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El número de personas en las colas del hambre crece en Madrid a causa de la inflación 

En los últimos meses el número de personas que requieren de la ayuda alimenticia de asociaciones vecinales y  sociales ha aumentado en un 30% a causa de la subida de los precios de los bienes básicos y la vivienda.

Imagen del Banco de Alimentos del Colegio de San Fernando- 16/09/2022
Imagen del Banco de Alimentos del Colegio de San Fernando- 16/09/2022. Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

Desde el año 2020, ver a personas haciendo cola para recibir comida es un escenario típico de Madrid, donde a falta de ayuda por parte de las instituciones, las asociaciones vecinales y sociales se hacen cargo de una realidad cada vez más compleja. 

A los estragos de la pandemia, todavía más que palpables en los sectores vulnerables, se les suman la inflación de los precios de los productos básicos, que hace que para muchos tener para comer todos los días sea algo imposible. Además, el encarecimiento de la vida tiene una repercusión directa en el precio del alquiler, condicionando el presupuesto de muchas personas en situaciones precarias especialmente en los grandes grupos urbanos.

El número de personas que hacen cola para poder recibir alimentos u otro tipo de productos de primera necesidad se ha disparado. Según informa EFE la cantidad de solicitantes del Banco del Bebé de la Fundación Madrina, ha aumentado en un 30% en los últimos meses, lo que quiere decir que alrededor de 250 personas al día acuden a esperar su turno. En las colas, a día de hoy, se encuentran nuevos perfiles y también personas reincidentes que habían dejado de solicitar comida una vez la pandemia se había estabilizado. 

"Son familias que están condenadas a la colas del hambre"

Una tarde cualquiera hay en la fila más de una decena de mujeres ucranianas con niños pequeños en busca de víveres, ropa y útiles escolares. "Son familias que están condenadas a las colas del hambre por la situación de necesidad, porque no encuentran trabajo, porque el acceso a la vivienda es muy difícil y no tienen ayuda directa", explica a EFE Conrado Jiménez, presidente y fundador de la Fundación Madrina.

Con el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania, uno de los nuevos perfiles más recurrentes en estas colas es el de refugiados ucranianos. Desde febrero muchos de ellos se encuentran en una situación de total vulnerabilidad. A día de hoy el alojamiento provisto por familias de acogidas se está terminando para muchos de ellos. La situación de crisis generalizada también ha supuesto un problema en los regímenes de ayuda como el de las familias de acogida o el número de donaciones de alimentos, que ha sufrido una estrepitosa caída con el encarecimiento de la comida. 

"Han pasado de perder su hogar por la guerra, a pasar de refugiados y a terminar como mendigos", ha explicado Jiménez a la agencia de noticias, mientras junto a su equipo hace la entrega de cajas con comida, elementos de higiene para bebés y mochilas escolares.​

"Han pasado de perder su hogar por la guerra, a pasar de refugiados y a terminar como mendigos"

La subida de precios general hace que mucha gente tenga que hacer malabares con sus presupuestos, en muchos casos es optar por comer o pagar el alquiler. Este es el panorama de muchas de las personas que se han visto obligadas a volver a acudir a las colas del hambre. Como Karina Pozo, actualmente desempleada, que ha regresado para "lograr llegar a fin de mes" con dos niñas pequeñas.  "Esta ayuda es muy útil en casa. Antes con 50 euros yo hacía las compras del mes y ahora no, todo está más caro y se necesita más dinero para el mercado", ha declarado. 

Madrina también ha detectado que están llegando a formar las filas, ciudadanos españoles que no habían acudido antes; más personas latinas, especialmente las que no llevan ni tres meses en España; muchas más madres embarazadas o con bebés; y hasta abuelos que ayudan o acogen a sus hijos en su casa, para que no afronten la subida de precios en las viviendas.

Rocío, española y madre de cuatro menores, es la primera vez que acude a las colas del hambre y lo hace ante la falta de empleo y de no poder recibir ningún tipo de ayuda. "Estoy viviendo con mis hijas en la casa de mi padre, pero como no tengo trabajo, él ya no puede mantenernos ahí. Estoy solicitando una vivienda para personas vulnerables, pero ahora no tengo cómo alimentar a mis niñas en lo que sobra del mes", cuenta la mujer.

Los efectos de la crisis por la guerra de Ucrania y la inflación también la confirman otras asociaciones y fundaciones de ayuda social como Cáritas. Raúl Flores, sociólogo y coordinador del Equipo de Estudios de Cáritas en España, ha explicado a EFE que también se está percibiendo una mayor demanda de familias que necesitan recursos, especialmente en las grandes ciudades, como Madrid y Barcelona, donde la subida de los precios se haces especialmente palpables en los alquileres de viviendas, ya de por sí inflados.

"El mismo dinero que cargábamos en la tarjeta monedero hace un año, que eran 80 euros, hoy en día no les alcanza a las familias. Hay nuevas personas que se están acercando para las que la subida de precio ha sido la gota que ha colmado el vaso para buscar un apoyo", has destacado Flores.

"La subida de precio ha sido la gota que ha colmado el vaso para buscar un apoyo"

Flores menciona que la subida de los precios ha empobrecido aún más a las mismas personas que han estado siendo atendidas por Cáritas y a las que estaban en situación de vulnerabilidad, pobreza y exclusión social. Destaca como grupos en especial riesgo a las familias, "porque enfrentan una etapa de crisis en la que tienen que asumir el coste de la crianza", y a las personas migrantes recién llegadas a España, porque carecen de una red de apoyo a nivel económico pero también de acompañamiento en su dura situación. 

Para reducir este problema social que crece con los precios, Flores plantea tres soluciones: generar una protección social adecuada para las familias con hijos, resolver el problema de la vivienda "que es un pozo sin fondo que se traga todos los ingresos de las familias", y garantizar unos ingresos mínimos que cubran todas las necesidades de las personas vulnerables porque "el de ahora se encuentra lejos de dar estabilidad a las familias que lo necesitan".

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