partidos como Junts o la CUP que la consideran contradictoria con el hecho de que ERC participe en la movilización y un error porque "será instrumentalizado por el Gobierno español para transmitir internacionalmente una sensación de normalidad en Catalunya que no es real y que no se podrá producir mientras los catalanes y las catalanas no puedan decidir su futuro".

Por su parte ERC justifica la dualidad de participar como Govern en la cumbre con el president Aragonès al frente y en la movilización como partido encabezado por el presidente de Esquerra, Oriol Junqueras. Para la portavoz de ERC, Marta Vilalta, ERC debe participar en la manifestación en contra de la "utilización partidista" del Gobierno español de la cumbre, en defensa del derecho a la autodeterminación y para dejar claro que el conflicto persiste y la lucha por la independencia continua ya que califica de "provocación" que el Ejecutivo de Pedro Sánchez diga que el procés se ha acabado. Pero Vilalta también defiende la participación de Aragonès en la cumbre: "Sería irresponsable no ejercer su responsabilidad. Sería abandonar parte de sus funciones como president de la Generalitat. La silla vacía no sirve para nada".

Retos en la cumbre y en el independentismo

La cumbre hispano-francesa de este jueves tiene una especial relevancia por los proyectos estratégicos que conciernen a los dos estados y en que existen diferencias estratégicas entre Sánchez y Macron, por ejemplo en el tema de la interconexión energética. Pero la celebración en Barcelona mantendrá los focos fijados más fuera que dentro del majestuoso MNAC ubicado en la icónica montaña de Montjuïc, que este jueves estará cerrada en buena parte a cal y canto por un amplio dispositivo de seguridad con un amplio despliegue de los Mossos d'Esquadra.

Unos focos que apuntaran a la concentración independentista que enfrenta dos grandes retos: demostrar que su capacidad de movilización es todavía suficientemente alta. Y si realmente el independentismo puede concentrarse unitariamente aparcando sus fuertes tensiones internas o se reproducirán los abucheos y enfrentamientos entre sectores independentistas, especialmente contra Esquerra.

Sin apartar la mirada sobre las relaciones institucionales entre el Gobierno español y el de la Generalitat. O las relaciones políticas entre el Ejecutivo de Pedro Sánchez y ERC en sus componendas parlamentarias en el Congreso. Habrá que ver si la tensión generada por la cumbre puede enturbiarlas. Pero todo parece indicar que el evento no afectará a las fluidas relaciones entre ambas partes. Por un lado, en Moncloa se muestran complacidos por la presencia de Aragonès en la cumbre que consideran una constatación del clima de entendimiento que existe entre los dos gobiernos en la etapa actual. A la vez que quitan importancia al hecho que Esquerra participe en la manifestación.

Mientras que en la parte catalana se consideran desafortunadas las declaraciones del ministro Bolaños sobre el fin del procés pero se reconoce la importancia de la celebración de la cumbre en Barcelona y de los importantes intereses para Catalunya que en ella se discutirán. A la vez que los republicanos admiten que para enturbiar sus relaciones con los socialistas pesará mucho más el bloqueo actual a los presupuestos de la Generalitat por parte del PSC que la cumbre. Y no se descarta que Aragonès le haga algún comentario al respecto a Pedro Sánchez aprovechando el encuentro de este jueves.

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