Este pueblo español está metido dentro de un castillo

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Durante ocho siglos, buena parte de la provincia de Cádiz estuvo bajo dominio musulmán precisando una línea de defensa contra los cristianos del norte. En ella, los castillos y las fortalezas eran los centinelas pétreos que protegían los reinos del sur. Una de estas fortalezas ha llegado hasta nuestros días alojando a todo un pueblo: es Castillo de Castellar en el municipio gaditano de Castellar de la Frontera

A continuación, nos damos una vuelta por esta villa-fortaleza recorriendo sus calles y asomándonos a sus miradores para después conocer el resto del municipio y su entorno en el que destaca uno de los parques naturales más grandes de España: Los Alcornocales

Castillo de Castellar: un pueblo-fortaleza en Cádiz 

Castillo de Castellar - Fuente: Depositphotos
Castillo de Castellar – Fuente: Depositphotos

Parece mentira que este pueblo que luce espectacular en medio del manto verde del Campo de Gibraltar estuviese amenazado por la construcción del vecino embalse de Guadarranque. Fue a principios de los 70 cuando el Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario promueve la edificación del Pueblo Nuevo de Castellar a ocho kilómetros al sureste de la primitiva fortaleza a la que se fueron la gran mayoría de los vecinos. 

Porque vivir metidos en un castillo puede ser muy “bonito”, pero la complicada orografía y el dificultoso acceso por carretera provocaron que muchos vecinos hicieran las maletas para vivir un poco menos aislados y mejor comunicados en el pueblo nuevo. 

Pero unos pocos vecinos a los que se unieron viajeros llegados de otros países no tardaron en darse cuenta de que Castillo de Castellar podría ser un tesoro para el turismo rural ofreciendo al pueblo una segunda juventud.  

Castillo de Castellar - Fuente: Depositphotos
Castillo de Castellar – Fuente: Depositphotos

De estructura alargada adaptada al promontorio sobre el que se construyó la fortaleza, Castillo de Castellar está a media hora al norte de Algeciras. Dos aparcamientos (uno al suroeste y otro al norte) nos permiten dejar el coche y continuar la visita a pie.  

En la entrada de la fortaleza destacan dos torres almenadas que nos informan de la relación de esta construcción con el estilo nazarí que triunfó en la Alhambra de Granada. Y es que Castillo de Castellar no fue doblegada por los cristianos hasta 1434. El bisnieto del líder de aquella conquista, Juan de Saavedra, recibió el título de conde de Castellar de Carlos I: en el interior de la fortaleza se encuentra el alcázar que fue residencia durante siglos de los descendientes de Saavedra.

Pero lo que realmente deslumbra al viajero son las calles estrechas y sinuosas que denotan su origen tardomedieval, además de la arquitectura popular rural: son casas encaladas con tejas árabes a una o dos aguas, generalmente de carácter unifamiliar. Muchas de ellas se han restaurado en fechas recientes cuando el pueblo comenzó a ser destino habitual del turismo convirtiéndose en restaurantes o apartamentos, además de un hotel que ocupa parte del viejo alcázar. 

Castillo de Castellar - Fuente: Wikimedia
Castillo de Castellar – Fuente: Wikimedia

Y si no es suficiente con la lección de historia y arquitectura, Castillo de Castellar también cuenta con su rincón instagramizable: se trata del conocido como Balcón de los Amorosos, el mejor mirador del pueblo para que disfrutes del entorno que visitaremos a continuación. 

La leyenda nos dice que a este balcón subía todas las noches de luna llena un joven para disfrutar de la belleza que proyectaba el río Guadarranque. Pero un buen día quedó prendado de la belleza que proyectaba la hija del emir. Y las noches de luna llena fueron testigos de su amor.  

Por supuesto, la historia no acabó bien en cuanto el emir se enteró del affaire. Por cierto, otra “leyenda” menos lustrosa nos dice que este balcón se usaba para arrojar los desperdicios del castillo a la calle. Pero mejor nos quedamos con lo de la luna llena, ¿no? 

El entorno de Castillo de Castellar 

Los Alcornocales - Fuente: Depositphotos
Los Alcornocales – Fuente: Depositphotos

No cabe duda de que la villa-fortaleza es lo más genuino de Castellar de la Frontera, pero este municipio gaditano no se termina en lo alto del promontorio. Al sur de la fortaleza hay que pasarse por el Convento de San Miguel de La Almoraima, un delicioso edificio del XVII, también restaurado para convertirse en hotel. 

Y al otro lado de la carretera, el pueblo nuevo con su colección de escultura urbana entre la que destaca el Monumento al Agricultor, el Monumento a la Fundación de Castellar Nuevo que recuerda su vinculación con la villa-fortaleza hermana del norte o el Monumento 25 Aniversario La Boyal, una dehesa de más de 500 hectáreas que durante siglos perteneció a los condes de Castellar y por la que el pueblo batalló hasta que se hizo municipal.

Vinculado a esta dehesa encontramos el Sendero La Calzada Dehesa Boyal, una de las mejores formas de recorrer a pie el entorno de Castellar de la Frontera: es una ruta lineal que parte del restaurante La Jarandilla en dirección norte, pasando por el castillo y ofreciendo vistas del embalse vecino y que nos ofrece en el último tramo una visita a las tumbas antropomorfas de época prerromana que nos muestran el pasado remoto de esta tierra: ni cristianos ni musulmanes fueron los primeros en llegar.  

Pero una de las joyas naturales de la provincia de Cádiz se encuentra aquí mismo, en torno a Castellar de la Frontera: es el Parque Natural de los Alcornocales, 170.000 hectáreas de terreno protegido, que engloba hasta 17 municipios gaditanos y uno malagueño, el bosque de alcornoques más grande de España. 

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