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Marilar Aleixandre "A veces nos vemos en el dilema de enseñar ciencias al alumnado del siglo XXI como si estuviésemos en el XVIII"

La bióloga y catedrática ad honorem de la Universidad de Santiago de Compostela Marilar Aleixandre es la primera científica española que recibe el premio Distinguished Contribution to Research Award, el más importante del mundo en el campo de la didáctica de las ciencias.

Marilar Aleixandre./Miguel Taboada

marga tojo

Empieza su carrera redactando panfletos y revistas clandestinas. Bichos y plantas pueblan su extensa obra: poesía, narrativa e investigación científica. "Todo lo que escribimos, en realidad, forma parte del mismo texto", dice. Este domingo la escritora y catedrática ad honorem de Didáctica de las ciencias experimentales de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), Marilar Aleixandre, recoge en Baltimore (Maryland, Estados Unidos) el premio Distinguished Contribution to Research Award (DCRA) 2019 de la organización internacional de investigación en didáctica de las ciencias NARST, el más importante del mundo en este campo y que, desde su inicio, en 1986, solo ha recaído en cuatro investigadores europeos.

Marilar Aleixandre es pionera en muchas cosas. Es autora de la primera tesis sobre didáctica de la biología en España, en 1990. El artículo más citado de autoría española en la Web of science lleva su firma y con él se inicia una línea de investigación sobre argumentación en las clases de ciencias. Redacta el primer libro de ciencias en gallego. Y en gallego desarrolla la mayor parte de su faceta más conocida: la de escritora. De hecho, es una de las todavía pocas mujeres que integran el plenario de la Real Academia Galega (en la que el 6 de abril ingresa la poeta y periodista Ana Romaní).

"Somos siete mujeres de treinta, aunque creo que es la de mayor proporción", explica. "Es buena cosa el equilibrio. Pero es importante que haya feministas, para incorporar una perspectiva que reconozca las contribuciones de las mujeres y que promueva un uso no sexista de la lengua. Por ejemplo, en el diccionario online de la RAG (que tiene más de 60.000 visitas al día), se puede entrar a un término desde el femenino o desde el masculino. Pensamos con palabras. Cambiar, para aceptar algo que gran parte de la sociedad ya usa, es colaborar en la dirección de superar los discursos del patriarcado. En esto, creo que la Real Academia Española está equivocada".

"Cambiar, para aceptar algo que gran parte de la sociedad ya usa, es colaborar en la dirección de superar los discursos del patriarcado"

Dice ser un animal con la lengua partida. "Una rabuda", obstinada, cuya tenacidad la llevó a no cejar en su empeño por hacer investigación científica, "en un momento (inicios de los 70) en que te decían que aquel no era sitio para una mujer".

Hay muchas vidas en la vida de Marilar Aleixandre. Y la riqueza de quien aúna diferentes saberes y destrezas. Es una bióloga antifranquista en el Madrid de finales de los 60. Nace y crece en esa misma ciudad, en una extensa familia de origen valenciano y andaluz. Nueve hermanos y muchos sobrinos y sobrinas. "Aunque no hijos, he vivido siempre en medio de criaturas y adolescentes". Tal vez por eso el éxito de su narrativa juvenil.

Una de sus novelas juveniles, La cabeza de medusa (Anaya, 2009), aborda el tema de las agresiones sexuales y está siendo más leída ahora en institutos que cuando se publicó, "quizá a partir de sucesos como el de La manada y del #MeToo". ¿Cómo reacciona el alumnado? "El año pasado, en un centro, algún profesorado no la consideró adecuada para 4º de ESO (15-16 años), pero al final la leyeron y organizaron un encuentro. Les comenté que en España, según las estadísticas, siete de cada cien mujeres han sufrido una agresión sexual antes de los veinte años y al menos una de cada doscientas ha sido violada. Una chica levantó la mano y dijo: 'Yo lo he sido'. Ha habido un cambio. Se empieza entender que quien debe sentir vergüenza es el violador".

Marilar Aleixandre empieza siendo entomóloga en la Universidad Complutense de Madrid. Desea que el catedrático de zoología de vertebrados Francisco Bernis, fundador de la Sociedad Española de Ornitología (1954) dirija su tesis sobre serpientes y anfibios, "de los que entonces no se sabe mucho". Bernis había logrado, entre otras importantes cuestiones de protección de la naturaleza en territorio estatal, convencer en 1953 a Franco de que no se planten eucaliptos en Doñana. Pero es el año 1973 y Bernis tiene a uno de sus hijos, vinculado al Partido Comunista Español, en prisión y no está disponible.

Marilar Aleixandre cambia su trabajo de doctorado al estudio de los saltamontes, "insectos de los que faltaba mucho por catalogar". "Entonces tengo la primera constatación de la precariedad que me toca, ligada al machismo, y de las trabas que voy a encontrar en mi carrera como investigadora". "Hoy también hay mucho mileurismo en la universidad, gente que sigue cobrando así diez años después de hacer la tesis. En mi caso, a principios de los 70, está vinculado al hecho de ser mujer. Tenía contratos de cuatro horas a la semana y veía cómo pasaban delante de mí a ocupar puestos a tiempo completo todos los compañeros hombres. Cuando protesté, el catedrático Salvador Peris me dijo: 'Marilar, las mujeres, ya se sabe, os casáis, tenéis hijos y no hacéis investigación'. No tenía opciones, así que oposité a enseñanza secundaria".

Su destino es Vigo, el Instituto de O Calvario (hoy IES Castelao), donde da clases durante trece años. Hace salidas de campo y trabaja por proyectos, formando grupos de investigación con su alumnado. "Son métodos novedosos para la época y los alumnos se acaban implicando".

En Vigo participa en la fundación de la asociación clandestina de vecinos del barrio de O Calvario, "donde todo el mundo habla gallego". Cae en la familia de los López Facal, "que es como caer en el caldero de Obelix", una familia donde aprende gallego "por inmersión". Después lo adopta como lengua literaria, "aunque lo primero que escribo en gallego es de ciencias". Con Antía Cal, referente en renovación pedagógica, emprende ese camino.

En verano de 1976 seiscientos docentes y estudiosos con ansias de cambios se reúnen en Maceda (Ourense) en las primeras jornadas de la enseñanza gallega. Franco ha muerto y todo parece posible: Una escuela gallega pública, democrática e innovadora. La Escola d’Estiu de Rosa Sensat lleva ya diez ediciones. ¿Qué puede salir mal?

El primer día, los delegados gubernativos, policías de la brigada político-social de paisano, obligan a retirar carteles. El grupo de profesores de biología del que forma parte Marilar Aleixandre presenta el primer material para enseñar ciencias en gallego, un folleto sobre los árboles de Galicia editado por el Colegio de Biólogos. El segundo día, la guardia civil interrumpe con metralletas las jornadas para comunicar la orden del gobernador civil de suspenderlas, al grito de: 'Quéimovos!' ("¡Os quemo!"), "que ya quisiera para sí el doblaje de alguna película de acción", bromea.

En 1981 Marilar Aleixandre termina el primer libro de ciencias en gallego, Xilbarbeira, pero el intento de golpe de Estado hace que la editorial se eche atrás. Deciden realizar una edición de autor en una imprenta viguesa donde imprimen sus panfletos durante décadas los partidos políticos clandestinos y distribuirla en institutos. Hasta 1989 no existen libros oficiales de ciencias en gallego, Setestrelo 1 y 3, de los que es coautora.

Considera que hablar más de una lengua "es una riqueza siempre". "Pero hay señores que presumen de constitucionalistas y atacan las lenguas que están en la Constitución. Yo hablaba también inglés y francés y no me estorbaron para aprender gallego. Cuantos más idiomas sabes más facilidad tienes para conocer otro. Lo primero que leí en gallego fue Longa noite de pedra (Celso Emilio Ferreiro, 1962) y O atraso económico en Galiza (Xosé Manuel Beiras, 1972), cuando aún vivía en Madrid. Pero también tenía libros en catalán. Debería ser normal. Si tu lengua madre es el castellano puedes entender otra lengua románica con un pequeño esfuerzo".

En 1988 Aleixandre regresa a la facultad. Entra en la Universidad de Santiago de Compostela "desde abajo", y en ella desarrolla en profundidad la investigación en didáctica de las ciencias. "Hay que decir que en España no se facilita el acceso a la investigación en la universidad desde fuera. Habría que revisarlo, porque la endogamia no fomenta la excelencia". A esto, sostiene, hay que sumarle la "catastrófica" inversión española en I+D.

Según un informe de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), el gobierno de Rajoy dejó el 70% de su presupuesto para ciencia sin gastar en 2017. Aunque en 2018 creció por encima del PIB por primera vez en siete años, Europa invierte en ciencia un 22% más que antes de la crisis, mientras España lo hace casi un 6% menos. "En enero me invitaron a dar una conferencia en Corea del Sur, un país que destina el 4,7% de su PIB a educación (es la media de la OCDE) y en I+D es la segunda del mundo, el 4,24% (España el 1,2%). Además, destinamos recursos para la formación de investigadores y de doctores que después tienen que irse a trabajar al extranjero. Parece que muchas empresas e inversores se mueven en la economía especulativa, no en la creación de compañías con alto perfil investigador y tecnológico".

¿Qué se está haciendo bien y en qué hay que cambiar en la enseñanza de las ciencias? "Creo que en Galicia y en España hay profesores que lo hacen muy bien. Pero a veces nos vemos en el dilema de enseñar ciencias al alumnado del siglo XXI como si estuviésemos en el XVIII. El profesorado se ve en la tesitura de darle preeminencia a programas que tienen que cubrir absolutamente todo. Claro que hay que aprender algunas teorías y modelos fundamentales y algunos contenidos son esenciales. Pero también hay que enseñar herramientas, como se suele decir, para aprender a aprender. No hace falta saber listas, pero sí una forma de trabajar y un espíritu crítico basado en análisis y apoyar afirmaciones en pruebas. ‘La homeopatía es maravillosa’, dice alguien. ¿Qué pruebas tienes? ¿Ninguna? Entonces la ciencia no puede considerarla buena. El alumnado pasa por la difícil tarea de ser capaz de desarrollar un pensamiento independiente de su grupo de referencia, que en esa edad es sobre todo el entorno de amigos".

Romper esa espiral del silencio, método de control social según la teoría desarrollada por la politóloga Noelle-Neumann, "es una de las mayores dificultades a las que se enfrenta un ser humano en sociedad". "No solo la filosofía hace desarrollar el espíritu crítico, las ciencias experimentales también pueden ser una vía". El premio Nobel James Watson, codescubridor de la estructura del ADN, defiende tesis racistas y machistas: Los blancos son más inteligentes que los negros o los hombres más que las mujeres. "Son afirmaciones que se desmontan fácilmente con ciencia. He dirigido la tesis de Blanca Puig sobre la expresión de los genes y el racismo. Le preguntamos al alumnado por qué los atletas negros son mejores en las pruebas atléticas. ¿Qué parte es genética y qué parte es ambiental? ¿Dónde viven los atletas, con qué condiciones? ¿Bajarían sus marcas si viviesen en la precariedad? Les cuesta pensar que mucho de lo que somos se debe al ambiente en el que nos desarrollamos".

¿Sería factible introducir la enseñanza científica en Educación Infantil? "¡Claro que se puede! Porque precisamente los programas son más flexibles en esa etapa". "Lo más importante es darles oportunidades para que formulen sus propias preguntas, reflexionen sobre sus observaciones, en una cultura de clase en la que las afirmaciones deben sustentarse en pruebas".

De eso habla otro artículo, premiado por la National Science Teachers Association (NSTA), que firma junto a la investigadora Sabela Monteira, a quien Aleixandre dirigió su tesis. Está basado en su trabajo pionero sobre cómo el alumnado de Infantil es capaz de generar pruebas empíricas para comprobar ideas científicas. Para ello, Monteira participó en una misma clase durante todo el ciclo educativo, de 3 a 6 años, con las maestras del grupo Torque, que desarrollan un proyecto de ciencias cada año.

Dice que al alumnado le suele gustar la biología o la geología: "Hay que salir al campo, al laboratorio. Tienes que hacerlo muy mal para que la aborrezcan". Pero que la abstracción cuesta más. "Debemos esforzarnos en visibilizar que la física o las matemáticas tienen que ver con resolver problemas de nuestra vida diaria. La gente de matemáticas de la USC ha hecho un esfuerzo enorme. Realizan iniciativas fantásticas como las Chocomates, para alumnos de la ESO. No es estupendo que una carrera se abandone el primer año para poder decir: ‘Es que somos una elite, solo va a aprobar el 15% y las mujeres ni te cuento’. Uno de los efectos disuasorios desde la escuela es que la imagen que se transmite de quien hace ciencia es la de un señor aburrido que no comunica nada o un informático con pinta de pirado. Esto no es muy atractivo para las chicas jóvenes. Aunque la escuela no es un sitio que solucione todos los problemas, porque aporta alrededor del 25% de lo que aprendemos. En todos los ámbitos de la sociedad y en las casas hay que cambiar mucho en materia de igualdad, porque si no, o eres muy rabuda desde pequeña o lo dejas. En España sigue habiendo trabas para que las mujeres progresen en investigación. Sucederá mientras los cuidados no sean una responsabilidad social. Aunque cada día más mujeres eligen opciones científicas".

El citado caso de Watson es significativo. En 1962 recoge junto a Francis Compton Crick y Maurice Wilkins el Premio Nobel por su trabajo de descubrimiento del ADN. En 1952 es Rosalind Franklin quien logra fotografiar la forma B del ADN. Pero a espaldas de la científica, Wilkins le enseña a Watson las fotos decisivas antes de que ella publique sus resultados. El nombre de Rosalind Franklin nunca se menciona. "Pensemos que ella tomaba el té en el cuarto de las escobas porque en el salón solo podían tomarlo los hombres. Es un ejemplo de cómo las rutinas machistas son muy difíciles de romper, pero puede lograrse".

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