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División en el PP sobre si hay que atacar a C's o preparar el terreno
para una coalición de derechas

Algunos dirigentes conservadores abogan por no arremeter directamente contra Rivera mientras otros abogan por el 'cuerpo a cuerpo'. Todos tienen el mismo objetivo: recuperar el voto conservador que se fue a Ciudadanos el pasado 20 de diciembre.

El presidente del Gobierno en funciones y presidente del PP, Mariano Rajoy (i); el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maillo (2i); la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal (2d), y el vicesecretario general, Javier Arenas (d), durante la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP, que integran la cúpula y los barones del partido, en la que estudiarán la estrategia para concurrir a las elecciones generales y tratar de mejorar los resultados del 20-D. EFE/Fernando Villar

PAULA DÍAZ

MADRID.- Jugar al "poli bueno" o al "poli malo". Ese es el debate abierto ahora en el PP a la hora de valorar cómo han de tratar a Ciudadanos en la campaña electoral del 26 de junio. Para unos, lo mejor es instaurarse en el modo de 'no agresión' y poner la vista en un futuro próximo en el que muy probablemente necesitarán a los de Albert Rivera para formar un Gobierno de derechas. Otros, en cambio, prefieren el 'cuerpo a cuerpo' como el mejor método para recuperar los votos que el 20-D se tiñeron de naranja. 

La número dos de los conservadores no quiso desvelar este martes cuál de los caminos ha sido el elegido. "Si desvelara la estrategia del partido no sería una buena secretaria general", se limitó a responder María Dolores de Cospedal que, sin embargo, sí adelantó que el mensaje del PP se centrará en vender sus logros económicos de los últimos cuatro años. Mariano Rajoy, por su parte, zanjó el tema a la gallega: "Las campañas no están para hacer amigos ni tampoco enemigos. Son para enfrentarnos a nuestros adversarios", les dijo a los suyos

Rajoy: "Las campañas no están para hacer amigos ni tampoco enemigos. Son para enfrentarnos a nuestros adversarios"

Mientras tanto, los portavoces autorizados del partido difieren en las formas. En las últimas ruedas de prensa protagonizadas por el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, por un lado; y el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, por otro, son claras muestras de las diferentes opiniones en el seno del partido.

Así, Hernando sigue utilizando su habitual tono burlón para referirse a Rivera, a quien no sólo ha llamado "pichón, correveidile, escudero o percha de Sánchez", sino que también le ha acusado de haber mentido a los españoles por prometer que dejaría gobernar a la lista más votada y luego no hacerlo. En esa misma línea se ha expresado el propio Rajoy en varias ocasiones, al tildar a C's de "partido entregado al PSOE" y culparle, a partes iguales con los socialistas, del "bloqueo" institucional que ha obligado a repetir las elecciones. 

Del otro lado, Casado intentó apagar los fuegos encendidos en los últimos días por sus compañeros de partido. Él, más moderado, habló de "tender puentes" y dejar a un lado el ataque personal y las descalificaciones. 

Un 16,9% de los electores dudó entre votar a PP o Ciudadanos antes del 20-D

Ambos son muestra de las dos corrientes del PP que, sin embargo, buscan un mismo objetivo: volver a tintar de azul las papeletas naranjas. Y es que, según el último estudio postelectoral del CIS, un 16,9% de los electores dudó entre ambas formaciones antes del 20-D. Y, mientras el PP tiene buena parte de su electorado afianzado (sólo un 1,4% de sus votantes habría cambiado el voto), C's cuenta con un 14,3% de sus votantes que ahora, sabiendo lo que saben, se habrían decantado por otra opción. Y es en esa batalla por arañar apoyos la que intentan librar los conservadores.

"Si queremos recuperar a los votantes que se nos fueron a C's, no podemos insultar a quienes confiaron en ellos", sentencia un dirigente, más partidario de retomar la campaña del miedo contra Podemos que de arremeter contra sus posibles aliados. "Hay muchas formas de decir las cosas", agrega, criticando el tono duro utilizado, entre otros, por Hernando. En la otra orilla, otro dirigente apuesta por el estilo del portavoz del Congreso, por el cuerpo a cuerpo, el ninguneo a Rivera, precisamente, como estrategia para hacer volver a los huídos.  

Ciudadanos, dispuesto a devolver 'balazos'

Mientras, en Ciudadanos se preparan por si ganan estos últimos. Según fuentes de la formación, no están dispuestos a cometer lo que consideran que fue un error en las semanas anteriores al 20-D: poner la otra mejilla y apostar por el buenismo. En la formación están convencidos de que una mano negra del PP está detrás de las últimas informaciones publicadas en La Razón sobre su presunta financiación irregular o su falta de democracia interna. De momento, Rivera sólo ha arremetido contra los "vetos" de PP y Podemos a la formación de un gobierno, pero en el partido naranja advierten que no les temblará el pulso a la hora de devolver los balazos.

¿El primero? Seguir insistiendo en que "Rajoy no puede encabezar un Gobierno de regeneración". Es decir, advertir al PP de que su apoyo para un futuro pacto no se puede dar por descontado. No, al menos, si sigue el mismo equipo del Gobierno actual al frente. "Están convencidos de que contarán con nuestros escaños y no les resultará tan fácil", sentencia un alto cargo del partido convencido de que sacarán un buen resultado, suficiente para que no puedan ningunearles.

En el PP, por su parte, responden a Rivera que si quiere opinar sobre el liderazgo del PP, "se afilie al PP". "Y luego ya veremos si consigue los avales suficientes (para echar a Rajoy)", respondió el ministro de Sanidad en funciones, Alfonso Alonso, este martes, en Génova. Rajoy y Cospedal, por su parte, se niegan a hablar de futuribles pactos de Gobierno. "Salimos a ganar. Luego ya veremos", sentenció esta última. Es decir, que los conservadores no piensan aún en C's como socio. O eso dicen, al menos, de cara a la galería. 

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