España quiere recuperar el ritmo de deportaciones de migrantes a Marruecos tras la cumbre de Rabat
Con las llegadas de pateras contenidas, la urgencia del Gobierno está en conseguir que el país vecino vuelva a readmitir no solo a marroquíes, sino también a subsaharianos, en mínimos por la pandemia y la crisis diplomática.
Jairo Vargas Martín
Madrid-Actualizado a
Europa trabaja a pleno rendimiento para contener los flujos migratorios con la vista puesta ya no solo en bloquear las salidas de embarcaciones desde África y Turquía y cerrar la ruta de los Balcanes. También trata de priorizar las devoluciones de quienes logran llegar y no son solicitantes de asilo. Es la herramienta que Bruselas quiere potenciar y la misma que España, alumno aventajado en control migratorio, lleva años intentando ampliar —aún sin demasiado éxito— negociando con varios países africanos. Pero la pandemia y la posterior crisis diplomática han bloqueado las deportaciones al país con mayor volumen de llegadas en patera.
La Reunión de Alto Nivel (RAN) que comienza este miércoles en Rabat será clave para que España y Marruecos busquen un acuerdo que permita retomar el ritmo previo a la pandemia de expulsiones y devoluciones, dos de las fórmulas legales con las que España cuenta para repatriar a migrantes irregulares. Así lo reconoce el Ministerio del Interior, que mantiene su tradicional hermetismo en este campo.
La pandemia las frenó en seco por razones sanitarias y Marruecos ha aprovechado esta excusa como mecanismo de presión hasta lograr avances internacionales en el conflicto del Sáhara Occidental. A su vez, el acercamiento a Marruecos ha provocado la ruptura diplomática con Argelia, más pacífica que la marroquí, pero que también ha implicado que deje de readmitir a sus ciudadanos.
En 2022 fueron 7.338 los argelinos que llegaron a España, el 24,4% del total, según datos de la agencia europea de control de fronteras (Frontex), ya que Interior no desglosa datos de llegadas por nacionalidades. Los marroquíes siguen siendo de largo quienes más cruzan de forma irregular, el 36,2 % el año pasado, con casi 11.000 personas.
Llegadas en descenso
El Gobierno ya se ha felicitado en varias ocasiones por la reducción del número de entradas irregulares el pasado año, que fue del 25,6% a nivel general. Unas 31.200 personas entraron irregularmente, bien en patera o saltando las vallas de Ceuta y Melilla. Son cifras similares a las de 2017, época de estabilidad migratoria hasta que Marruecos permitió un año después el cruce masivo de embarcaciones por el Estrecho, lo que desencadenó la llamada crisis de las pateras de 2018, saldada con más fondos españoles y europeos para el reino alauí.
El descenso de llegadas por segundo año consecutivo tranquiliza aún más en Moncloa al confirmarse el estancamiento y leve descenso en la ruta hacia Canarias, la más transitada (y mortífera) hasta ahora, foco de problemas en los últimos tres años. En 2022 llegaron 15.682 personas a las islas, casi un 30% menos que en 2021, con una media diaria también más reducida mes a mes y sin apenas picos de difícil gestión en rescates y acogida temporal.
Hasta llegar a este punto, España ha tenido que mostrar simpatía por el proyecto marroquí de anexión y autonomía para el Sáhara ocupado y sentir de manera descarnada los efectos de unas malas relaciones con el vecino del sur, como la crisis fronteriza de Ceuta, en mayo de 2021, puso sobre la mesa.
Ultima baza de Marruecos
Desde Interior aseguran que el plano migratorio se tratará "como un desafío común para ambos países", de manera que se mantendrá y reforzará el "apoyo operativo para la lucha contra las mafias del tráfico de personas" y la "cooperación a todos los niveles" para el "control y la prevención de salidas en países de origen y tránsito" de los migrantes.
Sin embargo, para Blanca Garcés, experta en migraciones del CIDOB, el cristal desde el que se mira el fenómeno es bien diferente para cada país. "Los retornos de migrantes son la última baza que le queda a Marruecos por jugar para conseguir contrapartidas económicas y políticas", resume. Para la analista, las repatriaciones son siempre un tema espinoso para los países de origen, ya que es una medida "poco popular entre la población local" que ve en la migración la mejor alternativa de futuro. Hasta ahora, la presión marroquí se ha centrado en lograr "la connivencia de España con el asunto del Sáhara", pero está por ver el precio que Rabat pondrá para volver a admitir a migrantes, propios o de terceros países que hayan pasado por Marruecos.
Aunque según Interior, el grueso de deportaciones se realiza a países latinoamericanos, los retornos a Marruecos siguen siendo un pilar "clave" en la política migratoria Española y Europea. Fuentes del departamento recuerdan que la última de las 13 reuniones entre ambos ministerios del Interior desde que Fernando Grande-Marlaska está al frente contó con la presencia de la comisaria europea del ramo, Ylva Johansson, y que se busca facilitar acuerdos multilaterales en este asunto.
Las deportaciones de migrantes no llegaron al 8,5% de las que España pretendía en 2021
Frontex ejecutó en 2022 unas 25.000 deportaciones de migrantes irregulares, aunque la Comisión Europea lo considera una cifra "no adecuada" que solo ronda el 16% de los intentos, según cifras facilitadas por Johansson. Otros datos recientes de Eurostat cifran en según 340.500 órdenes de retorno las emitidas en 2021 por países de la UE, pero solo el 21% se llegaron a ejecutar.
España no es una excepción, aunque los datos concretos de deportaciones solo se facilitan al Defensor del Pueblo. Los últimos datos disponibles son los de 2021, y las devoluciones y expulsiones ejecutadas no llegaron al 8,5% del total de expedientes incoados por Extranjería. Fueron poco más de 3.500 deportaciones realizadas de las 42.600 que se solicitaron, aunque se desconoce la nacionalidad de los repatriados.
Las cifras se han mantenido en estos niveles también en 2020, muy lejos de las más de 11.000 que se ejecutaron en 2019 y 2018 respectivamente. Desde 2014, el volumen ha oscilado entre las 9.000 y las 11.000 deportaciones anuales, y el estancamiento preocupa a Interior y, de forma especial, a Bruselas.
Aunque no se espera un anuncio concreto tras la cumbre, Interior confía en que Marruecos retome la vieja política de deportaciones y se recuperen "nuevas vías" para ejecutarlas. Interior es reacio a facilitar información sobre las formas de devolución de migrantes, pero mantiene vuelos de deportación hacia Latinoamérica sobre todo y, desde 2020, realizó varios vuelos semanales desde Canarias (en ese momento, principal punto de llegada de pateras) a la ciudad saharaui de El Aaiún, ocupada por Marruecos. La intención de Interior es que vuelvan a retomarse las expulsiones mediante ferris hacia Marruecos y también las devoluciones a través de los pasos fronterizos de Ceuta y Melilla, sin contar las polémicas devoluciones automáticas que puedan realizarse durante los intentos de salto a las valla de Ceuta y Melilla.
"Europa y España están dispuesta a cualquier cosa por reducir las llegadas y aumentar las devoluciones. Eso lo sabe perfectamente Marruecos, que tiene aquí la sartén por el mango y cualquier acuerdo ahora tiene siempre la fecha de caducidad que decida Rabat", advierte Garcés, que recuerda que el país vecino lleva utilizando con gran éxito el chantaje migratorio contra España desde 1992. A pesar de todo, Marruecos sigue siendo un socio "estratégico" y "fiable" para el Gobierno.
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