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Joan Ribó se hace fuerte en València

Con los votos de Compromís y PSPV-PSOE, Joan Ribó afronta su segundo mandato al frente de la alcaldía de València. Sin la estructura de gobierno definida, Compromís y socialistas trabajan para cerrar un gobierno que debe afrontar retos mayúsculos ante una ciudadanía que exige mayor protagonismo.

El alcalde de València, Joan Ribó, sostiene la vara de mando tras haber sido reelegido este sábado con el apoyo de los votos de los concejales del PSPV-PSOE, partido con el que negocia un gobierno de coalición | EFE

Joan Ribó i Canut, que ha pasado a considerarse uno de los pocos supervivientes de los llamados gobiernos del cambio en 2015, ha reeditado su cargo como alcalde de València al frente de una segunda edición de un gobierno progresista en coalición que, esta vez, será bipartito al haber desaparecido València en Comú del consistorio municipal. Con el apoyo de los diez ediles de su grupo, Compromís, y los siete del PSPV-PSOE, Ribó se ha convertido en el máximo representante político del consistorio en una sesión de investidura a la cual ha acudido, entre otras personalidades, el también reciente investido como president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig.

En su discurso, el alcalde ha señalado que València seguirá en estos próximos años en el camino de la modernidad y la sostenibilidad, dejando atrás la losa de los tiempos más oscuros. Ha reivindicado una ciudad de barrios y de pueblos, con una ciudadanía empoderada. Gobernarán, ha dicho, desde una óptica valencianista y ecologista donde el primer compromiso será consolidar las políticas de transparencia y eficacia en la gestión de los recursos públicos. Ribó ha defendido la reafirmación de una ciudad abierta, verde y cultural, y ha puesto el acento en el impulso de la fachada marítima de la ciudad, que en el pasado fue especialmente castigada y que ahora, ha sostenido, será protagonista del cambio.

En su intervención, el primer edil ha lanzado varias reivindicaciones que seguirán siendo trasladadas a los gobiernos valenciano y español. En especial Ribó se ha referido a la atención que necesita el área metropolitana de València, la tercera más importante del Estado, para la cual reclama una inversión adecuada en materia de infraestructuras y programas de movilidad.

Pugna por el control de las concejalías

Durante las últimas semanas, los equipos negociadores de Compromís y PSPV se han reunido hasta cuatro veces para perfilar los acuerdos programáticos de esta segunda edición de la Nau. Aunque inicialmente se escenificaron algunos desencuentros por la iniciativa de Ribó de reunirse con el PP en primera instancia en una rueda de contactos, lo cierto es que Compromís siempre ha contado con el apoyo público de los socialistas para su investidura y para la formación de gobierno y, de hecho, la candidata socialista, Sandra Gómez, ha reconocido de manera reiterada la buena marcha de las negociaciones. Al parecer, las críticas de Ribó al PSPV en otros municipios como Sueca, donde los socialistas pretenden pactar con formaciones de derecha, no afectarán al entendimiento en el cap i casal.

La semana que viene se cerrará la estructura de gobierno y se conocerán los titulares de los diferentes departamentos. Baste decir que ninguno de los socios pretende renunciar a aquellas concejalías que gestionaba anteriormente. Compromís sigue entestado en mantener Fiestas sabedor de la importancia del mundo fallero, después de que el concejal Pere Fuset haya ganado simpatías entre ciertos sectores tras su gestión modernizadora. Los valencianistas tampoco pretenden renunciar a Movilidad conscientes de que, no obstante las tan duras críticas de la oposición a la gestión del carril bici de Giuseppe Grezzi, los ciudadanos han decidido no castigarla. De hecho, la movilidad sostenible es símbolo de la nueva València.

Por su parte, el PSPV no quiere ceder Protección Ciudadana e incluso propone vincularla a Movilidad, de la misma forma que aboga por continuar al frente de Urbanismo con el fin de capitalizar las disensiones internas entre los socios en esta materia. Cultura y Vivienda se mantienen en liza al quedar vacante (era gestionada por València en Comú) mientras que es previsible que Jordi Peris, a través de Compromís, maneje Participación Ciudadana.

La emergencia habitacional, punto clave del mandato

Tras cuatro años de cambio de paradigma en una ciudad acostumbrada al hermetismo de Rita Barberá, Compromís y PSPV tienen ante sí la responsabilidad de saber canalizar unas demandas sociales cada vez más exigentes, propias de las ciudades del nuevo siglo que se debaten entre el crecimiento y la sostenibilidad social y ambiental.

Precisamente esta semana, la Federación de Asociaciones de Vecinos de València, a propósito de la celebración de la Semana Ciudadana en los próximos días, hacía pública su hoja de ruta para transformar València. Además de defender mayores frecuencias de la EMT en horas puntas y nocturnas, o de abogar por unos verdaderos presupuestos participativos, cuestionados por su carácter limitativo, el ente ponía especial énfasis en la cuestión de la vivienda pública toda vez que clamaba por un plan de choque en aquellos “barrios olvidados” como Orriols, La Fontsanta, el Cabanyal, Natzaret, Torrefiel, La Punta o En Corts.

En materia de vivienda, el nuevo mandato deberá hacer frente a cuestiones tan sensibles como el encarecimiento del alquiler o el impacto de la gentrificación en ciertos barrios. La movilización ciudadana que ha tenido lugar enfrente del consistorio esta misma mañana, protagonizada por movimientos sociales en defensa del territorio, ilustra la preocupación creciente ante el modelo de ciudad que expulsa vecinos y transforma barrios en zonas elitistas. A pesar de las buenas intenciones manifestadas por el ejecutivo local en esta cuestión, que ha llegado a proponer la creación de una empresa mixta que gestione junto al Ayuntamiento la ampliación del parque de vivienda público, lo cierto es que la ciudadanía organizada —sirva como ejemplo el colectivo Entre Barris— se han mantenido especialmente activos en la reivindicación de una regulación restrictiva de los establecimientos turísticos, así como de la imposición del precio del alquiler.

Cuestión capital será la gestión urbanística. A pesar de algunos grandes logros, como la reforma de la plaza de la Reina o del entorno del Mercat Central, es aquí donde mayores desavenencias se han producido entre la concejalía que ha liderado el socialista Vicent Sarrià y los socios de gobierno. Las negociaciones con vistas a constituir el nuevo ejecutivo deberán precisar cuestiones como el PAI del Grau, que ha dividido a los socios respecto al soterramiento de vías, o el PAI de Benimaclet, que propone una construcción de viviendas en el que quedan implicados importantes intereses paisajísticos y medioambientales.

Mayoría de ciudades progresistas

En tres de las cuatro grandes ciudades del País Valenciano, los alcaldes o alcaldesas que consiguieron la investidura en 2015 repiten hoy en su asunción al cargo como primer representante de sus respectivos ayuntamientos. Además de Joan Ribó en València, el socialista Carlos González repite como alcalde de Elx gracias al Pacte del Claustre sellado con Compromís, mientras que en Castelló de la Plana será Amparo Marco, también del PSPV, la que vuelva a liderar el gobierno municipal, en el que también participarán Compromís y Unides Podem-Castelló en Moviment-EU.

En Alacant, sin embargo, el bloque progresista se quedó lejos de la mayoría. Tanto la alcaldía de la ciudad como la presidencia de la diputación provincial serán gobernadas por el PP tras el entendimiento con Ciudadanos. Luis Barcala, investido alcalde, representa en su ciudad el principal foco que la derecha gestionará en el ámbito municipal valenciano. Los dirigentes populares ya han asegurado que estas instituciones serán el principal contrapeso a las políticas del tripartito progresista de la Generalitat Valenciana.

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