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Juan Romero, experto en Doñana: "El problema del agua es el 'lobby' de empresarios insaciable que hay en Huelva"

El activista ecologista lleva toda una vida dedicada a defender la comarca de las presiones agrarias, urbanísticas y de todo tipo que sufre la zona. En esta entrevista, afirma: "El acuerdo en Doñana, si se consigue, va a ser a golpe de talonario”

Juan Romero, de la plataforma Salvemos Doñana.
Juan Romero, de la plataforma Salvemos Doñana. cedida / Público

Juan Romero (Ecologistas en Acción) lleva toda una vida defendiendo Doñana de las presiones agrarias, urbanísticas y especulativas de todo tipo que sufre la zona desde hace décadas.

Esta semana, junto a otros miembros de la plataforma Salvemos Doñana, Romero  acudió a las puertas de la sede de la presidencia de la Junta, para escuchar de primera mano lo que la vicepresidenta Teresa Ribera tuviera que decir sobre Doñana.

La Policía les tomó los datos al considerar que aquello era una concentración sin cobertura legal. Para Romero, es urgente derogar la Ley Mordaza. "No se puede asustar a la gente", asegura

En esta entrevista con Público, Romero expone los peligros que se ciernen una vez más sobre el agua de Doñana, vital para la biodiversidad, y expresa la idea de que  la ley que el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), de la mano de Vox, tiene preparada (cuya aprobación se ha aplazado unas semanas) para ampliar los suelos regables en el entorno del Parque Nacional, en contra de las instituciones europeas, del mundo científico y, también, del movimiento ecologista, pueda ser la puntilla para la Doñana que se conoce hoy. "El problema del agua es el lobby de empresarios insaciable que hay en Huelva", resume.

¿Qué pasó exactamente las puertas de la sede de la Presidencia de la Junta?

No sabíamos de este acontecimiento, de la reunión entre el presidente y la vicepresidenta. Nosotros, Salvemos Doñana, teníamos una reunión de la plataforma. Estábamos elaborando un plan de trabajo para darle una respuesta a la aprobación de la ley. Total, que estábamos reunidos y nos enteramos que la ministra y el presidente se reunían. Decidimos ir a enterarnos de primera mano.

Entonces, en la acera, sin interrumpir el libre tránsito de las personas, ni el tráfico, nada, nos reunimos. Estuvimos tres horas y media y llegó la Policía Nacional. Preguntó que quién era el responsable. Explicamos que somos una plataforma, Salvemos Doñana, y les explicamos el objetivo. Nos dijeron que no estaba comunicado y que era una concentración ilegal. Estábamos al final 15 personas. No era una concentración.

Viene la ministra, habló con nosotros y se comprometió a volver a hablar al salir. A partir de ahí, llegaron dos coches, dos furgonas de la Policía. tocábamos a posiblemente a cinco policías por cada persona cuando nosotros jamás hemos sido conflictivos, ni hemos montado nada. Bueno, pues nos esperamos. Cuando sale la ministra de la reunión, estaba en la distancia, la saludamos, y Paco Casero (miembro de la plataforma), que la conoce se acerca y nos acercamos todo el mundo.

Salió un mando de la Policía incluido a Paco Casero y le dijo que le abría un expediente por desobediencia a la autoridad, madre mía. Y al resto nos pidieron los datos. Ante eso, decimos que la primera prioridad de este gobierno es derogar la ley mordaza. No puede ser.  No se puede asustar a la gente para que no salga la calle cuando se vulneran sus derechos. Somos gente pacífica que hemos colaborado, que hemos sido muy respetuosos siempre con la policía. Siempre. Jamás hemos tenido un conflicto.

Que vengan más o menos a atemorizar a gente pacífica como nosotros, que estamos defendiendo a los legales a los ilegales mientras a los del ilegales los amnistían...

¿Es posible un acuerdo en Doñana a la vista de las posiciones tan encontradas?

El acuerdo, si se consigue, se va a conseguir a golpe de talonario. Esto ya lo hemos visto antes, cuando hubo un conflicto hace aproximadamente 30 años. Se trataba de una urbanización turística,  de miles de plazas hoteleras en Matalascañas. Nosotros decíamos que no.

El entonces presidente de la Junta Manuel Chaves nombró a una comisión de expertos y se ordenó el territorio. Se hicieron en aquella ocasión los primeros planes operativos, los primeros planes de desarrollo sostenible, ¿Qué ocurrió? Que se gastaron el dinero en hacer chiringuitos que actualmente están todos abandonados. Un despilfarro de dinero público.

¿Qué va a ocurrir ahora? Para solventar, para superar el conflicto que tenemos pues lo mismo: va a ser a base de talonario, de un premio. Meter a todos en el mismo saco sería injusto, pero por regla general van a premiar a aquellos que no han cumplido la ley y los planes de ordenación.

¿Para qué van a servir estos fondos? Hombre, si realmente se van a destinar para apoyar al tejido productivo, a la agricultura ecológica, a las plantaciones de frutos rojos que caben en Doñana, si se reconvierten a la agroecología, si son explotaciones familiares, si se apuesta por el cooperativismo y no por el fondo de inversión, pues ese valor añadido, puede repercutir en el territorio.

Ahora bien. Esto es otro capítulo. ¿Vamos a seguir ocupando monte público, vamos a seguir abriendo pozos ilegales, vamos a seguir transmitiendo a la sociedad que si no se cumplen las leyes no hay problema? Es muy peligroso el mensaje.

Pero bueno. Hay que agarrarse: si hay capacidad de racionalidad y de solventarlo de una manera justa, pues al menos vamos a abrirnos a la esperanza.

¿Se refiere a que les van a comprar las tierras a buen precio? ¿Qué alternativas o escenarios se abren ahora? 

La situación es bastante compleja. La propia ministra y la Junta han nombrado un equipo técnico que la semana próxima se van a poner a trabajar. Nosotros, si somos convocados, lo primero que  vamos a decir es que existe un consejo de participación en Doñana donde están todos los actores implicados, empezando por los agricultores. Ahí es donde había que llevar el asunto.

Vamos a recordar el punto de partida para no perdernos. En el 2014 se aprobó el plan de la fresa y se estableció la línea y se dijo: no se pueden continuar admitiendo ocupaciones de suelo forestal (para regadíos). Ya venía con retraso porque el Plan de Ordenación Territorial de ámbito de Doñana fue aprobado a finales del año 2003. O sea, los (regantes) legales que hoy estaban diciendo que son legales la mayoría de ellos había hecho lo mismo, lo que pasa que entraron en la legalización. 

Bueno, a partir del 2014 se establece otra línea divisoria y ya no tenían encaje legal y se quedaron fuera. ¿Qué pasó? Que recurrieron. Presentaron más de 3.000 alegaciones. Las desestimaron todas. Por lo tanto esta gente que ha reclamado no tiene absolutamente ninguna carta jurídica para seguir trabajando. Literalmente, por lo tanto, están fuera de ordenación y fuera de la ley.

Lo primero que hay que hacer es poner encima de la mesa un diagnóstico de toda la situación. Por municipio, cuánta superficie ilegal hay. Saber realmente de qué superficie estamos hablando. Segundo, ¿Quienes son los propietarios? No es lo mismo un propietario que tenga 100 hectáreas y de esas 100 hectáreas tiene diez que son ilegales, que un agricultor que tenga tres hectáreas y que se quede sin ellas. Es un caso completamente diferente.

Una oficina técnica con personal técnico debe estudiar lo que estamos planteando. Sin embargo, ¿Qué pasó? Que desde el 2014 hasta la fecha ninguna de las administraciones ha creído en el plan de la fresa. No han creído. Ha habido una dejación de funciones y el embrollo se ha ido acumulando. Si una oficina técnica hubiera dado una respuesta a cada caso no hablaríamos del conflicto que tenemos actualmente.

Los pozos. Ni la propia Confederación sabe cuántos hay. Hay una cantidad de pozos dispersos por el monte, tapados y ocultos, que no los sabe la administración. Recientemente denunciamos en la parte de Sevilla una serie de pozos tapados por lonas. Existen pozos que son de un diámetro muy reducido y no los detectan. Ese es otro trabajo que hay que hacer.

Inventariar y poner contadores y el siguiente paso: crear comunidades de regantes y asignar una dotación de agua. Y los pozos se cierran todos. Si no, no se recupera.

Si esto no se arregla, ¿Qué es lo que puede pasar en Doñana?

Doñana lleva años que parece un secarral. No tiene agua. Si cogemos una foto aérea, vemos que el agua está en las balsas de regadío y en veta la Palma, la finca que va a comprar ahora la Junta de Andalucía. Doñana está seca. Las aves que a finales de octubre empiezan a llegar pues se quedarán en la Camarga, se irán a Portugal. Las aves tienen menos problemas, pero la importancia que tenía Doñana como lugar de invernada de las aves, pues (se quedará en) cero patatero. 

Doñana históricamente ha recibido una presión sistemática permanente para transformarla en agricultura. A Doñana le amputaron el río Guadiamar, le amputaron las aportaciones de agua superficiales. Doñana depende del agua de la lluvia y si no llueve, se seca.

En su experiencia, ¿este es el momento más crítico, más peliagudo o cómo lo ve con la perspectiva?

Doñana históricamente ha sufrido una especie de acoso y un intento de derribo, pero ahora le van a dar la puntilla. La Doñana que teníamos está muy tocada, herida de muerte. Será otra Doñana, con otros ecosistemas diferentes.

La palabra Salvemos Doñana es una palabra que engloba cierto sentimentalismo porque tiene mucha historia. La primera persona, hace más de 50 años, fue José Antonio Valverde que, en plena dictadura de Franco, fue capaz de pelear para salvar Doñana. Valverde convenció a Franco con una campaña internacional y con propietarios, grandes propietarios bodegueros de Jerez que se pusieron de acuerdo y lograron crear el Parque Nacional.

Luego, hubo otro intento en los años 90 con la urbanización turística que se llamaba costa Doñana. Aquello fuimos capaces de darle una respuesta y pararlo. Y hubo otro intento en el 2016-17 cuando quisieron convertir el suelo en un almacén de gas. Y también hicimos una gran manifestación y ese proyecto ha quedado parado.

Y ahora ahora pues con el tema del agua, de la amnistía, estamos en el cuarto intento de salvar Doñana. Creemos que Doñana hay que defenderlo porque es un símbolo. Simplemente: Doñana es singular, es un espacio único y tiene una importancia clave para la biodiversidad de primer orden. Más de 600.000 aves invernantes pasaban por Doñana. Es lugar de reproducción y hay especies que están en peligro crítico.

Doñana es por lo tanto un espacio único que curiosamente, tiene todos los reconocimientos internacionales. Solo nos falta la bendición papal, que la vamos a pedir (bromea). Lo demás lo tiene todo ¿Qué tiene que ocurrir para darle más reconocimiento a Doñana? Y sin embargo, es el espacio más amenazado.

Hay gente que ha sufrido seguramente una injusticia, pero ¿existe en la comarca esa conciencia de que no hay agua suficiente?

Yo siempre he dicho que hay que estudiar caso a caso, las pequeñas explotaciones familiares, y no hay que dejar tirado a nadie, absolutamente a nadie. Como persona, como ecologismo social, que defendemos, hay que atender y escuchar a todo el mundo y si tienen problemas, hay que intentar ayudarlos, no dejarlos tirados. Ese problema se puede abordar.

El problema es que hay un lobby en Huelva de grandes empresarios, que es insaciable, además de muy fuerte porque tiene arraigo y es un instrumento político y de la patronal. No quieren comprender que la agricultura tiene que tener límites como cualquier actividad y piensan que la agricultura tiene que ser infinita y que tiene que regularla al mercado.

Hay ahora mismo unas 40.000 hectáreas de regadío en Huelva. La mayoría son de grandes empresas, foráneas, fondos de inversión que están aterrizando, que están captando suelos, suelos baratos, están especulando con los suelos y que están presionando. Juegan con el suelo. No tenemos agua para la superficie que tenemos y sin embargo, quieren aumentarla e intentan que la administración pública gaste el dinero público para hacer infraestructuras.

Agua hay con límites y hay que cerrar pozos. No cabe una hectárea más. Van a querer mantener este conflicto permanente y dicen que en Huelva es muy abundante, que sobra el agua. En la sierra hay doce pueblos que tienen restricciones de agua, apenas unas horas. Si seguimos así, la burbuja de regadío estallará y se llevará por delante a los buenos agricultores.

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