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Rigoberta Bandini
Rigoberta Bandini. Fuente: Twitter
Rigoberta Bandini.
Rigoberta Bandini. Fuente: Twitter

Paula Ribó se despide de Rigoberta Bandini en el escenario

El final está cerca. La intérprete del himno eurovisivo ‘Ay mamá’ actúa este18 de diciembre en Madrid y el 22, en Pamplona. Después, se apagarán los focos y habrá que escuchar (en bucle) ‘La Emperatriz‘ en CD o plataformas de streaming. La catalana reivindica su derecho a hacer lo que le dé la gana. Ha sido cantante pop, actriz de doblaje, escritora y madre. Ahora pide a su alterego que le deje ser, aunque sea por un rato, la mujer libre que reivindica en sus letras.

Aurora Muñoz

Rigoberta Bandini es lo más parecido a un Leonardo da Vinci en versión electrónica. Se ha pasado Internet hace rato, basta para demostrarlo que Mónica Naranjo se le declare fan incondicional en Twitter o que C. Tangana la incluya en su lista de influencias para El Madrileño. Si ser alguien en este país pasa por que Los Javis te inviten a hacer un cameo en Paquita Salas, lo mismo le falta una temporada pero, entre tanto, su Too Many Drugs pone banda sonora a un escenón de la serie Veneno. No es mal mix de prescriptores como carta de presentación. Más que suficiente para que un presidente del Gobierno no pueda agenciarse sus versos sin que se le reclame atribución.

El alterego de Paula Ribó se hizo mainstream sobre el escenario del Benidorm Fest. Llegó con una promesa de ‘mala madre’ que hizo soñar a miles de mujeres con su victoria en Eurovisión: llevar una teta gigante a la primera plana del festival. «Será tan grande que no cabremos en el escenario», anunció desde sus redes sociales, pero al final aquel gran globo terráqueo con forma de pecho no salió de la escena patria. Eso no impidió que su interpretación de Ay mama fuera calificada como «una joya inesperada» por artistas como el cantautor Marwán. Aquellos que se hayan quedado con ganas de verla brillar sobre el escenario, este domingo (18 de diciembre) tienen una oportunidad en el WiZink Center. Al menos, los que pertenecen al grupo de los afortunados que consiguieron entradas en las tres horas y veinte minutos que tardó en colgar el cartel de «no hay billetes». Segundo llenazo consecutivo en Madrid con una separación de dos meses escasos.

El retiro de la emperatriz del electropop

Hace una semana, el cantante Dani Martín anunciaba su desaparición temporal de la escena musical. «Nos vemos en unos años, sed felices (…) Hasta luego, hasta siempre, hasta cuando surja de verdad. Gracias. Blackout», decía en una publicación en Instagram donde ponía en valor la necesidad de parar, tomar tierra y crear con libertad. El mensaje corrió como la pólvora. Algunas cabeceras tiraron de clickbait y pusieron en entredicho la salud mental del excomponente de El Canto del Loco. Martín matizó sus palabras a las pocas horas y añadió una crítica directa al tratamiento informativo que habían recibido: «Lo más bonito de todo, lo que sí me creo y más me siento, con respeto a esta profesión, es payaso. Mostrar lo que sientes, cómo te sientes: pequeño, sorprendido. La necesidad de tomar un tiempo para que puedas echar de menos lo que más te gusta. Parece que todo eso junto, para algunos, es tener un problema de salud mental. Para mí, es tener la capacidad de contar cómo me siento, cómo estoy conmigo, qué me falta, qué me da igual», aclaraba.

 

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Algo así comentaba Ribó con Pucho (C. Tangana, para la mayoría de los mortales) en la primera de sus RIGOtalks, un formato que ella misma ha definido como «unas charlitas monísimas con gente que me inspira y que me cae bien». Entre ellos, se encuentran nombres conocidos para la mayoría, como Jordi Évole, Samantha Hudson y Juliana Canet, pero también las personas más cercanas a la artista: la diseñadora de bisutería Adriana Manso (su mejor amiga); la mitad del dúo cómico Venga Monjas, Esteban Navarro (su marido) y María González (su madre). Ha lanzado estas conversaciones de 30 minutos en su canal de YouTube como parte de la promoción de lanzamiento de su álbum: La Emperatriz. Este regalo para el fandom le ha ofrecido además la posibilidad de difundir su propio relato de la historia que todos quieren capitalizar: el proceso de creación de una diva del electropop.

En el primero de estos encuentros, la intérprete se desahogaba con madrileño: «Necesito este parón, volver al vacío, no saber si voy a volver a hacer música», confesaba. Cinco meses atrás, decidió darle la exclusiva a David Broncano en el programa de cierre de temporada de La Resistencia que se grabó en Ibiza. «Tengo que explicar una cosa importantísima», adelantaba entonces. «En otoño voy a hacer el final de la gira y después me retiro un rato largo. (…) La verdad es que ya estoy un poquito hasta el coño de las cosas», amplió sin contemplaciones.

Rigoberta Bandini es un personaje que nació con un punto de humor y el rollazo que le otorga el apellido de un famoso personaje de ficción creado por John Fante: Arturo Bandini, pero detrás de todo ese atrezzo moderno y visionario, se esconde una mujer que a veces solo quiere ser la que siempre. Una anónima. «Siento que Paula Ribó no existe, solo existe Rigoberta Bandini. Hay un punto que es chulo, pero yo quiero existir», alegaba en la segunda entrega de sus RIGOTalks, junto a su madre. «Hasta mi hijo dice que se llama Nico Navarro Bandini», bromeaba, pero la experiencia en el Benidorm Fest fue un simulacro lo suficientemente intenso como para fantasear con el fracaso. «Llegó un momento que no tenía ganas de eventos (…) por todo lo que me supuso a nivel de conciliación familiar, de no ver a mi hijo. Cuando no gané, me quité un peso de encima», reconocía.

El ruido que acompaña al éxito

Ay Mamá fue como un soufflé. El 10 de diciembre de 2021 se anunció como uno de los 14 temas seleccionados optar a representar a España en Eurovisión y el 8 de febrero ya había alcanzado el primer puesto en la lista de PROMUSICAE. Fue un temazo que subió rápido y dejó grabado para siempre en nuestras cabezas su alegato principal: «No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas. Sin ellas no habría humanidad ni habría belleza». Un mensaje feminista y casi sorrentiniano, tan necesario como controvertido. Sus alusiones al sangrado mensual pusieron en pie de guerra a un sector del feminismo que acusó a la cantante de introducir un sesgo biologicista que empodera solo a un tipo de la maternidad relacionada con el cuerpo de la mujer cis y heterosexual. Incluso Pablo Casado, el entonces líder del PP, hizo utilización política de su canción.

Ante esta lectura, Ribó declaró: «Ha sido un aprendizaje. De pronto, con cada palabra que lanzas, parece que eres el profeta», contó a Samantha Hudson en una de sus charlas promocionales. Se marcó como objetivo que las críticas no le afectasen hasta el punto de cohibirle a la hora de escribir. «Es importante que lo que cantes te represente. Otra cosa es que la gente haga un uso ruin y mezquino de eso, pero ese no es tu problema», apuntaba en su defensa la artista que se dio a conocer con la publicación del sencillo Maricón en 2015.

Aun así, la cantante hace balanza y el resultado le sale a favor. «Estoy cansada de todo el ruido, de las cosas que han sucedido, pero la escucho y todavía me emociona», admite. Su madre, en cambio, pudo ser la única persona de este país que no se prendó a la primera de este himno maternal, a pesar de que le vino dedicado: «Todas sus canciones las tengo que escuchar varias veces para que me gusten. Me tengo que adaptar», admite María González. Ya se sabe, en casa del herrero, cuchara de palo.

Afortunadamente para ‘la Bandini’, al resto le ha entrado como agua fresca su primer proyecto musical en solitario. En 2010, fundó con Paula Malia y Bàrbara Mestanza el grupo musical The Mamzelles y, apenas una década después, comenzó a rodar esta aventura a cargo de su alterego. Durante el confinamiento, subió Too many drugs a Spotify y todos empezamos a escucharla en bucle. «Fue bastante orgánico, empezó a viralizarse a pequeña escala, unas 6.000 escuchas a la semana», rememora. Al poco llegó su sencillo In Spain We Call It Soledad que se anotó más de 200 000 escuchas mensuales.

El fenómeno continuó su escalada hasta que en 2021 fue incluida en la lista de los 100 españoles más creativos de Forbes en la categoría de arte junto a la pintora Laura Cano, la poetisa Elvira Sastre o la fotógrafa Carlota Guerrero, entre otros nombres. Como ha declarado Jordi Évole, Ribó le ha «pegado un meneo muy bestia a esto».

La canción feminista en los tiempos de Despentes

Su séptimo sencillo fue Perra aunque, en realidad, fue la letra que lo inició todo. «Salió del tirón», explica la intérprete, que dejó la versión inicial grabada en su móvil. «Yo nací para ser perra, por favor, dejadme serlo, pero no quiero llevar nunca el bozal», reza la canción, que hace alusión a la autora feminista Virgine Despentes. Ribó defiende la apropiación del discurso para tratar de cambiar el sentido peyorativo acompaña a términos en femenino e invita a autoasignarse la etiqueta canina para hacer una declaración de intenciones: «Nadie me puede prohibir ladrar».

Con este antecedente y la mención expresa Delacroix por su obra a Libertad guiando al pueblo, no se podría considerar un spoiler que eligiese un concierto en Logroño para dejar un pecho al descubierto. En cambio, su madre acusa la brecha generacional y discrepa de la necesidad de utilizar este gesto como reivindicación: «Estaba todo el mundo esperando a ver si lo hacía. Le estaban provocando y al final un día lo hizo. Y me dio mucha rabia. Ganaron», resumió en una RIGOTalk. La artista defiende el poder liberador de este símbolo y admite que puso una reclamación en un hotel de Mallorca donde no le permitieron hacer topless.

Su amiga Adriana Manso se suma a esta postura. Fue una de sus acompañantes en la final del Benidorm Fest y admite que lo tenía todo preparado para el destape si se proclamaba vencedora: «Si ganabas, el foco estaba sobre nosotras y yo pensaba enseñar las tetas, me las había maquillado y todo», cuenta con humor. La peor parte de que aquello no saliera es que nos perdimos grandes ideas promocionales como la creación de un queso Tetilla bajo el sello Bandini, según desveló Esteban Navarro en una intervención conjunta en el podcast de La Pija y la Quinqui. 

Más allá de la performance, Ribó ha conseguido hacernos bailar con versos que bien podrían integrarse en Teoría King Kong . Todo el disco es una narración casi sentimental de una etapa de cambios, rupturas, maternidad e incluso, para qué negarlo, una transición a la vida adulta. El germen ya estaba publicado en 2019 por la editorial Círculo, de una amiga de su colegio. Su primer libro, Vértigo [relanzado ahora por Penguin Random House] es una autoficción sobre su crisis de los 30 y el desengaño sentimental que la llevó a Estocolmo. En esas páginas, que ya firma como Bandini, Ribó ya avisa de que «una empieza a darse cuenta de que la vida va en serio».

 

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Este domingo de diciembre vuelve a enfrentarse al salto al vacío que supone subirse a las tablas en un recinto multitudinario. «Yo confío en que seguirá habiendo canciones, pero nunca será como el inicio. Tiene un sabor muy dulce el enfrentarse por primera vez a un escenario de 30.000 personas. Es como romper un himen, aunque sea una comparación un poco rara», afirmaba en una de sus charlas en Youtube, pero aún le quedan retos. Con un poco de suerte, sorprenderá a los presentes con un villancico con vocación de hit a lo All i want for christmas is you, de Mariah Carey.  ¿Quién dijo que Bandini no puede superar al Burrito Sabanero?