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El seleccionador surcoreano, un viejo conocido de Maradona

Huh Joung Moo se encargaó del marcaje del ahora entrenador argentino en el Mundial de 1986

EFE

El seleccionador surcoreano, Huh Joung Moo, es un mito en su país, el futbolista que está en el origen del regreso de Corea del Sur a la elite del fútbol Mundial, pero ahora se ha reconvertido en el técnico que quiere dotar de personalidad propia al fútbol de los 'guerreros Taeguk'.

Su dilatada carrera en el fútbol surcoreano le ha permitido encontrarse con otro hombre que, en el césped y en el banquillo, ha escrito las páginas más gloriosas del fútbol de su país, Diego Armando Maradona. Los dos estarán en sus respectivos banquillos el próximo jueves en el Soccer City de Johannesburgo y, quizá, rememoren que compartieron césped en el Olímpico de México durante el Mundial de 1986.

Entonces Maradona explotó como jugador planetario y a Huh le tocó el papel de malo de la película. Líder de un equipo combativo, centrocampista correoso, le tocó bailar con la más fea, que era un 'pelusa' dispuesto a conducir a Argentina hasta el trofeo Mundial.

Las estadísticas de la FIFA recogen que el '10' fue cosido a faltas, muchas de ellas de Huh que fue sancionado con una tarjeta amarilla por una dura entrada a Maradona. El ahora seleccionador bautizó a su marcador como Kung Fu por la dureza de su juego. Veinticuatro años después, Huh aparece como un hombre sereno, como el guardián de la sabiduría del fútbol surcoreano.

Su nombre está ligado a la historia de los 'guerreros rojos' de las tres últimas décadas. Suyo fue el gol que metió a Corea del Sur en el Mundial de 1986, el primero en 32 años, el que marcó el paso adelante de una selección que, desde entonces, no ha faltado a ninguna cita con esta competición.

La victoria en la primera jornada contra Greca demostró que su trabajo ha dado resultados

Desde entonces, Huh lo ha sido todo en Corea. Jugador emblemático, se reconvirtió en los banquillos cuando colgó las botas. Primero como preparador físico, labor que realizó en los Mundiales de 1990 y 1994. Luego como seleccionador adjunto y como técnico de las categorías inferiores, que dirigió en los Juegos Olímpicos de Sydney.

Tuvo alguna incursión como seleccionador, pero permaneció un tanto a la sombra mientras la federación de su país se ponía en manos de la experiencia holandesa. Primero de la mano de Guus Hiddink, un mito en el país desde que logró el cuarto puesto del Mundial que organizaron junto a Japón. Luego llegaron Jo Bonfrere, Dick Advocaat y Pim Verbeek, mucho menos eficaces.

En busca de una nueva identidad tras el fracaso de Alemania en 2006, cuando no superó la primera fase, Corea miró dentro lo que hasta entonces había buscado fuera y encontró a un técnico sólido y asentado. La victoria en la primera jornada contra Greca demostró que su trabajo ha dado resultados.

Huh clasificó a Corea para el Mundial con solvencia, gracias a siete triunfos y siete empates. Su disciplina táctica y la búsqueda del mayor rendimiento físico posible se combinan en esta selección sudafricana con espacio para el talento que demuestran algunos de sus jugadores.

Corea del Sur ya no es un rival pequeño. Dominan facetas del juego antes vetadas

Como Park Ji-sung, que se codea en el Manchester United con algunos de los mejores jugadores del mundo, autor de cinco goles en la fase de clasificación para el Mundial y del segundo tanto contra Grecia en su debut en Sudáfrica.

Corea del Sur ya no es un rival pequeño. Dominan facetas del juego antes vetadas a selecciones de su talla. Como las jugadas a balón parado, que les valieron diez de los 22 tantos conseguidos en la fase de clasificación. Un aviso para navegantes. Maradona ya probó como jugador la medicina de Huh 'Kung Fu'. En México salió bien parado. El Soccer City será escenario del segundo asalto.

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