Este artículo se publicó hace 4 años.
La desescalada del coronavirusEl Gobierno encara una votación muy ajustada para ampliar el estado de alarma
La posición de ERC, PNV, Ciudadanos y Compromís será clave en el futuro de la votación de este miércoles en el Congreso. El 'no' del PP obliga al Ejecutivo a llegar a acuerdos con varios de estos partidos si quiere salvar el estado de alarma.
Madrid-
Si el Pleno de la quinta prórroga del estado de alarma se celebrase esta martes, y no el miércoles, a primera hora en el Congreso, el Gobierno se enfrentaría a la votación más ajustada de su corta trayectoria y no tendría garantías de poder sacar adelante una nueva ampliación. Los movimientos que se han producido entre el 'sí', el 'no' y la abstención en las últimas semanas dan un balance negativo a un Ejecutivo que, tras sacar adelante hasta en cuatro ocasiones la prórroga de forma holgada, ha vuelto a recuperar la calculadora que marcó eventos como el de la investidura.
De nuevo, cada voto cuenta, y cada resultado en las negociaciones con los partidos se convierte en una suma o resta crucial para permitir la ampliación del estado de alarma. El 25 de marzo los de Pedro Sánchez acudieron por primera vez a la Cámara Baja para pedir una prórroga del marco jurídico en el que el Gobierno se ampara para dictar las medidas destinadas a paliar los efectos de la covid-19.
En ese momento, la ampliación salió adelante con más de 320 votos a favor y sin ninguna oposición. Desde entonces, cada votación ha reflejado una pérdida gradual e importante de apoyos que ha arrastrado al Gobierno a la aritmética y a las negociaciones con las formaciones. De los 320 votos a favor de la primera prórroga del estado de alarma se pasó a 270 en la segunda (9 de abril) y a 269 en la tercera (22 de abril); en este momento, el Ejecutivo ya tenía 60 votos en contra de las prórrogas.
El punto de inflexión para los de Sánchez llegó en la última votación. El cambio de posición del PP, que hasta ese momento había votado a favor de las anteriores ampliaciones, encendió las alarmas en La Moncloa, un sobresalto que se agravó con el paso de ERC del 'no' a la abstención, crucial en una prórroga que precisa de una mayoría simple para salir adelante (más votos a favor que en contra).
Con este doble cambio, el Gobierno no solo perdía los 89 'síes' de los de Pablo Casado, sino que el grupo del 'no' ganaba a los 13 diputados republicanos. En un giro de los acontecimientos, el Ejecutivo volvió al terreno de las negociaciones, y en cuestión de horas cerró acuerdos con Ciudadanos y con el PNV para garantizar la supervivencia del estado de alarma. El 6 de mayo el 'sí' a la alarma contaba con mayoría absoluta (178 votos), pero estaba ya muy lejos de los 321 votos favorables logrados en la primera votación, y los partidarios del 'no' ya eran 75.
En los últimos días el Ejecutivo ha sido, de nuevo, testigo de varios cambios de posición que ponen en la cuerda floja la ampliación del estado de alarma y que apuntan hacia una votación muy ajustada. La pasada semana, tras un enfrentamiento durante la sesión de control en el Congreso entre Joan Baldoví y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, a cuenta de la financiación de la Comunidad Valenciana, Compromís anunció que dejaba de apoyar el estado de alarma.
La formación no avanzó si se sumaría al 'no' o a la abstención, pero dejó claro que no votarían a favor si los de Sánchez no atendían a varias exigencias, relacionadas tanto con la financiación del territorio como con la reivindicación de cogobernanza en la gestión de la pandemia que se reclama desde varias comunidades. En este momento, el Grupo Popular ya había decidido pasar de la abstención (su posición en la votación del 6 de mayo) al 'no' en el próximo debate de la prórroga, por lo que el Gobierno veía, de nuevo, cómo el baile de votos terminaba golpeándole doblemente.
El incremento de 'detractores' del estado de alarma planteado por el Ejecutivo no ha provocado, en ningún caso, un cierre de filas en los partidarios del 'sí'. El acuerdo con Ciudadanos de la última prórroga nació con la vocación de extenderse en el tiempo, y la formación naranja veía cumplidos los compromisos que habían acordado con el Gobierno. Sin embargo, cuando se reveló la intención de los de Sánchez de optar por una prórroga de un mes, en vez de 15 días como venía siendo habitual, los de Arrimadas manifestaron sus 'dudas' y la recién estrenada relación política enfrió sus expectativas.
Con el 'no' del PP y el cambio de Compromís, el Ejecutivo se acercó de nuevo a ERC para tratar de recuperar algo de oxígeno en la próxima votación, un movimiento en el que Ciudadanos vio la oportunidad para lanzar un órdago con el objetivo de que Sánchez dejara de mirar a las dos orillas del hemiciclo (una advertencia que los partidos del bloque de la investidura ya habían puesto sobre la mesa). "Si Pedro Sánchez elige a ERC, acuerda reunir la mesa de la vergüenza y la condiciona al estado de alarma, Ciudadanos no estará a su lado de ninguna manera", advertía este lunes el portavoz adjunto de Cs en la Cámara Baja, Edmundo Bal.
Se dinamita un acuerdo de "mínimos" del Gobierno, ERC y Cs
Con este mensaje, Bal cerraba la puerta a que el Gobierno pueda garantizarse un acuerdo "de mínimos" con ambas formaciones (ERC y Cs), para sumar los suficientes 'síes' y restar los suficientes 'noes' con los que sacar adelante la votación. Los republicanos catalanes tienen varias condiciones a la hora de negociar con el Ejecutivo (algunas relacionadas con las medidas del estado de alarma), pero la principal es que Sánchez acote en el tiempo la mesa de diálogo para resolver el conflicto político en Catalunya. Los de Arrimadas han advertido de que si esto sucede, no apoyarán de nuevo la prórroga; y no parece probable, según apuntan desde ERC, que los catalanes se muevan del 'no' si no hay avances con la mesa.
Otros partidos del 'sí', como el PNV o Coalición Canaria, también han puesto sobre la mesa sus exigencias, lo que ha obligado al Gobierno a sentarse en varias mesas de negociación para ampliar el estado de alarma. Fuentes del Ejecutivo avanzan que serán flexibles en estas negociaciones, y se muestran convencidos de que la votación saldrá adelante. Lo cierto es que los números son, en este momento, bastante ajustados.
Desde ERC han asegurado este lunes que, pese a que las conversaciones continúan, las reuniones mantenidas hasta ese momento no han motivado un cambio de posición de la formación. También desde Compromís avanzan que, aunque las negociaciones no van mal, los acuerdos son insuficientes para volver al 'sí'. El PNV todavía no quiere desvelar su posición, y los vascos han optado por confirmar su apoyo después de acuerdos concretos sobre modificaciones del estado de alarma.
En este escenario, los de Sánchez contarían con 167 votos a favor (PSOE, Unidas Podemos, PNV, Más País, Coalición Canaria, PRC, Nueva Canarias y Teruel Existe), 166 en contra (PP, Vox, ERC, JxCat, CUP y Navarra Suma) y 17 abstenciones (Ciudadanos, EH Bildu, BNG y Compromís). La fragilidad de este escenario es tan grande como su volatilidad, ya que las negociaciones continúan (y se han intensificado), mientras que un solo voto podría cambiarlo todo.
En caso de empate a 166, el Reglamento del Congreso establece que se realizará una segunda votación y, si persistiese el empate, se suspenderá la votación durante el plazo que estime razonable la Presidencia. Transcurrido el plazo, se repetirá la votación y, si de nuevo se produjese empate, se entenderá desechada la petición de prórroga, por lo que al Gobierno solo le vale tener más apoyos que votos en contra.
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