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Televisión pública Multipartidismo: ¿Siguen siendo las televisiones autonómicas un juguete al servicio de los partidos?

De RTVE a Telemadrid, pasando por TVG, todos los trabajadores confiesan complicaciones para llevar a cabo su trabajo de manera independiente y honesta. Los partidos políticos españoles no dan espacio a la libertad informativa, aunque la ausencia de mayorías absolutas en los gobiernos y la pluralidad partidista han suavizado la censura.

Plató del canal de 24H, de la TDT.

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Lamentaba Fellini que la televisión es el espejo donde se refleja la derrota de la cultura, y eso que no vivió la época de Gran Hermano, el Grand Prix o Noche de Fiesta de Jose Luis Moreno

El último programa estrenado por Telemadrid ha conseguido levantar las audiencias de la cadena madrileña –los últimos datos la sitúan en un 5,4% de share, tercera por la cola entre las autonómicas– a costa de dinamitar la neutralidad que se le exige a un medio financiado con los impuestos de la ciudadanía.

La Vuelta al Cole, formato en el que un grupo de escolares interpela a los invitados, ha dejado frases como la de Almeida, que dijo preferir salvar antes Notre Dame que el Amazonas, que la izquierda decide por los niños o el desprecio al feminismo de Mario Vaquerizo. Luis Lombardo, presidente de Comité de Empresa de Telemadrid, denuncia el producto: "Este programa no debería haber pasado el filtro para la emisión en un servicio público. Hay que evitar decir cosas como que un político huele mejor que otro, aunque con Iglesias está todo el campo abonado", dice en relación a la frase de Carmen Lomana en el programa: "Cuando le vi le dije que usara desodorante".

"La manipulación durante el gobierno de Aguirre afectó mucho a la cadena"

Con todo, y con la excepción del programa más polémico esta semana, las entrañas de Telemadrid han sufrido un cambio tras la ruptura del bipartidismo, en la que los trabajadores aseguran haber vivido cambios notables: "El cambio se produce cuando el PP pierde la mayoría absoluta. Ha habido una transformación abismal en estos últimos años. Los servicios informativos hacen un programa mucho más digno. Está muy distanciado de lo que ha sido en los últimos años. La manipulación burda durante el gobierno de Esperanza Aguirre afectó mucho a la cadena", asegura Lombardo.

RTVE tras la dictadura 

Televisión Española, fundada en 1956, ha vivido bajo la constante amenaza de censura, así como Radio Nacional, que veían como cada gobierno imponía su manera de contar las noticias. Fernando Quirós, director del departamento de Periodismo y Nuevos Medios de la Universidad Complutense de Madrid, ha observado dinámicas de manipulación continuadas: "Rota la dictadura, TVE se convirtió en TeleSuárez. En 1979, cuando los sondeos daban al PSOE como ganador de las siguientes elecciones, se emitió una intervención de Adolfo Suárez en la que decía que en España era 'o el comunismo o yo'. Pero tras la llegada de Felipe González al Gobierno en 1982, TVE se escoró mucho hacia el PSOE, en especial durante al referéndum de la OTAN", asegura el profesor. 

"Tras la dictadura, TVE se convirtió en Telesuarez"

Mirando hacia el pasado más inmediato, la independencia de contenidos tampoco ha salido bien parada: "Los gobiernos del PP han sido pura ideología, particularmente el segundo mandato de Aznar, con personajes impresentables. Quizás, la época más equilibrada para los informativos fue con Zapatero", concluye Quirós. 

Esa visión sobre la gestión de Zapatero pone de acuerdo a muchas voces, entre ellas Javier Gallego, presentador de Carne Cruda, que fue cesado de Radio 3: "Mi primera etapa en Radio Nacional fue con Aznar y la manipulación era pública y notoria. También he estado en la etapa de Zapatero y pese a que fui crítico con los recortes, nadie me dijo nunca nada al respecto, tuve absoluta libertad. Se le pueden achacar muchos errores, pero eso fue de lo mejor que hizo. Se dio cuenta de que un medio no puede estar al control de un partido", relata el locutor. 

Gallego, pese a todo, vio como su programa era depurado de la programación tras un polémico editorial: "El detonante fue una reflexión que hice sobre el cambio de Estatuto de RTVE cuando llegó Rajoy, donde el Gobierno recuperaba el control sobre la cadena pública. Zapatero había hecho cambios dando más independencia y utilicé la frase de Unamuno de 'venceréis pero no convenceréis'. El Mundo lo sacó en portada con un titular un poco agresivo tipo 'Un locutor de Radio3 ataca al Gobierno' y se produjo mucho revuelo interno. Me llamaron muchos compañeros a ofrecerme su apoyo, más privada que públicamente, y eso me colocó en el punto el mira", recuerda Gallego.

Montse Melia fue parte del consejo de informativos de TVE durante los últimos cuatro años de Mariano Rajoy. Afincada en Barcelona, constató la degradación de los contenidos: "En cuanto ganó el PP hicieron una redacción paralela. Trajeron gente de Intereconomía y este tipo de medios, con contratos precarios, que esa gente es mucho más manejable. Se notaba que en el tratamiento de la información había mucho control, fue una época horrorosa", asegura la redactora.

Recortes, la mayor censura

La periodista Antonia Álvarez, redactora de Canal Sur durante treinta años, ha conocido todas las etapas de la televisión andaluza. Con reflexión incluida sobre la degradación de la profesión, considera que la censura cada vez es menor: "Yo sufrí censura en los años 90, cuando hice dos reportajes que no me publicaron, pero a lo largo de estos años siento que ya no es ni necesaria, porque los temas que se hacen ahora carecen de crítica", asegura la redactora. 

"Se publican temas tan banales que no es necesario ni censurarlos"

Los recortes y el enfoque de los temas acaban siendo el mejor y más eficaz método de censura: "Las formas más eficaces de manipulación es la omisión de temas y la falta de personal. Mucha gente critica a Canal Sur por tener 1.500 trabajadores, pero para un territorio como Andalucía, un tercio de España, no es tanto. Sin embargo, uno de los grandes problemas es que hemos llegado a una banalizacion de temas que no tocan las cosquillas de ningún poder, que no es necesario ni censurarlos, porque no molestan ni al poder político ni al económico. Ahora se busca gente dócil, que no sean críticos", arguye.  

Canal Sur ha vivido en la realidad andaluza, siempre regida y gobernada por el PSOE hasta el pasado diciembre de 2018. Álvarez asegura que, siendo justos, aún es pronto para notar cambios de la mano de PP, Ciudadanos y Vox: "Sería un prejuicio hablar sobre la gestión actual, porque en Canal Sur no ha tenido repercusión hasta el pasado mes de julio, cuando se formó el nuevo Consejo de Administración", justifica. 

El control de la dirección 

Una autonómica siempre en el punto de mira de todos y, como todas, un objeto de deseo por parte de los políticos es TV3, atacada constantemente desde el resto de medios y políticos fuera de la órbita independentista y catalanista, muchos que ni la ven ni entienden el catalán. Por un lado, un representante del Comité de trabajadores de la cadena, que prefiere mantenerse en el anonimato, pone el foco de la responsabilidad en los actuales líderes del Govern: "Mucha gente pasa de puntillas en que JxCAT y ERC controlan la televisión y la radio a través de los puestos de dirección". Sin embargo, según el último estudio del CIS, la televisión catalana es la única de las autonómicas que supera en audiencia a las cadenas estatales en Catalunya; es decir, que los catalanes prefieren su televisión y su lengua al resto de cadenas, un rasgo muy peculiar acorde con la peculiaridad territorial catalana.

Dice el mismo representante del Comité de TV3 que el procés y su juico han "generado división de opiniones. Ante grandes causas siempre te planteas si ser neutral o no (como el derechos de las mujeres, por ejemplo); con el procés pasa lo mismo, por lo que se generan muchas opiniones", concluye, al ser un tema muy potente e inédito en el resto de España.

En TVG, la televisión gallega autonómica, se llevan a cabo desde hace 72 semanas los Viernes Negros, que denuncian la falta de independencia a la hora de abordar temas en torno al Gobierno de la Xunta. Más en concreto, sobre Feijóo. 

Luis Álvarez Pousa, catedrático en Periodismo y profesor en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), compara las maneras de Feijóo con las de Fraga: "Hubo un intento en 2011 de adecuar la regulación de la televisión y la radio a las exigencias de la Unión Europea. Fue aprobada, pero Feijóo secuestró la ley y ha impedido desarrollarla. Todos los mandos están elegidos a dedo y no hay ninguna participación de la ciudadanía en el control y gestión de los medios públicos. Sigue el modelo marcado por Manuel Fraga; el controla todo el sistema mediático. Tiene a su antojo los medios públicos y controla los privados, que los tiene totalmente comprados. Es el sistema de doma y castración de los medios. A la hora de informar de una manera plural están totalmente contaminados por el poder de Feijóo", asegura. 

"De la Xunta, hablar sí, pero en positivo"

Los propios trabajadores, que se aglutinan a través de la plataforma Defende a Galega, denuncian la censura continuada en su cadena: "La manipulación se practica todos los días en los informativos de la tele y la radio públicas de Galicia (CRTVG). Nos afecta en nuestra labor diaria", aseguran. 

Feijóo es, según los periodistas, una figura díficil de cubrir en sus informaciones: "Una práctica habitual es no considerar noticia cualquier crítica o denuncia a actuaciones de la Xunta de Galicia hasta que hay una respuesta del propio gobierno autonómico, de la que, entonces, sí se informa. Los datos del paro son otro clásico de manipulación: mérito del gobierno autonómico cuando crece el empleo, culpa del estatal cuando baja el paro. De la Xunta hablar sí, pero en positivo", denuncian.

Desde Defende a Galega perciben que hubo tiempos con más libertad, aunque sin demasiada nostalgia: "Hubo épocas mejores, sí, pero en informativos siempre vamos a estar vendidos sin un Consejo de Informativos, un organismo que controle y denuncie los casos de manipulación y censura y, además, vele porque los contenidos se ajusten a criterios profesionales. Sin esa herramienta nunca habrá suficiente independencia", concluyen.

¿Alguna tele pública de calidad?

"Traficamos con ilusiones. ¡Ninguna de ellas es real!", gritaba Peter Finch en Network, un mundo implacable, en aquel legendario monólogo sobre la televisión. ¿Hay alguna televisión pública que se pueda considerar un éxito? Si el éxito es una información independiente continuada en el tiempo sin importar quien está a cargo de la legislatura. En España no, pero en Europa hay varios ejemplos. 

"La BBC ha hecho una excelente televisión pública, que incluso resistió los envites de Margaret Thatcher. Sigue siendo un referente, aunque menos, porque ha habido muchas meteduras de patas, pero cuando se la idealizó hubo motivos. La RAI en Italia era una excelente televisión pública, de ahí la inquina que tiene Berlusconi", arguye Quirós. 

Álvarez, que también destaca el medio británico, propone otros modelos europeos: "La prueba de que la BBC es un éxito es que ningún político británico cuestionaría la existencia de la cadena, algo que sí se hace en España; pero más allá de Reino Unido, los medios públicos alemanes y la televisión sueca SVT son excelentes", concluye.

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