"La silla Rubiales": la hilarante metáfora de la cómica Marina Lobo sobre las terrazas

Publicado el 18 de abril del 2024

El veranito. La urbe. Esas terracitas buenas para departir con el personal, entregarse al bebercio e incluso, llegado el momento, incurrir en la melopea. La vida, cuando aprieta, nos provee de terracitas para no caer en la anomina y/o la revolución.

Si bien cuentan con un inconveniente –no menor, que diría el inefable Rajoy– que la periodista y cómica Marina Lobo ha tenido a bien compartir en Ilustres ignorantes.

Se trata de las sillas, más concretamente del ardor que expiden cuando llevan horas bajo el sol. Un ardor que calienta el chichi, toto o potorro de turno y que, como lamenta Lobo en este vídeo, está condicionado fuertemente por el material y diseño de las sillas.

En concreto, hay un tipo de silla, cuyo respaldar y asiento están hechos con una trama de algún sucedáneo del mimbre que, como indica Lobo, "se te incrusta en el culo". Una silla que agrede y que ya ha sido bautizada como "la silla Rubiales".

Pues eso, eviten en la medida de lo posible la "silla Rubiales". Pero no abandonen las terrazas, hagan el favor. Las terrazas son la sal de la vida, nuestra particular redención en ese sálvese quien pueda que es el día a día.

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