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El precio de la luz aumentará un 44% hasta 2030 si Europa sigue apostando por el carbón y el gas

El retraso y las barreras en el despliegue de renovables podría multiplicar un 80% el precio del CO2 en la UE, con pésimas consecuencias para el mercado mayorista, según una investigación encargada por la Fundación Europea para el Clima.

El humo sale por las chimeneas de la planta de carbón de Belchatow, en Polonia.
El humo sale por las chimeneas de la planta de carbón de Belchatow, en Polonia. Peter Andrews / REUTERS

Si Europa no corta la dependencia del carbón para producir energía, el precio de la luz se disparará de aquí a finales de década. Así lo detalla un informe de la consultora Aurora Energy Research –encargado por la Fundación Europea para el Clima– que estima el coste del CO2 podría elevarse en un 80% en la próxima década si se prosigue con una lenta expansión de las renovables, lo que tendría consecuencias directas en el precio de mercado mayorista.

Si el carbón sigue siendo una opción en Europa y se sigue retrasando la penetración de las renovables, el precio de la luz –debido al incremento del precio de CO2 y al aumento de la generación a través de las centrales de gas natural– será un 44% más caro en el año 2030 de lo que sería en un escenario positivo donde todos los Estados cumplieran con la meta de la cuota de energías renovables de la Comisión Europea para la transición energética. Se trata de un porcentaje promedio sacado de los análisis de países como Alemania, Polonia, Italia, Rumania, Bulgaria y Grecia, aunque se aplica una tendencia similar a prácticamente todos los países de la UE.

Linus Beer, uno de los investigadores de la consultora en Alemania, informa de que la tendencia de freno a las energías limpias podría provocar otras consecuencias como una mayor dependencia del gas. "La mayoría de plantas de carbón van a salir del mercado y si se mantienen las limitaciones actuales a la construcción de renovables se va a crear un vacío para satisfacer la demanda energética. Este vacío seguramente será llenado con la generación de plantas de gas, lo que supondrá que el precio del mercado de CO2 siga aumentando y con ello el precio mayorista de la electricidad", explica a Público el experto, que indica cómo esto derivaría también en una mayor dependencia del exterior.

En un escenario positivo en el que los países cumplieran con el objetivo de la transición energética y aplicasen una cuota por encima del 47,7% de generación a través de eólica y solar–tal y como marca la Directiva Renovables–, los precios no sólo verían una evolución positiva sino que entrarían en un clima de estabilidad. "La dependencia de la UE de las importaciones de gas natural se limitaría para el sector eléctrico. (...) Esto reduce la exposición del mercado a la volatilidad futura y coloca a los Estados miembros en una mejor posición", analiza el informe.

Los precios del carbón o el gas son determinantes para entender la escalada de precios del sector de la luz. En cada hora del día se determina un precio energético que viene fijado por la central más cara en producir. Esto hace que las centrales de carbón o de gas, habitualmente con precios más elevados, tengan un peso determinante a la hora de encarecer los precios. Pero además, entran en juego otros factores como el mercado de CO2, que afecta el costo de generación de electricidad de las centrales de carbón y de gas natural.

En ese sentido, si la expansión de las renovables se acelera y se alinea con los objetivos marcados por la CE para alcanzar las metas de energías renovables del Green New Deal, se lograría una reducción de precios en el mercado mayorista de hasta el 14% en algunos países como Alemania en comparación con los datos promedio del primer semestre de 2021. En Polonia, un país fuertemente vinculado al carbón, los precios podrían caer hasta un 26%. 

Aunque todavía no hay nada confirmado, la Unión Europea no parece avanzar en la buena dirección, en tanto que en las últimas semanas ha anunciado que estudia catalogar el gas dentro de la taxonomía verde, una herramienta que sirve para condicionar las ayudas financieras en la transición energética. Beer, que señala que la investigación no ha abordado cuantitativamente esta decisión, advierte de que esta decisión "no hace que el gas sea más barato, seguirá teniendo el precio determinado por el mercado. Además, la inclusión de las centrales de gas a la taxonomía verde no hace que se limiten las dependencias actuales de importación de países europeos, ni los riesgos asociados a la volatilidad de precio de gas natural como vemos actualmente. Al fin y al cabo, el gas natural no es una fuente de energía limpia por lo que puede resultar contradictorio considerarlo dentro de la taxonomía verde".

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