A las nueve en punto de la mañana, la misma hora en la que abrieron los colegios electorales hace exactamente cuatro años, el Govern en pleno ha comparecido para hacer una declaración institucional en la que han proclamado como "un punto de no retorno" el 1- O, que hizo tambalear la política catalana y española y aún a día de hoy la sigue marcando profundamente. 

El president de la Generalitat, Pere Aragonès, y el vicepresident, Jordi Puigneró, han leído una declaración conjunta en la que han reivindicado el legado de aquel día y han reafirmado que el Govern "se compromete a continuar el camino hacia la independencia" a través de un nuevo referéndum y mediante "grandes consensos".

"Catalunya volverá a votar. El referéndum es la solución inevitable, lo saben los catalanes y también el Estado. Es la opción para que todo el mundo se exprese", ha afirmado Aragonès en el exterior del edificio de CatSalut en el recinto de la Maternidad, en Barcelona. La ubicación del acto fue polémica al no poder celebrarse finalmente en la Escuela Industrial, el colegio electoral más grande del 1-O, que depende de la Diputación de Barcelona y denegó el permiso. 

Sin embargo, fuentes del ente, presidido por el PSC con el apoyo de JxCat, aseguraron que no había "ningún conflicto político" y que se había rechazado por cuestiones de riesgos laborales y la pandemia.

JxCat y ERC rechazaron un referéndum unilateral 

Precisamente este jueves JxCat y ERC rechazaron en el Parlament la propuesta de la CUP de fijar una fecha para un nuevo referéndum esta legislatura, básicamente unilateral, una escenificación más de la actual división estratégica entre los tres partidos independentistas. "Sólo avanzamos cuando generamos grandes consensos: fin de la represión y referéndum, autodeterminación y amnistía. La propuesta inevitable si se quiere resolver el conflicto político", ha afirmado Aragonès. 

Dos propuestas que se concretan en las resoluciones que sí salieron adelante con el apoyo de ERC, Junts y también la CUP en el pleno del Parlament este jueves, y que apostaban por explorar las vías de un referéndum acordado y llevar una ley de amnistía al Congreso.

En la declaración, el Govern se ha declarado "heredero" del 1-O y Aragonès ha remarcado que seguir el camino implica "forzar la negociación con el Estado pero no sólo", reivindicando la mesa de diálogo en la que ERC apuesta buena parte de sus cartas.

Puigneró ha recordado el 1-O como un "gran éxito popular" y el "momento fundacional de la República catalana", a pesar de la represión: "Se hizo pese a tener un Estado obsesionado en impedirlo". La violencia policial de ese día, pero también "la judicialización, la cárcel y el exilio forzoso" posterior siguen marcando la política catalana, con el último terremoto provocado a raíz de la detención del expresident Carles Puigdemont en Cerdeña. 

Aunque fue puesto en libertad rápidamente, la detención volvió a movilizar el independentismo en las calles. El próximo lunes vuelve a la isla para declarar y hay expectación sobre la respuesta de los tribunales. El juez Pablo Llarena se ha reafirmado en que la euroorden se mantiene activa y reclama su extradición, mostrando como cuatro años después continúan las réplicas del terremoto del 1-O.