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Los foros de puteros se frotan las manos con la extrema situación por el coronavirus de las mujeres prostituidas

A sabiendas de que se han cerrado prostíbulos, los prostituidores buscan en Internet información para conocer dónde seguir explotando mujeres o recomendarse a las esclavas sexuales a las que, por la situación de desesperación que viven, regatean y obligan a aceptar precios más ajustados, así como a prácticas más violentas.

Una mujer subsahariana ejerce la prostitución en el polígono Marconi de Madrid.- JAIRO VARGAS
Una mujer prostituida en el polígono Marconi de Madrid.- JAIRO VARGAS

"Aquí solo van a quedar las africanas más desesperadas y que no le temen ni al ébola. Pasarán muchos años hasta que nos volvamos a follar a una lumi"; "Yo lo que no sé es cómo permiten el cierre de puticlubs. ¿Pero, señores, acaso no es un establecimiento donde se busca y encuentra la medicina para el alma y el cuerpo? ¡Animo muchachos, dentro de muy poco volveremos a nuestra rutina de diversiones!".

Estos son solo dos de los miles de mensajes que se pueden encontrar en los foros de puteros durante la covid. Comentarios más que ofensivos y degradantes y que el Colectivo Hiparquía -la organización abolicionista radicada en Elche que ofrece apoyo emocional y comida a las mujeres prostituidas-, ha querido estudiar para mostrar los niveles de misoginia de quienes los dicen.

Según María Arenas, representante de dicho colectivo, todos tienen en común una cosa: "Los prostituidores saben que se han estado aprovechando -y siguen pensando hacerlo- de mujeres en situación de vulnerabilidad a las que, en circunstancias normales y con las necesidades básicas cubiertas, no podrían prostituir". Un modus operandi que es reflejo de que a los puteros "no les gustan las relaciones sexuales, sino la esclavitud sexual".

Y es que, a golpe de clic, quienes alimentan al sistema patriarcal se están frotando las manos con la situación de vulnerabilidad de las mujeres prostituidas. "Están convencidos que la industria prostitucional se va a ver fortalecida [por la crisis y gracias al porno]. Por un lado, van a tener más variedad de mujeres entre las que escoger (más españolas, y en general, más mujeres que caerán en el sistema prostitucional al perder sus trabajos y no encontrar opciones de subsistencia). Por otro lado, saben que, a mayor vulnerabilidad entre las mujeres actualmente en situación de prostitución (sobre todo si no tienen las necesidades básicas cubiertas), menos billetes van a necesitar para prostituirlas cuando todo haya acabado", subraya Arenas.

Putero, el rol del macho por antonomasia

Una opinión que refrenda Zúa Méndez, la actriz, activista abolicionista y cofundadora de Towanda Rebels. "El que los puteros se salten el confinamiento para esto es sinónimo de no respetar los límites, y, en general, de no respetar a las personas. Son profundamente narcisistas, solo hay que leerles para darse cuenta de que más allá del yoísmo no hay nada. Dentro de este rol de macho, no respetar las normas y realizar prácticas de riesgo es lo más usual. Se jactan de ello y se animan los unos a los otros".

A este rol de macho alfa, la actriz y también cofundadora de Towanda Rebels Teresa Lozano añade cómo estos foros les sirven a los puteros para saber quiénes son los más cracks. "Para comprender la prostitución tenemos que tener claro que la masculinidad es un carnet que te lo dan tus pares, los otros hombres. Para conseguir ese carnet de macho debes demostrar una y otra vez que eres un hombre de verdad, y, para ellos, tener sexo con muchas mujeres, cuantas más mejor, da puntos. Su masculinidad la construyen colocándose por encima de las mujeres, a través de la dominación. Por eso la prostitución no va de sexo, como nos quieren hacer ver, sino de poder. De seguir perpetuando la jerarquía y el orden patriarcal. La única diferencia entre una violación y la prostitución es un sucio billete". 

La clasificación misógina

Los mensajes de los foros que el Colectivo Hiparquía ha rastreado muestran a cinco tipos de prostituyentes. Los primeros son los simpáticos. "Se ríen entre sí comentando que lo están pasando putas e imaginándose a las mujeres que conocen sin poder subsistir, y recurriendo a pedir ayudas sociales". En segundo lugar, están los colonialistas, que lamentan que mientras dure la crisis sanitaria sólo van a poder comprar a "africanas desesperadas" porque tendrán que verse obligados a esperar a que la industria les haga disponible "mejores mujeres", añade María Arenas.

Los más paranoicos argumentan que el coronavirus y el confinamiento "son una trama del feminismo y el gobierno, al que consideran feminista", para impedirles seguir prostituyendo a las mujeres. Uno de los mensajes de un putero así lo refleja: "De todas formas no quiero pensar que esto del bicho se ha montado con el objetivo de impedir que puedas irte de putas por causa de una trama de intereses ocultos. Pues claro que se ha montado por eso joder, o es que no se nota. ¡Qué casualidad, justo después del 8M!".

En este ranking también están "los que se sienten negados del derecho a prostituir que creen que tienen y merecen por culpa de la crisis sanitaria y del confinamiento, y proyectan esa misma culpa -y su frustración- sobre la mujer en situación de prostitución, afirmando que debe perseguirlas la policía por ser la fuente de contagio; es decir, el estigma del coronavirus para ellas", añade Arenas.

Algunos de los mensajes que se pueden leer en los foros de los puteros recopilados por Hiparquía.
Algunos de los mensajes que se pueden leer en los foros de los puteros recopilados por Hiparquía.

Por último, destacan los puteros "solidarios", que son los que aconsejan a sus compañeros "aprovechar el momento de necesidad y presentarse en el domicilio de las mujeres llevando comida para prostituirlas y a la vez poder justificar a la policía que vienen de comprar. También abren camino a sus compañeros prostituidores ofreciéndose para aconsejarles cómo saltarse el confinamiento para prostituir tras intentarlo ellos mismos", recalca la portavoz del Colectivo Hiparquía.

Según Zúa Méndez, esta categorización en realidad viene a resumirse en una sola: la de quien no tiene sexo en igualdad. "Sabemos por los múltiples estudios que se han llevado a cabo a partir de cientos de foros y de entrevistas con ellos, y especialmente por el testimonio de las supervivientes del sistema prostitucional, que nos encontramos puteros de todas las clases sociales, de todas las etnias, de todas las edades; lo único que tienen en común es el hecho de que son hombres (el 99% de los que pagan por sexo). Es un reflejo de los hombres que existen en nuestra sociedad. Nos sorprenderíamos si supiéramos cuántos de los hombres que nos rodean han acudido o acuden al puticlub, al piso de prostitución o a la rotonda. Es imposible que esos hombres nos vean como iguales, cuando creen que pueden acceder al cuerpo de las mujeres cuando quieran porque su dinero se lo permite".

Ni traumatizados ni enfermos

Así las cosas, para Teresa Lozano "el hombre no nace putero, al putero lo hacemos". La explicación la da mencionando a la filósofa feminista Ana de Miguel, según la cual los puteros crecen con una doble verdad: "Por una parte, se les ha dicho que sus compañeras tenían los mismos derechos que ellos, mientras que por otra las mal llamadas industrias del sexo, sobre todo la pornografía, les han enseñado que las mujeres somos objetos y que pueden hacer lo que quieran con nosotras, o al menos con algunas. Claro que están enfermos, pero su enfermedad se llama machismo y se cura con educación porque no existe el gen putero".

Por ello, Méndez añade que estos foros, haya covid o no, son el lugar perfecto para comprobar para qué sirve la prostitución. "Creo que es imposible leer un foro de puteros y seguir manteniendo la postura de que la prostitución es un trabajo como cualquier otro y que los puteros no son violadores, sino respetables clientes. Es imposible seguir diciendo que son personas que se preocupan por las mujeres prostituidas y que actuarían en cuanto vieran algún síntoma de que esa mujer es víctima de trata. Lo que nos dicen estos foros es que saben que las mujeres no están ahí por gusto, sino por necesidad, y se aprovechan. No tienen problemas en estigmatizarlas, en sacar toda su misoginia, su clasismo y su racismo cuando hablan de ellas. Cuentan cómo a peores condiciones de vida de esas mujeres, mejor para ellos para extorsionarlas y obligarles a hacer prácticas de mayor riesgo y de violencia por menos dinero", añade.

Acabar con esta situación de violencia de género extremo solo pasa, según coinciden todas las expertas consultadas, por una cosa: abolir la prostitución. "Mientras haya una mujer prostituida todas somos susceptibles de serlo", dice Lozano. "Hasta que no consigamos la abolición de la prostitución todas las mujeres somos putificables. Me llaman la atención los comentarios en los que se jactan de que la crisis económica derivada de la covid-19 va a permitirles acceder al cuerpo de mujeres a los que, en circunstancias normales, no accederían. Con esto lo que queda claro es que los puteros saben perfectamente que las mujeres en prostitución lo están por necesidad económica y que eso les da exactamente igual o, peor aún, les gusta. Ven esta crisis (o cualquier otra) como una oportunidad para tener sexo con las inalcanzables o para conseguir un menú más variado. Saben perfectamente que las crisis nos afectan más a las mujeres - ya de por sí empobrecidas respecto a ellos - y esperan, cual buitres, una nueva hornada", agrega. 

Por eso también coinciden en destacar que el discurso del trabajo sexual es un discurso de puteros. "Ellos tienen claro que, de regularse la prostitución, lo van a tener todavía más fácil para acceder a nuestros cuerpos. Esto también pone de manifiesto que no exageramos cuando decimos que si legalizamos la prostitución nos podrían ofrecer un puesto como trabajadora sexual en el INEM e incluso nos podrían privar de la prestación por desempleo en el caso de no aceptarlo. Ellos están deseando que la sociedad les legitime y nos toca al conjunto de la sociedad decidir si las mujeres estamos en venta y si el Estado debe convertirse - legalmente- en un Estado proxeneta. Con una crisis sin precedentes sobre nuestras cabezas, es urgente tomar medidas que nos protejan frente a estos depredadores deseosos de convertirse en clientes", finaliza Zúa Méndez.

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