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Desahucios Detener un desahucio para poderse mudar: el barrio de Tetuán se organiza para defender a una vecina

El próximo viernes la PAH de Madrid y Obra Social Tetuán intentarán frenar el desalojo de una vecina a cargo de tres menores. Pese a que ha encontrado un nuevo domicilio, la afectada pide unos días más para no perder todos sus enseres y poder hacer la mudanza.

Jamila Chtaibi frente a su portal en el barrio madrileño de Tetuán.
Jamila Chtaibi frente a su portal en el barrio de Tetuán.   cedida.

Un nuevo desahucio se cierne en la capital. Jamila Chtaibi, a cargo de tres menores de 3, 7 y 11 años, lleva pidiendo una vivienda pública desde hace más de una década. Siempre se la han denegado desde los servicios sociales del Consistorio madrileño pese a cumplir con los requisitos de acceso, denuncia Obra Social Tetuán. Cobra el Ingreso Mínimo Vital (IMV) y el piso en el que vive actualmente pertenece a un pequeño propietario, a quien continuó pagando el alquiler incluso meses después de que hubiera sentencia firme en cuanto al alzamiento de la vivienda. El marido de una amiga suya trabaja en la embajada de Marruecos: ha sido él quien ha avalado a Chtaibi para encontrar un nuevo inmueble en el que establecerse.

La afectada pide, tan solo, diez días más en la casa habitual para poder hacer la mudanza, pues le es imposible trasladar todos los enseres, muebles y utensilios que han permanecido en la vivienda desde hace doce años, el tiempo que lleva habitándola. El pasado 31 de mayo firmó el contrato que le abrirá las puertas de su nuevo hogar, una fecha muy próxima a este 4 de junio, el día indicado para el desahucio. "Hago lo que puedo con la mudanza, pero a cargo de tres niños pequeños no tengo tiempo para mucho más que su cuidado", relata la afectada a Público.

El IMV es lo único que le salva de no pasar hambre y, ahora, de poder tener una nueva vivienda. De los 984 euros que ingresa mensualmente, 550 los utilizará para pagar el nuevo alquiler cerca de la casa en la que vive actualmente, firmado con otro particular. Chtaibi llegó a España en 2001 y su último trabajo fue en marzo del año pasado, limpiando una gestoría. "A veces está mi marido conmigo, hace chapuzas siempre que puede. También suele trabajar en empleos de temporada, como ganadero o recolector, y eso le hace estar fuera de casa durante mucho tiempo", dice esta vecina del barrio de Tetuán.

El cartel realizado por la PAH de Madrid y Obra Social Tetuán.
El cartel realizado por la PAH de Madrid y Obra Social Tetuán. PAH de Madrid y Obra Social Tetuán.

Su historia se remonta a 2019, cuando finalizó el contrato de alquiler y su casero no quiso renovárselo. "Tampoco me dio la opción de esperar a encontrar otro alquiler, además que los precios están muy altos y en todos los lados te piden nóminas y avales que no tengo", agrega ella misma. De hecho, tan solo en una de las inmobiliarias a las que se ha acercado Chtaibi ha aceptado el aval que ahora le sirve para entrar a vivir en su nuevo domicilio. Preguntada por ello, la madre de los tres menores afirma que lo ha tenido más complicado que otras personas por ser migrante y natural de Marruecos.

La vivienda es de un particular

El colectivo Obra Social Tetuán, dentro de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), ha acompañado a Chtaibi desde que llegó a la asamblea hace dos años. Cuando conocieron su caso, supieron que se enfrentaban a algo diferente a lo habitual, pues el propietario del inmueble no era ningún banco ni fondo buitre, sino un particular. "Se les terminó el contrato pero ella y su marido estaban en paro y sin dinero, así que siguieron viviendo en la casa. Le continuó pagando el alquiler hasta que llegó la pandemia, cuando le empezó a pagar algo menos hasta hace unos meses, que ya no le podía pagar más y dejó de hacerlo", comenta María Sánchez-Rojo, miembro del colectivo del barrio.

Desde el punto de vista de este colectivo que se centra en la lucha contra la gentrificación, pues Tetuán es uno de las zonas más afectadas por el plan Madrid Norte, y la exclusión de los vecinos del barrio, el caso de Chtaibi supuso actuar de una forma diferente: "No es cómodo estar negociando con un pequeño propietario, pero tampoco podemos mirar para otro lado porque estos problemas existen", agrega Sánchez-Rojo, quien en alguna ocasión ha hablado con el casero. A él le han transmitido la posición que defienden: "La visión que le damos es que él paga el pato de la inacción de las instituciones, porque no es alguien que tenga mucho dinero, pero sopesando la situación no podemos permitir que una vecina a cargo de tres menores se quede en la calle", en palabras de la integrante de Obra Social Tetuán.

Violencia institucional

El recorrido de este caso judicial ha transcurrido ya por varios intentos de desahucio, frenados tanto por la acción del vecindario como por Obra Social. Durante este camino, el trato que Chtaibi ha recibido no siempre ha sido el más adecuado, un hecho que se ha sumado a lo traumático de tener que pedir una vivienda pública durante 12 años, año tras año. "Ella ha sufrido violencia institucional. La trabajadora social llegó a decirla que se fuera a la embajada de su país a pedir una vivienda, o a la mezquita", apunta Sánchez-Rojo.

Esta activista ha acompañado a la afectada en muchos de estos procedimientos y aún recuerda cómo, en una ocasión, le dijeron que era una pena que tuviera tres hijos en lugar de dos porque para cuatro personas sí que hay casas de sobra, parafraseando a la integrante de Obra Social Tetuán. De hecho, Chtaibi llegó a ir a la embajada de Marruecos a solicitar una vivienda, dada su situación, y le dijeron que no podían ayudarla. El mismo resultado tuvo el intento en la mezquita, evidentemente.

Sánchez-Rojo denomina como "racista" a la trabajadora social que se hace cargo del expediente de Chtaibi: "Cuando se acercaba la fecha de un desahucio, la culpabilizaba todo el rato de su situación, le decía que era culpa suya. Además, tenía mucha falta de consideración porque le ha hecho ir hasta a Aranjuez a ver pisos en los que pedían un aval de 1.000 euros, aun sabiendo que ella no tenía contrato ni apenas ahorros", se explaya esta miembro de Obra Social Tetuán. Y añade: "A eso se sumaba una especie de culpabilización por querer vivir en un barrio como Tetuán, que se supone uno de los más ricos de Madrid y donde, parece ser, no hay cabida para pobres".

Ella misma afirma que la solución que han encontrado tan solo es un parche, pues teniendo en cuenta que se mantiene gracias al IMV, que el nuevo alquiler va a consumir más de la mitad de sus ingresos totales y que tiene que mantener a tres criaturas, la situación podría empeorar en cualquier momento. "Veo que los niños están tristes, se sienten mal y tienen miedo de quedarse en la calle, aunque yo les he explicado todo. Si no paramos el desahucio este viernes me iría a la otra casa, pero allí solo hay una cama, dos sillas, el frigorífico y una lavadora, así que solo pido eso, unos diez días para poder ir llevando poco a poco lo que tengo aquí", concluye Chtaibi al teléfono.

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