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Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana: "Si este año no llueve muchísimo, no habrá agua para regar"

El biólogo del CSIC reflexiona sobre los cambios que vienen en Doñana "por las buenas o por las malas": "Podemos saber que va a haber menos agua porque va a hacer más calor. Debemos adaptar el consumo a esa nueva situación. Tendremos que cambiar la manera de hacer la agricultura"

Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana, este miércoles en su despacho.
Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana, este miércoles en su despacho.

Eloy Revilla es el director de la Estación Biológica de Dañana, un instituto del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), cuya labor es la "comprensión, desde un punto de vista evolutivo, de la forma en que se genera la biodiversidad, la forma en que se mantiene y deteriora, además de las consecuencias de su pérdida y de las posibilidades de su conservación y restauración".

Para tal fin, tiene dos estaciones de campo, una en Doñana y otra en el parque natural de Sierra de Cazorla, además de una sede central en Sevilla. En este encuentro con Público, que se produce en su despacho de Sevilla, Revilla, él mismo biólogo, investigador, establece que lo que sucede en Doñana, que se deseca, es un "espejo". "Está ahí para avisarnos de lo que va a pasar con nosotros", afirma.

La situación, hoy, de Doñana, después de décadas de excesos en el uso del agua, es "mala", como describe a lo largo de la entrevista, pero Revilla abrocha un discurso con la esperanza como bandera: "Tenemos una ventana de oportunidad como sociedad porque todos somos conscientes, la gente en la calle, también los habitantes de la zona, que ven los cambios en primera persona todos somos conscientes del valor de Doñana".

El encuentro con Revilla se produce después de que la última laguna permanente de Doñana, la de Santa Olalla, se secara. Y después de que el PP, junto con sus socios Vox y Ciudadanos, lanzara la pasada legislatura un plan que buscaba ampliar las zonas legalmente regables en la zona del espacio natural de Doñana, lo que provocó una intensa polémica y la intervención de la Comisión Europea. Ahora, con mayoría absoluta, de momento, el Gobierno andaluz no ha recuperado ese asunto.

Para Revilla los agricultores, "especialmente los legales" también son muy conscientes de lo que vale Doñana. Para el director de la Estación Biológica, la pregunta que debe responderse es esta: "La sociedad en España está muy concienciada. ¿Cómo hacemos para mejorar la gobernanza que nos ha llevado a esta situación? Las leyes no son malas, ya las tenemos. Pero no logramos que funcionen bien". Un ejemplo, llevar agua a Matalascañas desde Mazagón, una obra relativamente sencilla, produciría efectos benéficos inmediatos en Doñana.

¿Cómo califica la situación en Doñana?

La situación es seria. El cambio que estamos viendo en las últimas décadas de menor disponibilidad de agua, que es una combinación de varios procesos que tienen que ver con el cambio climático por un lado, de cambio en el patrón de lluvia, junto con un aumento de la demanda de agua por parte de las personas, hace que la disponibilidad de agua sea menor. La situación es mala.

¿Qué medidas se pueden tomar?

Las perspectivas son inciertas, pero podemos saber que va a haber menos agua porque va a hacer más calor. El aumento de temperatura disminuye el agua disponible, incluso aunque lloviera lo mismo. Sin embargo, va a llover distinto: llueve menos en primavera, en otoño y en verano; llueve más en invierno. Esto afecta a los ecosistemas y nos afecta a nosotros porque las personas somos parte de los ecosistemas. Debemos adaptar el consumo de agua a esa nueva situación. Conviene ir haciéndolo cuanto antes. La adaptación va a ocurrir. O por las buenas o por las malas. Es mejor, creo yo, hacerlo de manera planificada. Toda esta agricultura que hemos creado en las últimas décadas en zonas áridas, mediterráneas, que han aparecido además utilizando un recurso no sostenible como el agua de acuífero, que si la extraes a mayor velocidad de la que se recarga, es agua fósil. Es lo que está pasando no solo en Doñana, sino de forma generalizada. Eso va a tener consecuencias, unos acuíferos se van a agotar, otros a salinizar y tendremos que cambiar la manera de hacer esa agricultura.

¿Qué quiere decir con cambiar la manera de hacer agricultura?

Hay que cambiar el tipo de cultivo, las fenologías [ciencia que estudia la relación entre clima y biología en un determinado lugar], reducir el consumo de agua y aprovechar mucho mejor el agua disponible, que desperdiciamos. También la que usamos los humanos y para uso industrial.

Además de la agricultura, tenemos Matalascañas, que en verano se convierte en una ciudad de las más grandes de Andalucía.

Es un ejemplo de un recurso que está siendo utilizado, que es el acuífero de Doñana que se recarga en cabecera a nivel de comarca. Si llueve menos y extraemos esa agua de esa cabecera para el cultivo de frutos rojos, no llega a la parte baja. Matalascañas tira de ese acuífero, se nos secan todas las lagunas, baja el nivel freático, se nos muere la vegetación que depende de ese nivel freático alto. Ese es un ejemplo de impacto. Matalascañas debería estar abastecida con agua superficial que viniese desde Mazagón. Es una cosa que está planificada desde hace años, pero como somos muy lentos desde hace años en hacer los trámites, estamos ahí. Hay que reducir el uso y aumentar el coste del agua. Hay que dejar de regar el césped, hay lugares donde el césped no puede ser la elección por defecto, como pueden ser las zonas áridas en las que vivimos. No deberíamos de tener césped porque el agua es demasiado valiosa para eso.

La obra de llevar agua desde Mazagón a Matalascañas, ¿qué efecto produciría en Doñana?

Los efectos serían directos una vez que cierras una extracción intensa de agua (son varios sondeos de los que se está extrayendo). Piensa que el acuífero es como una esponja con agua. Imagina un plato, pones una esponja y esa agua está dentro de la esponja. Si pones una pajita y empiezas a absorber generas un cono de extracción hacia abajo, como si te sientas en una cama. Ese cono de extracción en cuanto dejas de extraer de ahí, sube. Tenemos el ejemplo de Los Mimbrales, que era una finca privada, se compró y se cerraron los pozos. Solo con dejar de extraer agua de ahí, el nivel freático subió unos cuantos metros. Solo con que suba el nivel freático, podríamos recuperar las lagunas permanentes de la parte más interna de Doñana, como Santa Olalla y otras. A ver si se hace.

¿Qué más hay que hacer?

A muy corto plazo, esa sería una [cosa que hacer]. Otra sería terminar la ejecución del plan forestal de la corona de Doñana: eliminemos los cultivos ilegales y traigamos agua en superficie para los cultivos legales, los que tienen autorización, para así dejar de extraer agua en cabecera. Otra actuación urgente para Doñana, porque ya no solo hablamos de las lagunas, que dependen del acuífero, sino también de la marisma, que depende de agua superficial, sería la restauración de la parte norte, reconectar el caño Guadiamar con el Guadiamar para permitir que entrase agua por el norte: tendríamos así más superficie inundada durante más tiempo. Hay que vigilar la calidad del agua que entra, que no es la mejor en algunos puntos, hay que restaurar también el sistema de arroyos y vertientes para mejorar la calidad del agua que entra. También hay una serie de acciones en el estuario, los brazos del río Guadalquivir que están perdidos. Nadie se quiere hacer responsable de ello. La salinización del sur, con la subida del nivel del mar es algo que vamos a ir viendo. La dinámica costera es rápida, se van a producir cambios en la configuración. Y ya a más a largo plazo, habría que hacer el esfuerzo, no solo en Doñana, sino en España de pensar qué vamos a hacer con el agua: la demanda tan grande que hemos generado. Un ejemplo: tenemos el olivar que ha pasado de ser un cultivo tradicional sostenible con un valor de conservación a ser un cultivo intensivo con regadío, que no tiene valor de conservación y que ha hecho caer el precio del aceite. No digo el de venta sino el de producción, que expulsa del mercado a quienes producen de manera más sostenible, que no requieren de un recurso como es el agua, tan limitante. Produciendo [además] un aceite que no va a ser sostenible en el medio largo plazo: todas estas cosas habrá que repensarlas como sociedad. Esto requiere un esfuerzo porque no es sencillo. Y hay que trabajar en conjunto para hacer esa planificación a largo plazo.

¿Ve capaz a la ciudadanía? ¿Ve a los dirigentes capaces?

Capaces somos. Los dirigentes que tenemos son los que tenemos. Debemos exigirles como sociedad que actúen en la dirección correcta. Empezando por los propios agricultores que son conscientes del problema que hay con el agua. Las asociaciones de agricultores en Andalucía se dan cuenta de que el problema está ahí. Este ciclo de cultivos ha sido muy malo en Andalucía, qué va a pasar el año que viene. El año pasado no había agua. Si este año no llueve muchísimo, no va a haber agua para regar. Muchísimo es que se recuperen acuíferos y embalses. Estamos a 1 de noviembre y ha caído lo que ha caído: poquísimo. Estamos bastante por debajo de la media.

¿Existe esa sensibilidad en el Gobierno andaluz? ¿Ve un cambio al respecto de la pasada legislatura?

Existe. Se ve en las declaraciones de los propios políticos y responsables. Es de agradecer que se produzcan esos cambios. En la política en España no es habitual reconocer una equivocación. Todos nos equivocamos todos los días. No debería ser tan difícil reconocerlo. Yo sí veo que hay un cambio. Para empezar hay una Consejería de Sostenibilidad.

¿Le llaman? ¿Le piden que les asesore, que les informe la Estación de lo que pasa en Doñana?

Nosotros hacemos lo posible porque la información que generamos desde el punto de vista científico llegue a todos los responsables: la Junta y el Gobierno central.

¿La CHG tiene medios para hacer su trabajo?

Ese es otro ejemplo de cambio de actitud a lo largo de los años. La Confederación es otro actor que ha cambiado su actitud, ahora se muestra proactiva en la buena dirección, pero no cuenta con medios suficientes: la administración española se ha descapitalizado y nos pasa en el caso de Doñana. También pasa con la salud.

¿Ha afectado la desecación de Doñana a especies vegetales y animales?

Veo Doñana como un espejo de lo que nos va a pasar a nosotros. Doñana está ahí para avisarnos, no solo por su valor intrínseco, que lo tiene y tenemos la obligación legal de conservarlo y eso hay que hacer sí o sí, lo que está pasando con Doñana es un reflejo de hacia donde vamos nosotros. Somos una especie más, aunque nos cueste creerlo y aceptarlo, que depende de los mismos recursos que las plantas y los animales. Tienes los hábitats, como las lagunas temporales de Doñana, que cerca del 60% se ha perdido. Perdido significa que la vegetación ha sido sustituida por vegetación terrestre. Han dejado de ser lagunas. Hace tanto que no se inundan que las plantas y animales ya no están. Han desaparecido. Eso son efectos muy claros a largo plazo. A corto plazo, tienes los efectos de un verano seco, un acuífero tan bajo, [que da] una elevada mortalidad de plantas, de alcornoques, de monte negro, que es el brezal que depende del nivel freático. Si baja, esa vegetación se muere. Hay grandes zonas de esta vegetación seca ahora mismo. Es otro ejemplo de los cambios. Y luego toda la fauna asociada a la dependencia de agua, está pasándolo mal o incluso las aves que pasan por aquí, si no hay agua, no vienen.

¿Qué les llega de Europa de sus colegas científicos? ¿Preocupación?

De Europa y del mundo. Mucha gente nos pregunta. Hay preocupación. Por Doñana pasa mucha gente, muchos investigadores. Al año se ejecutan unos 100 proyectos de investigación en Doñana, de centros de investigación españoles y universidades españolas y extranjeras. Esa gente se preocupa lógicamente. No solo los investigadores, sino también la sociedad. La demanda de información internacional ha venido desde Japón, EEUU, de todo el mundo. La repercusión internacional que está teniendo el estado de Doñana es llamativa. La gente sabe lo que es Doñana, pero no Huelva. Doñana existe como concepto.

¿Qué valor le da al trabajo de los ecologistas?

El papel que tienen los ecologistas y conservacionistas en general es importante porque representan el sentir de una parte de la sociedad que nos exigen que hagamos todo lo posible por mantener el valor de Doñana. Eso es muy relevante. Y además pone de manifiesto las contradicciones como sociedad. Nos damos una serie de leyes, pero luego las aparcamos y no hacemos lo posible y no dotamos lo posible. La situación de Doñana viene de décadas atrás.

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