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El PSC refuerza el liderazgo de Illa para preparar su asalto a la Generalitat

La formación celebra su congreso este fin de semana con la participación de Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero, una cita que servirá para poner a punto la maquinaria del partido de cara a las futuras elecciones al Parlament. 

El primer secretario del PSC, Salvador Illa, a su llegada a una sesión plenaria, en el Parlament, a 5 de marzo de 2024, en Barcelona, Catalunya (España)
El primer secretario del PSC, Salvador Illa, a su llegada a una sesión plenaria, en el Parlament, a 5 de marzo de 2024, en Barcelona, Catalunya (España). Kike Rincón / Europa Press

Con el objetivo de escenificar el refuerzo del liderazgo de Salvador Illa y aprobar una nueva hoja de ruta después de haber recuperado la hegemonía electoral en Catalunya, el PSC celebrará este fin de semana su 15º congreso con una intención de fondo muy clara: preparar el asalto a la Generalitat.

La cita, que tiene como escenario el Palau de Congressos de Barcelona, se alargará desde el viernes por la tarde hasta el domingo a mediodía, y contará con la participación de Pedro Sánchez en el acto final y con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero a la apertura. La previsión es que reúna a unas 2.000 personas, entre los delegados del partido y los invitados.

Primer secretario de los socialistas catalanes desde el cónclave de diciembre del 2021, a pesar de que entonces ya hacía casi un año que de facto era el líder del partido, Salvador Illa será entronizado nuevamente en el cargo el sábado a mediodía, en lo que será un simple trámite, puesto que la suya es la única candidatura.

En cualquier caso, el acto supondrá un nuevo refuerzo a un liderazgo de Illa ahora mismo totalmente consolidado a nivel interno y una nueva plataforma de proyección para su gran objetivo político a corto plazo: llegar a la presidencia de la Generalitat, un cargo que el PSC no tiene desde 2010.

La receta de Illa para lograrlo es la crítica dura al Govern; el ataque a los partidos independentistas por la "década perdida" que, según su formación, ha supuesto el Procés; la voluntad de lograr "grandes consensos" para dejar atrás, definitivamente, la política de bloques; la capacidad de diálogo y estabilidad institucional —como muestran los acuerdos de los dos últimos presupuestos de la Generalitat— y las promesas de "prosperidad" basadas en un modelo de crecimiento económico con apuestas como la ampliación del aeropuerto del Prat.

Además de la ratificación de Illa, el congreso del fin de semana también escogerá la ejecutiva que lo acompañará —la presidenta de la Diputación de Barcelona, Lluïsa Moret, se convertirá en la viceprimera secretaria— y validará la estrategia del partido. Pero está claro que la prioridad será poner la maquinaria de la formación a punto para las próximas elecciones al Parlament, que en principio se tendrían que celebrar el febrero del año próximo.

Unos comicios en que los socialistas necesitan ratificar su triunfo del 14 de febrero del 2021, pero ampliar la ventaja sobre ERC y Junts y, sobre todo, torpedear cualquier opción de mayoría independentista para garantizarse un retorno a Palau de la Generalitat casi 15 años después.

Recuperación electoral

El 30 de diciembre de 2020 Illa fue designado candidato del PSC a las elecciones al Parlament del 14 de febrero siguiente. Fue un movimiento relámpago que comportó la sustitución sorpresa de Miquel Iceta por quien entonces era ministro de Sanidad, con la voluntad de aprovechar electoralmente su buena valoración ciudadana a raíz de la gestión de la pandemia de Covid-19.

La apuesta salió bien y en aquellos comicios el PSC se impuso con 33 diputados —los mismos que ERC y un más que Junts— y el 23% de los votos, algo más de 650.000 en total. No era un triunfo más, sino que supuso la primera victoria de los socialistas catalanes en las urnas desde las elecciones europeas de 2009, es decir, 12 años antes.

Desde entonces, el PSC ha sido también la fuerza más votada tanto en las municipales como en las generales del año pasado, cuando volvió a superar el millón de votos por primera vez en más de una década.

Además de contribuir decisivamente a la continuidad de Pedro Sánchez a la Moncloa en el ámbito estatal, en el último ciclo electoral también ha recuperado la alcaldía de Barcelona —a pesar de no imponerse en los comicios en la ciudad—, que no tenía desde 2011, y la presidencia de la Generalitat —que solo ha ostentado de 2003 a 2010— es la pieza que le falta.

El partido ha dejado atrás la crisis que sufrió durante la etapa más intensa del Procés

En cualquier caso, es evidente que el partido ha dejado atrás la crisis que sufrió durante la etapa más intensa del Procés, cuando experimentó varias escisiones del antiguo sector catalanista y tuvo los peores resultados de su historia en los comicios catalanes, municipales y generales.

Los últimos años, primero bajo el liderazgo de Miquel Iceta y después con Salvador Illa, los socialistas han engrasado una relación de confianza con algunos de los principales lobbies del país —desde el Cercle d'Economía a Foment del Treball— y han asumido propuestas que podríamos considerar desarrollistas y más propias de otra época —ampliaciones de grandes infraestructuras o defensa del megacomplejo del Hard Rock—, pero que siguen teniendo apoyos amplios.

Todo ello le ha permitido presentarse como una formación que hace del orden, la estabilidad y la responsabilidad algunas de sus supuestas virtudes, en contraposición al caos y desorden que, en su opinión, ha vivido la Catalunya gobernada por los independentistas en la última década. Dicho con otras palabras, el PSC de Salvador Illa se ha convertido en un partido previsible, que no depara sorpresas.

Una receta que también queda clara en la ponencia política que se aprobará en el congreso, a la espera de los cambios que pueda experimentar con la votación de las enmiendas.

Refuerzo del autogobierno y mejora de la financiación

Más allá de una parte inicial dedicada a las propuestas socialistas a nivel más global, la parte que acapara más atención del documento es la segunda, que lleva el explícito título "un proyecto para Catalunya". Es aquí donde se afirma que "nuestro objetivo es gobernar la Generalitat de Catalunya", y más adelante se insiste que "Catalunya se merece abrir una nueva etapa de mirada larga con el liderazgo y el equipo de gobierno del PSC al frente de una Generalitat que recupere la confianza institucional de toda la ciudadanía".

Ganar en Catalunya es fundamental para Sánchez después de la pérdida de poder autonómico sufrida por el PSOE

Conseguirlo también es fundamental para Pedro Sánchez, después de la pérdida de poder autonómico que sufrió el PSOE el año pasado y para contrarrestar los ataques de la derecha y la extrema derecha por la aprobación de la amnistía.

El documento es muy crítico con el Procés y elogia la política de diálogo iniciada por el Gobierno de Pedro Sánchez, que siempre según la visión socialista ha servido para pasar página del conflicto territorial. Según la ponencia, "la Catalunya de 2023 está muy lejos del aislamiento, la crispación y la tensión paralizantes de 2018 heredadas del gobierno del PP y el desgobierno de Catalunya", un desgobierno del cual hace responsable "solo a la Generalitat" para añadir que el Govern "lleva demasiados años fallando".

En un claro dardo a Pere Aragonès y a ERC —su principal rival a las elecciones al Parlament, según las encuestas—, el texto también asegura que "no nos podemos dejar arrastrar por el fatalismo de una Generalitat sin rumbo y sin timonel". La hoja de ruta del PSC también aboga por "llegar a grandes pactos en el ámbito de la educación, de la sanidad, de las infraestructuras y la conectividad del país, así como más recursos con una mejor financiación y plantear de una vez por todas una mejora real de la administración".

En la cuestión nacional, la apuesta de los socialistas catalanes pasa por reforzar el autogobierno y, sobre todo, por conseguir la mencionada mejora de la financiación autonómica, una cuestión que también demandan buena parte de las organizaciones económicas y sindicales del país y que es urgente después de que el actual modelo acumule más de una década caducada.

De hecho, también es uno de los principales objetivos a corto plazo del Govern de Aragonès, que quiere negociar con el ejecutivo estatal en los próximos meses un modelo "singular" para Catalunya. Propuestas, en cualquier caso, que implican dejar atrás la etapa del Procés. Veremos si son suficientes para convertir a Salvador Illa en el presidente de la Generalitat.

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