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El viaje extremo de Gonzalo Santonja: del comunismo y apoyo de Alberti a consejero de Vox en Castilla y León

Militante en el PCE en la clandestinidad, simpatizante de HB y beligerante con la dictadura, el periplo vital y político del nuevo fichaje de Vox se caracteriza por una sorprendente fluidez.

El escritor Miguel Delibes junto a Gonzalo Santonja, Rafael Alberti y María Asunción Mateo en El Escorial, en julio de 1991.
El escritor Miguel Delibes junto a Gonzalo Santonja, Rafael Alberti y María Asunción Mateo en El Escorial, en julio de 1991. Fundación Miguel Delibes

En política, como en la vida, hay trayectorias difusas. Predominan, eso sí, los desvíos a la derecha. Atajos que, por lo general, desembocan en postulados que lindan con lo reaccionario. Ya saben, aquella frase mítica de Willy Brandt convertida en mantra: "Quien de joven no es comunista, es que no tiene corazón. Quien de viejo es comunista, es que no tiene cabeza".

Muchos son los prohombres de nuestro país que han seguido a rajatabla la hoja de ruta esbozada por Brandt. Muchas semblanzas nos hablan de jovencitos revolucionarios, que no dudaron en blandir orgullosos y contestatarios sus banderolas izquierdistas, para luego –Transición mediante– languidecer bajo la sombra de la socialdemocracia. 

El caso de Gonzalo Santonja es, si cabe, más extremo. Hasta el punto de que se podría calificar de auténtico bandazo. Nacido en Béjar (Salamanca) en 1952, Santonja militó en el Partido Comunista de España en el año 1969, con apenas 17 años. Su compromiso con el PCE le costó incluso un juicio por el Tribunal de Orden Público y un breve exilio en Francia que no tardó en rechazar. 

A caballo entre Francia y España durante un tiempo gracias a un pasaporte falso, Santonja se codeó con la intelectualidad antifranquista de la época, lo que le permitió conocer al poeta Rafael Alberti, que terminaría por convertirle en asesor cultural de su fundación. 

Llegado a este punto, cabe preguntarse cómo habría reaccionado aquel bisoño militante antifranquista si alguien venido del futuro le hubiera confesado al oído que, medio siglo después, se convertiría en el consejero de Cultura de Castilla y León de Vox; una formación –habría que explicarle al mozalbete revolucionario– ultraderechista negacionista de la dictadura

Desconocemos cuál habría sido su reacción. No es descartable que optara por inmolarse junto a una bandera con la hoz y el martillo. Pero son conjeturas. El caso es que el viraje de Santonja causa estupor. No en vano pertenece a una familia con pedigrí comunista, ya que está casado con Dolores Grimau, hija del histórico político comunista, Julián Grimau, dirigente del PCE ejecutado en abril del 63 por el régimen de Franco bajo la acusación de "rebelión militar continuada". Con Fraga en el Consejo de Ministros que le condenó, por cierto. 

Coqueteo con la izquierda abertzale

Esta es otra de las sorpresas que nos depara la sin par trayectoria vital y política de Santonja. Vestigios documentales señalan que estuvo presente en un acto de Herri Batasuna en Oiartzun, Gipuzkoa. Su simpatía con la izquierda abertzale le llevó a defender públicamente a Telesforo Monzón, uno de los fundadores de la coalición política HB. Suya es, por cierto, una carta al director de El País fechada el 17 de febrero de 1979, con el elocuente título de En defensa de Telesforo Monzón:

"Desde hace algunos días seguimos con interés y perplejidad las noticias aparecidas en la prensa sobre la detención y el procesamiento del caracterizado pacifista Telesforo Monzón. Desconocemos, naturalmente, los hechos que se le imputan, pero de todas maneras, sean cuales sean, queremos manifestar desde aquí nuestra solidaridad con Telesforo Monzón y con todo lo que él ahora representa".

Cabría preguntarse ahora la reacción de Santiago Abascal al leer estas líneas de Santonja en apoyo a uno de los precursores de HB. Supongo que nunca lo sabremos. Pero sigamos con la hemeroteca. Leamos ahora un extracto de un artículo de opinión publicado en El País el 12 de enero de 1984 bajo el título La literatura del exilio o nuestro exilio de la literatura, texto en el que un ya talludito Santonja le pasa revista al franquismo. Ahí es nada:

"Todos fuimos exiliados españoles, incluidos, por supuesto, los jóvenes españoles que no vivimos la guerra; a la fuerza y por la intransigente falta de generosidad de la fuerza encaramada en el poder, exillados de una parte fundamental de nuestra propia literatura, formados con la decisiva limitación de su ausencia".

Largo periplo institucional

Camaleónico en lo político, Santonja es todo un superviviente que ha sabido cobijarse en lo institucional largo tiempo. Su capacidad de mutación le ha permitido presidir el Instituto de la Lengua, dependiente de la Junta de Castilla y León durante casi dos décadas. Santonja es, además, catedrático en la Complutense de Madrid, por no hablar de sus numerosas membresías: pertenece a la Academia Norteamericana de la lengua Española (ANLE), la Academia Argentina de Letras y la Academia Filipina de la Lengua Española y ha codirigido, entre 2010 y 2019, el Foro Internacional de Filología de la Feria del Libro de Guadalajara (México).

A través de un comunicado, Vox sacaba pecho de su nuevo fichaje alegando que ha publicado más de treinta libros de ensayo, así como cinco obras sobre el toreo y sus orígenes. Fue vicedirector y fundador de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense en El Escorial y asesor de entidades y fundaciones como V Centenario del Tratado de Tordesillas

Intensa trayectoria la de Santonja. Estaremos atentos a sus nuevos desvíos.

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