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Agricultura quiere prohibir las renovables en suelo de regadío y obvia las consecuencias de la crisis climática

Luis Planas ha publicado el borrador de una ley que cuenta con un único artículo para impedir que los promotores implanten parques eólicos o solares en suelo de regadío.

Un hombre trabaja en la recolección de limones en el municipio de Santomera, Murcia.
Un hombre trabaja en la recolección de limones en el municipio de Santomera, Murcia. Edu Botella / EUROPA PRESS

El Ministerio de Agricultura quiere prohibir la instalación de proyectos de energía renovable en suelo de regadío. El departamento dirigido por Luis Planas ha publicado ya un escueto borrador que consta de un único artículo y que busca "proteger" estas áreas –las más productivas del campo español– de la expansión de las energías limpias.

El borrador afectará también a aquellos suelos que se hayan transformado artificialmente para pasar de cultivos de secano a regadío y sean zonas declaradas de interés del Estado, incluidas las tierras que hayan recibido inyecciones de dinero público, como la PAC u otras ayudas del Estado. 

Se marca una excepción para las instalaciones de generación de energía renovable que estén vinculadas al funcionamiento y operatividad del regadío, como por ejemplo las placas solares que puedan nutrir los motores de las desaladoras en los cultivos del levante español.

En el borrador, no se hace mención a la coyuntura de crisis climática y su incidencia en los recursos hídricos del país. Según la Oficia Española de Cambio Climático, los cultivos de regadío son los más expuestos a este problema y hay algunos alimentos, como el maíz o la remolacha, que podrían bajar su producción en un 50% de cara a 2030 por la falta de agua. 

Desde la Fundación Renovables, entidad que ya ha presentado alegaciones al proyecto, consideran que se está lanzando un mensaje equivocado al proteger únicamente las tierras de regadío. El efecto de esta ley podría llevar, según interpretan, a que los campesinos que cultiven en secano (olivo, vid, almendros...) y estén en régimen de arrendamiento cambien a cultivos de regadío para protegerse y evitar que los propietarios de la tierra puedan alquilar el suelo a promotores de renovables que paguen más por ello. 

"El mensaje es cámbiate a regadío, a pesar de que eso implica que a medio plazo, por el cambio climático, se van a tener que dar muchas más subvenciones a estos cultivos para poder garantizar la producción con tanto estrés hídrico. El criterio va en contra de la sostenibilidad", argumenta Ismael Morales, portavoz de la Fundación Renovables. "El texto no tiene en cuenta la adaptación al cambio climático; el término no aparece por ningún lado. No tiene ningún sentido prohibir todo sin motivo, sólo porque haya presión social", agrega. 

En España, la superficie regada representa el 23% de la superficie agraria útil, pero estas tierras son las que más rendimiento ofrecen, ya que representan el 65% de la producción vegetal del país, según los datos del Ministerio de Agricultura. Precisamente la rentabilidad de estas tierras son uno de los grandes argumentos incluidos en las disposiciones del borrador. El texto, además, habla de una "incompatibilidad" entre las centrales renovables y la agricultura que, a la larga, termina repercutiendo en "una despoblación del medio rural".

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