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Las grandes ausentes del Mundial femenino de fútbol por exigir mejoras profesionales

Tras la Eurocopa de 2022, una parte importante del equipo manifestó su descontento con la gestión de la plantilla y se desencadenó un conflicto que ha llevado a la renuncia de varias profesionales.

Las jugadoras españolas celebran después de ganar el partido de fútbol final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023 entre España e Inglaterra en el Estadio Australia en Sydney, el domingo 20 de agosto de 2023.
Las jugadoras españolas después de ganar el partido de fútbol final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023 en Sydney, el domingo 20 de agosto de 2023. Europa Press

Hace prácticamente un año, las capitanas de la selección femenina de fútbol, Irene Paredes, Jenni Hermoso y Patri Guijarro, manifestaron su descontento con la gestión que se estaba llevando a cabo del equipo en nombre de sus compañeras. Las palabras de las jugadoras llegaban tras la eliminación ante Inglaterra en cuartos de la Eurocopa, disputada el pasado verano. Si bien los motivos del malestar iban más allá de ese enfrentamiento.

Al igual que hicieran antes las jugadoras de la selección de Noruega y Estados Unidos, las futbolistas de la Roja señalaban aspectos a mejorar como la preparación, la planificación de la categoría femenina, el transporte, el alojamiento y la conciliación familiar de las jugadoras durante las concentraciones, entre otras cosas.

Reivindicaciones similares fueron las que provocaron, precisamente, que Ada Hegerberg, Balón de Oro en 2018, renunciara a jugar con la selección nórdica en 2017, como forma de protesta por las condiciones del fútbol femenino en sus país. También condujeron a las mundialistas estadounidenses a reclamar hasta que lograron la equiparación salarial con la selección masculina.

Un mes después, ya fuera de la selección, con precedentes o no, ante la falta de cambios apreciables, 15 jugadoras españolas enviaron un email a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para insistir y poner de relieve su malestar. "Los últimos acontecimientos acaecidos en la selección española y la situación generada, hechos de los cuales son ustedes conocedores, están afectando de forma importante a mi estado emocional y por lo tanto a mi salud", aseguraban en el correo.

Esas 15 profesionales eran Andrea Pereira, Ainhoa Vicente Moraza, Aitana Bonmatí, Amaiur Sarriegi, Sandra Paños, Lola Gallardo, Laia Aleixandri, Mapi León, Leila Ouahabi, Ona Battle, Patri Guijarro, Lucía García, Mariona Caldentey, Claudia Pina y Nerea Eizagirre.  También recibieron el apoyo de la dos veces Balón de Oro, Alexia Putellas.

Pese a la cautela inicial en su comunicado, la Federación reaccionó de inmediato y aseguró que únicamente regresarían en un futuro a la disciplina de la selección "si asumían su error y pedían perdón".

Tras lo ocurrido, hubo quienes, tanto desde a pie de calle, como desde el mundo periodístico y deportivo, no dudaron en tachar a las futbolistas de "caprichosas", "niñatas" y burlarse de ellas por exigir de esta forma avances en sus condiciones como profesionales. Las futbolistas, por su parte, prefirieron no alimentar la ola mediática que se había generado y se mantuvieron prácticamente en silencio, limitándose a remarcar que ellas no habían renunciado a la selección.

Durante los meses posteriores, en vísperas del Mundial, tuvieron lugar conversaciones internas, entre las jugadoras y el equipo técnico. Las negociaciones hicieron que algunos aspectos de sus reivindicaciones se pudieran modificar, con la aprobación de las futbolistas.

Como consecuencia, algunos de esos nombres regresaron a las convocatorias del equipo. Fue el caso de Irene Paredes, de Jenni Hermoso o de Aitana Bonmatí, galardonada como mejor jugadora del Mundial. Sin embargo, algunas como Mapi León y Patri Guijarro, consideraron estos cambios insuficientes y no enviaron el email que debían remitir para ser convocadas. También estuvieron quienes sí que lo enviaron, pero finalmente no fueron llamadas. 

Con todo, a pesar de esta situación cuanto menos atípica, las jugadoras de la selección que sí que viajaron para competir en el Mundial han mantenido un nivel técnico y una concentración insuperable, que las ha llevado a ser campeonas. Un éxito que todas han ensalzado. Incluso las que no estaban allí pero sí que fueron decisivas en la clasificación para la copa.

Cuando terminen las celebraciones, no obstante, la RFEF tendrá que afrontar la realidad de un conflicto que todavía no ha concluido y, lo peor, que por el camino se ha saldado con la ausencia de algunas de las figuras más importantes del fútbol a nivel internacional.

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