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Una convivencia peligrosa

El incidente entre Aouate y Munúa es sólo una muestra de la mala relación que suele haber entre los porteros del mismo equipo

PEPE GARCÍA-CARPINTERO

La envidia es uno de los pecados que más corroe a un portero. La eterna duda sobre la composición del once inicial hace que las miradas de reojo, con ciertas dosis de desprecio, se entrecrucen en un vestuario más de lo aconsejable. Sólo puede jugar uno y eso ha provocado en la historia del fútbol relaciones escabrosas, de todo tipo. La última en saltar por los aires ha sido la de Aouate y Munúa, que llevaron esa envidia al punto más extremo. El uruguayo solventó de un puñetazo las exigentes peticiones de Dudú para regresar a la titularidad. Pero esto no es nuevo. La relación entre portero titular y suplente es la más difícil de sobrellevar en un vestuario y las tensiones llegan hasta un límite en el que el punto de retorno es imposible.

Hay diferentes políticas sobre los porteros. Unos clubes apuestan por no comprometerse. Así, Casillas y Valdés tienen a menudo suplentes que ni ríen ni lloran, saben lo que hay y no protestan. En otros clubes apuestan por la competencia, pero eso puede acabar en tormenta. Un caso muy claro sucedió en el Atlético hace una década. Molina y Toni Jiménez lucharon hasta en la selección por un puesto en el once. Declaraciones veladas en la prensa, pero ellos ni se dirigían la palabra.

Lo peor es calentar al rival

Hay algo que sobrepasa a un portero y eso es, después de toda una semana luchando por la titularidad, 'saltar al césped a calentar al titular'. 'Es lo que más jode. Ahí asumes que no juegas y tienes que ser fuerte mentalmente. Lo primero es el equipo y tienes que dejar lo demás a un lado', dice Almunia portero del Arsenal. 'Desde que tomas la decisión de ser portero sabes que en el arco sólo se pone uno.

Esto es como cuando uno quiere ser policía y no asume que a lo mejor tiene una situación de riesgo con disparos de por medio', señala Valbuena, portero del Albacete y ex guardameta de Zaragoza y Real Madrid. En la misma línea se postula Cedrún: 'Aquí lo principal es ser compañero. Esto es una gran cadena y si se parte por alguna parte el grupo se disgrega y el fracaso está al borde del vestuario'.

Lo que sorprende es que siendo una posición específica, el puesto de titular en la portería viene más propiciado por el gusto personal de un entrenador que por el rendimiento en el entrenamiento. 'El entrenamiento de porteros es una mera puesta a punto. Sirve para que el portero complete puntos de agilidad, fuerza... pero lo que realmente te da confianza son los partidos. Por eso no se puede hablar que un entrenador decida por uno u otro. Es su gusto, porque fallos tiene todo el mundo', prosigue Manuel Nieves, ex portero del Betis y Zaragoza y actualmente preparador de guardametas de este último.

Arsenal, de insultos y periódicos

A los porteros no les gusta hablar de la relación con su competidor, pero quien más quien menos ha recurrido a los periodistas para poner a prueba a su rival. Actualmente una de las disputas más beligerantes está en el Arsenal. Almunia hace un par de temporadas acusó a Lehmann de ser un sinvergüenza porque cuando fichó por los londinenses ni le miraba: 'Hay que tener un poquito de respeto por el que juega. El año pasado le quité el puesto y él incluso llegó a llamar a la selección alemana para ver qué pasaba y eso me parece a mí muy de sinvergüenza', afirmaba Almunia. Ahora Lehmann es el suplente y ha contraatacado por la vía del quinto poder y ofreciendo datos de la profesionalidad de Almunia. A Lehmann le va la marcha porque hace ya varios años que tiene una fuerte polémica con Kahn en la selección.

Una historia que no tiene fin

El Valencia siempre ha sido un club capacitado para meterse en este tipo de líos. Hildebrand con Cañizares, Cañizares con Palop... El de Puertollano ganó el envite a Palop, que tuvo que buscar destierro en Sevilla, pero con el alemán no ha podido, o mejor dicho con Koeman no pudo. En el Athletic, aunque Aranzubía y Lafuente tienen una buena relación, lo cierto es que, casual o no, Aranzubía lesionó de gravedad a Lafuente en un entrenamiento. Aunque dentro de los casos positivos está el del Getafe y Abbondanzieri con Ustari. Los dos argentinos van juntos a todos los lados. El veterano aconseja al joven, pero ni por ésas: Ustari, que no juega, ya se quiere ir del club.

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