Público
Público

El mundo al revés: sancionado el jugador que se encaró con quienes le llamaron "negro de mierda"

Cheikh Sarr, portero del Rayo Majadahonda, estará dos partidos sin jugar por su expulsión en Sestao tras reaccionar a los insultos racistas que recibió de la grada. El juez dice que el jugador no puede tomarse la justicia por su mano.

Cheikh Kane Sarr
Cheikh Kane Sarr, portero del Rayo Majadahonda, durante la rueda de prensa ofrecida este martes en la Ciudad Deportiva del Rayo Majadahonda. Javier Lizón / EFE

Cheikh Sarr, portero del Rayo Majadahonda, equipo madrileño de la Primera División RFEF (tercera categoría del fútbol español) saltó a los titulares de prensa el pasado sábado tras encararse con un grupo de aficionados que le profirieron graves insultos racistas durante el partido que enfrentaba a su equipo contra el Sestao. "¡Puto negro de mierda!" y "¡Eres un puto mono", le gritaron desde la grada. "No podía aguantar. Era horrible. Un día que nunca viví en el fútbol", explicó tres días después este jugador originario de Senegal. Sarr terminó expulsado pese a sus airadas protestas al árbitro y su equipo, en solidaridad con él, abandonó el partido antes de que terminara.

El caso tomó mucho vuelo mediático: el fútbol español lleva meses en el ojo del huracán por las actitudes racistas que se repiten con mas frecuencia de la deseada en los estadios. "Cada vez tengo menos ganas de jugar", dijo hace escasos días Vinicius al respecto. El jugador del Real Madrid, convertido en adalid de la lucha contra el racismo en el mundo del fútbol, dejó otra afirmación que resume el actual momento: "España no es racista, pero hay muchos y están en los estadios [de fútbol]".

Pese a la sensibilización que hay con respecto al racismo en el fútbol, medios de comunicación y aficionados temían una sanción tan abultada como injusta para Sarr. Tras lo sucedido el sábado, algunas informaciones señalaban que, reglamento en mano, al portero senegalés le podían caer hasta 16 partidos, ocho por enfrentarse a los aficionados y otros ocho por su actitud con el árbitro del partido. 

Quizás por eso, el martes, un día antes de que el Juez Disciplinario Único de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) decidiera si sancionaba o no al jugador, Sarr convocó una rueda de prensa en la sede del Rayo Majadahonda: "Sabía que lo que había hecho, estaba mal hecho. Pido disculpas", dijo jugador en esa comparecencia, buscando de forma preventiva el perdón.

El clamor de medios y aficionados era unánime: no se entendería un castigo tan severo para un jugador que había reaccionado de forma espontánea a unos insultos racistas muy graves. La expectación ante el veredicto del juez único de competición del fútbol era máxima. Muchos pedían la exoneración total del jugador: era lo que marcaban el sentido común y la lógica. El propio árbitro había recogido en el acta del partido los insultos racistas contra Sarr.

Sin embargo, ese ejercicio de empatía con el jugador no llegó. O sería más justo decir que llegó a medias: el juez de competición le impuso dos partidos de sanción por su expulsión en el campo del Sestao y una multa accesoria de 600 euros en aplicación del artículo 129 del Código Disciplinario de la RFEF. En su resolución, el juez explicó que tuvo en cuenta como atenuante que la reacción y comportamiento del jugador vinieron determinados por unos insultos previos.

Pero al mismo tiempo, el juez afirma que Sarr no puede tomarse la justicia por su mano. Entiende que el jugador, pese a ser "el sujeto pasivo ofendido gravemente, y titular del máximo derecho de defensa", debería haber ejercitado ese derecho siguiendo los cauces legales específicos, y en tiempo y forma, cuando comenzaron los insultos racistas en el minuto 50 como él ha manifestado.

En definitiva, según el juez de competición, la defensa de la dignidad del jugador debe realizarse sin vulnerar la actual normativa deportiva aplicable, siguiendo por tanto los cauces legales adecuados. "Debería haberlo puesto en ese momento en conocimiento del árbitro, y éste hubiera activado el Protocolo de Actuación sobre Incidentes de Público", que conlleva la detención del partido, el aviso por megafonía y de persistir los insultos decretar incluso la suspensión definitiva del encuentro, sostiene el juez.

El juez también impuso una sanción a su equipo el Rayo Majadahonda: multa de 3.006 euros por retirarse del campo antes del final del partido, además de darle el choque por perdido por 3-0 y descontarle tres puntos en la clasificación. Al Sestao se le multó con 6.001 euros y cierre de su estadio durante dos partidos. 

Tras conocer la resolución del juez, el Rayo Majadahonda afirmó que no recurrirá la sanción de dos partidos impuesta por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) al portero Cheikh Sarr pero criticó "la falta de empatía" hacia el club

El capitán del Rayo Majadahonda, Jorge Casado –quien tomó la decisión de abandonar el encuentro– lo resumió mejor que nadie el mismo día que ocurrieron los hechos: "Parece que el que recibe los insultos racistas es culpable". 

¿Te ha resultado interesante esta noticia?