El Partido Popular ganó en Galicia por más de nueve puntos al PSOE en las municipales celebradas el pasado domingo, es decir, tres veces la diferencia entre ambos partidos que arrojaron de media las urnas en todo el Estado. Pero los efectos reales de esa victoria serán mucho menos contundentes.

La ciudad gallega más grande que podrán gobernar los de Feijóo es Ferrol, con 64.000 habitantes. Vigo, A Coruña y Lugo tendrán alcalde y alcaldesas del PSOE, y Santiago y Pontevedra, del Bloque Nacionalista Galego (BNG).

El PP ganó en 191 de los 313 municipios de la comunidad y obtuvo 554.000 papeletas, 50.000 más que hace cuatro años. Y salvo en Vigo, el lo hizo también con relativa claridad en las ciudades.

Sin embargo lo hizo sin mayoría absoluta, lo que permitirá que socialistas, nacionalistas y los pocos supervivientes que quedan del naufragio de las mareas pacten gobiernos que frustran el objetivo de los populares de aumentar su poder urbano de cara a las generales.

Ferrol nunca repite alcalde dos mandatos seguidos

La única urbe donde eso no sucederá es en Ferrol, la más pequeñas de las siete grandes, donde José Manuel Rey Varela ha seguido la tradición que distingue a la ciudad: ningún alcalde en toda la historia de la democracia ha conseguido repetir mandato consecutivamente. Él, que lo fue entre 2011 y 2015, volverá a serlo tras el 28M.

El PP sólo tenía hasta ahora una diputación provincial, la de Ourense, en la que Manuel Baltar sólo tiene doce escaños, uno por debajo de la mayoría absoluta, por siete del PSOE, tres del BNG y otros tres de Democracia Ourensana, el partido de Gonzalo Pérez Jácome.

El polémico regidor, ganador de los comicios municipales, no necesita ahora del PP para llegar a la Alcaldía, y parece decidido a cumplir la promesa que traicionó en 2019 y hacer caer a Baltar para, si el BNG se presta a ello, apoyar al candidato socialista, Rafael Rodríguez Villarino.

El PP compensaría la pérdida de la Deputación ourensana con la de Pontevedra, hasta ahora gobernada por una coalición entre PSOE y BNG presidida por Carmela Silva, persona de confianza del alcalde de Vigo, Abel Caballero, que sigue intratable en su ciudad con 19 de sus 27 ediles.

A Silva la sucederá probablemente Marta Fernández Tapias, la candidata del PP en la urbe más poblada de Galicia, donde al menos ha logrado arrebatarle a Caballero un concejal.

A Coruña y Lugo, para el PSOE

Como en Ourense, los populares también tienen una mayoría minoritaria en la Deputación de A Coruña, 14 de 31 diputados, que sin embargo no servirán para derrocar al socialista Valentín González Formoso. El secretario xeral del PSdeG y alcalde de As Pontes sufrió una seria caída en su pueblo al perder mil votos y cinco concejales.

En la Deputación, los socialistas pasan de once a diez representantes, pero González Formoso podrá seguir al mando gracias al previsible apoyo del BNG (seis actas) y Alternativa dos Veciños (1), el partido del alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, que ha renovado su mayoría y ha conseguido además representación en varios municipios de la comarca y más allá, como Fisterra, donde podría decidir el Gobierno local.

Por su parte, el PP lucense pasó del sueño a la pesadilla en la noche electoral. Mientras duró el recuento, la Deputación estuvo basculando entre populares y socialistas.

El error de dos funcionarios en el municipio de Castro de Rei y en colegio electoral de Lugo atribuyendo al BNG votos que en realidad eran para el PSOE, hicieron pensar al PP que su secretaria provincial y candidata en Lugo, Elena Candia, contaría con trece escaños, y por tanto la mayoría absoluta para  recuperar una institución que gobernaron durante 25 años pero que se les resiste desde hace trece. 

A la espera de que la Junta Electoral resuelva el enredo, todo parece indicar que el PP se quedará con doce asientos, y que el socialista José Tomé, alcalde de Monforte de Lemos sumará 10 a los tres del Bloque para seguir adelante otra legislatura.