Galicia dice adiós a los "yonquis del eucalipto": la vida sin Altri en la comarca de A Ulloa
Un viaje simulado al futuro de la Galicia interior donde la empresa portuguesa quiere instalar su celulosa, basado en su presente como tierra de acogida plural, diversa y respetuosa con sus recursos naturales.

Palas de Rei--Actualizado a
En el año 2032, muy poco después de que la presión social obligara a Altri a renunciar a instalar una macrofábrica de celulosa en Palas de Rei (Lugo), Galicia sufrió una espantosa oleada de incendios que arrasó medio país, mató a decenas de personas y dejó a miles de familias sin hogar y sin forma de vida. Nadie supo nunca cómo se originaron exactamente los fuegos, pero sí que se extendieron en cuestión de horas y de comarca en comarca, durante un verano de temperaturas tan altas como nunca antes se había visto.
Por culpa de la avidez de industrias como Altri y de la dejadez de unos gobernantes indolentes, las plantaciones de eucalipto, la especie invasora que a esas alturas ya ocupaba mucho más de la mitad de la superficie forestal de la comunidad, actuaron como gasolina. Los incendios cubrieron el cielo de negro desde Tui, al suroeste de Pontevedra, hasta Ribadeo, en el noreste de Lugo, y la tierra se alfombró con ceniza incluso en las grandes ciudades atlánticas y del interior. Ese año, en 2032, hubo elecciones, y la nueva Xunta decidió no sólo prohibir que se plantaran más eucaliptos, sino arrancar los que podían poner aún más en peligro el futuro.
Ahora estamos en 2060, y un grupo de turistas recorre A Ulloa, la comarca rural donde se ubica el centro geográfico de Galicia y donde nace el río Ulla, junto al que Altri quiso un día instalar su celulosa. La zona se ha convertido en la referencia de la reconstrucción, porque cuando ocurrieron los incendios ya llevaba décadas desarrollando un modelo productivo basado en la economía sostenible y en la diversidad y pluralidad de una sociedad abierta y acogedora.
Atención, spoiler: lo primero, lo de que estamos en 2060, es falso y responde a una ideación de Os Contos do Leite, formado por un grupo de vecinas de la comarca que han puesto en marcha, en colaboración con la promotora cultural Concomitentes, un proyecto artístico para explicar mediante una perfomance viajera cómo quieren que sea su porvenir común. Sin embargo, lo segundo, lo de que vamos en autobús por A Ulloa, lo de que Altri quiso instalarse aquí y que la comarca es una referencia, eso es todo verdad.
La Galicia profunda
El recorrido lo lideran la actriz Mónica García y las mediadoras culturales Ana Escariz y Ana Moure, que hacen de guías del futuro por esa Galicia que algunos denominan "profunda" de forma tan despectiva como equivocada, pero en cuyo presente ya hay miles de explotaciones agroganaderas dedicadas a la producción de alimentos ecológicos, que sustentan un sector de servicios basados en el cuidado y la explotación racional de los recursos naturales.
"Altri llegó aquí diciendo que iba a salvarnos, que somos una tierra sin futuro y que gracias a ellos lo tendríamos. Pero no han entendido nada", afirma Xosé Luis Carreira, de Arqueixal, una empresa familiar que explota una granja de producción ecológica, una quesería artesanal y un proyecto de agroecoturismo en la aldea de Santiago de Albá, a escasos kilómetros de donde la compañía portuguesa pretende instalarse.
"No necesitamos que nadie nos salve porque nosotros ya estamos salvados", aclara Carreira, que participa en la perfomance guiando a los turistas por las instalaciones de su granja, contándoles cómo se elaboran sus productos, cómo su familia la ha hecho viable y que no sólo sale adelante gracias a ella, sino que gozan de una envidiable calidad de vida sin necesidad de asumir los tópicos del enriquecimiento empresarial. "Tenía 35 vacas hace 15 años y hoy tengo 35. No necesito crecer para vivir, al contrario", añade.
Carreira utiliza el pasado cuando habla de Altri, como si estuviera de verdad en 2060 y la fábrica de celulosa hubiera sido sólo una mala pesadilla. También lo hace Mónica Cea, una de las portavoces de la Plataforma Ulloa Viva, que junto a la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa –el Ulla desemboca en ese estuario y allí llegarían los residuos de la planta– ha organizado la contestación civil al proyecto.
"No se van salir con la suya"
"No se van salir con la suya", advierte Mónica, cuya familia tiene otra pequeña explotación ubicada a 500 metros de donde Altri planea levantar 1,12 millones de metros cuadrados de calderas, hornos, plantas regasificadoras y de producción y almacenaje de productos químicos; además de una estación de bombeo y 12 kilómetros de tuberías a cielo abierto para extraer agua del Ulla y devolverla tratada pero aún contaminada, en menor volumen y a mayor temperatura; así como una chimenea de 75 metros de altura que expulsaría a la atmósfera azufre, óxido de nitrógeno, monóxido de carbono, partículas, cenizas, CO2...
Altri aterrizó en Galicia de la mano de la Xunta de Alberto Núñez Feijóo y de la consulta Acento, del exministro socialista José Blanco, natural de Palas, que trataron de hacer pasar el proyecto como una fábrica verde de fibras textiles ecológicas que supuestamente pondría a la industria gallega en la vanguardia del sector de la moda sostenible. Lo explica el exdiputado socialista Pablo Arangüena, invitado por los organizadores del viaje futurista a recorrer A Ulloa en el autobús de 2060. "Un conselleiro llegó a decirnos que la planta no iba a consumir eucaliptos, primero, y luego, que sólo se nutriría de los que ya había".
"Altri llegó aqui diciendo que éramos una tierra sin futuro y que venían a salvarnos. No han entendido nada, nosotros ya estamos salvados"
Finalmente, el plan que Altri presentó y que la Xunta de Alfonso Rueda publicó en el Diario Oficial de Galicia y cuya declaración de impacto ambiental ha aprobado, registra que la factoría consumirá cada año 1,2 millones de toneladas de esa especie, lo que, según A Ulloa Viva, podría suponer un incremento de 60.000 hectáreas más de eucaliptos por año cuando esté en funcionamiento.
Pero recuerden, ahora estamos en 2060. El viaje en autobús prosigue y Altri no se ha instalado en A Ulloa. Es más, los más de 200 millones de euros de ayudas públicas que la empresa portuguesa pretendía obtener –cerca del 25% de los alrededor de mil millones que asegura invertirá en la comarca– se han destinado a deseucaliptizar Galicia, para repoblarla con bosques autóctonos y para ejecutar proyectos de desarrollo rural.
Tierra de acogida, derechos y valores
La comarca es ya es un centro de referencia en la defensa de la igualdad y del movimiento LGTBIQ+, gracias, entre otras iniciativas, al Agrocuir, un festival de carácter intergeneracional que desde 2015 reivindica el ecologismo, el feminismo y el respeto a la diversidad. También es una tierra de acogida de los refugiados climáticos que huyen de las consecuencias del calentamiento global, y de quienes ya no soportan ni la agresividad ni la violencia económica con la que las megalópolis tratan a los ciudadanos que no se pliegan a los dictados del consumismo masivo.
"Es emocionante experimentar como la lucha contra Altri ha llevado a crear y potenciar escenarios referentes y maravillosos, independizándose de la común relación que estamos acostumbradas a ver entre el discurso hegemónico y el activismo", resume Diego Salgueiro, un joven de Nigrán (Pontevedra) con raíces en O Saviñao (Lugo), a 50 kilómetros al sur de Palas, y que se ha subido al autobús de Os Contos do Leite. "Además, es ilusionante ver como se lleva a cabo desde lo comunitario y lo creativo y aún más sentirte impactada por su poder transformador", añade.
En 2060 en A Ulloa ya no hay granjas de explotación intensiva para la producción en masa de alimentos, el tiempo libre se considera un derecho y también el disfrute de la cultura y del ocio. Es verdad que aún quedan algunos eucaliptales, pero, según las guías, en realidad funcionan como parcelas de terapia de desintoxicación voluntaria para las pocas personas que todavía piensan que esos árboles, y la pasta de celulosa que se obtiene de ellos a costa de destrozar montes y envenenar ríos y rías, son un buen negocio para nadie más que para ellos. En el futuro, a esos adictos al dinero tóxico se los conoce como "los yonquis del eucalipto". Casi todos acaban curándose.



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