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Jiménez Lozano compone un retablo navideño en la novela "Libro de visitantes"

EFE

Un retablo navideño ha tallado el escritor José Jiménez Lozano en su última novela, "Libro de visitantes" (Ediciones Encuentro), a partir de diez historias breves que narran los episodios acontecidos en la ciudad de Belén durante el tiempo de Herodes, en la provincia romana de Palestina.

El narrador abulense, de 77 años, ha enhebrado así una novela de corte histórico acerca del misterio de la Natividad del Señor, una especie de diario de avisos trenzado desde la perspectiva de los diez protagonistas de cada uno de los relatos que la conforman y que abrocha una fingida y literaria "nota del traductor-editor".

El posadero, la disponedora, el vigilante, el romano, el gallo y los reyes astrólogos son algunos de los personajes que el autor, con pose de cronista y pulso de orfebre, utiliza como figuras de un improvisado Belén para tratar de aproximarse al misterio de la venida del Hijo de Dios, y en torno a los cuales desfilan otros actores secundarios.

Por el "Libro de visitantes" desfilan un niño que ríe, mensajeros, escribientes y demandaderas junto a soldados y legados, patricios y vigilantes, judíos crédulos y reyes temerosos de la muerte, un griego políglota y sencillos pastores que ven señales en el cielo, además de un César que se cree que todo lo puede.

Las páginas de la novela, vigésima primera de la obra de Jiménez Lozano -compuesta de más de sesenta títulos entre relatos, poesía y ensayo-, incluyen pájaros cantores, un gallo de vistosa cola y voz madrugadora, pequeños que duermen, madres que lloran y madres que todo lo guardan en el corazón.

A todos ellos se aproxima el narrador con aguda sensibilidad y extrema delicadeza, la misma que empleó en otros libros suyos como "El mudejarillo" (1992), y con idéntica técnica basada en perfilar al personaje central a través de la vía periférica que son los actores secundarios, los paisajes y los hechos que le rodean.

A modo de licencia, el escritor se permite el anacronismo de incluir a algunos de sus pensadores predilectos: Pascal, Descartes y Benito Spinoza, entre los filósofos y geómetras, reyes, sabios y astrólogos que visitaron el portal de Belén.

Todo eso hay en el "Libro de Visitantes", definido por el propio Jiménez Lozano como "un capricho navideño", y cuya edición antecede en el tiempo a su próxima novela que, con el título de "Agua de noria", verá la luz en 2008 junto a la reedición del primer ensayo que dio a la imprenta el escritor de Alcazarén (Valladolid), cuya obra ha sido galardonada con todos los premios más importantes de las letras hispanas, incluido el Cervantes, que recogió en 2003.

Se trata de "Los cementerios civiles y la heterodoxia española", editado en 1978 por Taurus, agotado en la actualidad, y que ha corregido y aumentado su autor para completar lo que en su momento quiso publicar como "un libro de reconciliación", según ha dicho.

El ensayo profundiza en el debate político, social y religioso que entre finales del siglo XIX y comienzos del XX se produjo en torno a los cementerios civiles, donde se sepultaban los cuerpos de quienes eran agnósticos fruto de un pensamiento heterodoxo o a contracorriente, y que popularmente se conocieron como 'corralillos'.

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