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Referéndum sobre la monarquía y la república 'The New York Times' da voz a quienes exigen la abolición de la monarquía española

Un reportaje refleja el descontento popular en Mallorca, bastión y refugio veraniego de la familia real hasta que estalló el caso Urdangarin, tras un referéndum no vinculante en Valldemossa en el que se impusieron los partidarios de la república.

Letizia, Felipe VI y el rey emérito Juan Carlos I, en una foto de archivo. / EFE

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El diario The New York Times publicó este fin de semana un reportaje sobre un polémico referéndum sobre la monarquía celebrado en la localidad mallorquina de Valldemossa a finales de marzo, en el que 97 ciudadanos votaron a favor de la república y 25 por la continuidad del rey Felipe VI.

El periódico neoyorquino esboza un paisaje real —Mallorca, como retiro de Juan Carlos I, instalado en el Palacio de Marivent y aficionado a navegar— y otro, más que irreal, nefasto para el rey emérito: Mallorca ha sido escenario de los casos de corrupción protagonizados por su yerno, Iñaki Urdangarin, lo que desembocó en la abdicación en favor de Felipe.

El extenso artículo, fechado por Raphael Minder en esta población de dos mil habitantes —cuyo alcalde honorario es el propio Juan Carlos I—, subraya el carácter simbólico y no vinculante del referéndum, pero trasluce la necesidad de incluir el debate sobre la forma de Gobierno en la campaña de las elecciones generales del 28 de abril.

El periodista lanza algunos dardos contra la familia real, como el uso de Marivent como residencia real, cuando el propietario lo había legado para un museo, así como el jarro de agua fría para la relación entre los borbones y la isla tras la implicación de Urdangarin, marido de la infanta Cristina, quien fue absuelta de dos delitos fiscales, pero tuvo que devolver el dinero procedente de los negocios ilícitos del exjugador de balonmano, condenado a más de seis años de cárcel.

"Lo que realmente importa es que ahora podemos discutir abiertamente sobre el papel de la monarquía", declaró Dídac Alcalà i Villa, concejal del partido que impulsó el referéndum, La Valldemossa que Volem (VqV). "La monarquía sólo ha sido buena para Mallorca en la medida en que algunos de nuestros políticos y empresarios probablemente se enriquecieron a cambio de lujosos favores que le habían hecho a la familia real", añade la vecina María Aguilar.

A partir de aquí, el autor del reportaje se plantea la base social que realmente apuntala la institución en nuestro país, para lo que se vale de una votación informal, pero llevada a cabo en un lugar simbólico.

“Es difícil medir el nivel actual de apoyo para la familia real, particularmente desde que el Centro de Investigaciones Sociológicas, controlado por el Estado, eliminase una pregunta sobre la monarquía de sus encuestas sobre la opinión pública en 2015”, escribe Raphael Minder. “Bajo la presión de políticos de izquierda, se espera que el CIS incluya pronto la cuestión real en sus encuestas”.

El texto también se hace eco de los presos catalanistas encarcelados y juzgados en el Tribunal Supremo por el procés soberanista, al tiempo que señala que la postura de Felipe VI sobre el conflicto terminó uniendo a separatistas y antimonárquicos, que “encontraron un terreno común” para luchar contra el Estado.

El rey acusó en 2017 a los líderes separatistas de una "deslealtad inadmisible" tras el referéndum del 1-O, una jornada en la que se produjeron enfrentamientos entre los votantes y la policía española, señala el autor.

"El rey hizo una intervención decisiva en Catalunya, pero eso ayudó a que se uniesen a los que protestaban contra la monarquía y los que habían forzado un referéndum independentista", explica Pericay.

Mientras, el autor refleja las horas bajas que atraviesa la corona. “Algunos votantes en Valldemossa dijeron que querían abolir la monarquía porque se trata de una institución obsoleta, pero que no deseaban que Mallorca se independizase de España”.

Y cede la voz al concejal de La Valldemossa que Volem: "Abolir la monarquía significa tener un Estado moderno", una cuestión de calado que “encuentra más consenso que cualquier otra cuestión territorial".

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