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«No he cambiado de camisa», dice Albert Boadella

 

El nuevo director de los Teatros del Canal se mantiene ajeno al espionaje del PP

P. C.

La trama de espionaje que vive el PP de Madrid no da ni para una ópera bufa. Esa es la tesis de Albert Boadella. No cree que vaya más allá de la 'anécdota política' y él quiere mantenerse al margen y curarse en salud.

Como perro viejo del teatro, sabe que desde que fuera proclamado director de los Teatros del Canal gestionados por el Gobierno de Esperanza Aguirre el pasado mes de septiembre, su figura se ha convertido en el personaje principal de un vodevil catalano-madrileño lleno de sátira política. Pero Boadella ya sólo pretende hablar de su nueva etapa. No recuerda aquel costoso espectáculo de Nacho Cano (407.354 euros) que puso fin a las obras, y ni siquiera contesta a los que le acusan de haber pasado de criticar el franquismo a abrazar el aguirrismo: 'Yo no me he cambiado de camisa. Sigo siendo el mismo, lo que pasa que con el tiempo todos evolucionamos', se defiende.

Un teatro popular

Ayer se inauguró precisamente el enorme complejo teatral que dirije 35.000 m2 y dos salas de 800 butacas con el espectáculo Una noche en el Canal. En él, Boadella ha intentado 'mostrar no sólo el teatro, sino también el edificio'. Una laberíntica mole que a partir del 26 de febrero comenzará su programación con La cena, la última propuesta de su compañía, Els Joglars. Ha querido empezar sobre seguro.

Sin embargo, estos primeros meses no llevan la verdadera impronta del director catalán, ya que se han programado todos los festivales que se representaban en el Albéniz, antiguo teatro de la Comunidad de Madrid cerrado el pasado mes de diciembre. Será en la próxima temporada cuando Boadella desvele sus cartas: 'No voy a hacer un teatro al gusto del director, ni un gueto elitista, que es en lo que se ha convertido muchas veces el teatro público', señala. Ya ha dicho que alquilará las salas a las compañías para sus ensayos.

Boadella, que ha estado casi 50 años en el teatro privado, insiste en que el Canal nunca buscará la competencia desleal con las salas comerciales. 'El teatro público debe hacer las cosas que el privado no puede asumir por el número de actores o la complejidad del montaje', señala. Por eso manifiesta que nunca hará un musical como los de la Gran Vía.

Cuatro años le costó al fundador de Els Joglars darle el sí a Esperanza Aguirre. Boadellaalude la demora a 'razones personales' y la inexistencia del AVE. Reconoce que no tiene miedo a que sea utilizado como arma arrojadiza contra Catalunya por su negativa a la política de subvenciones de las obras escritas en catalán. Ya sólo quiere emular a Molière y, como él, dedicarse a su propio teatro.

 

 

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