Motor

En el mercado de los SUV urbanos, el Sportage gusta, ofrece siete años de garantía y tiene un precio muy competitivo.

La sabiduría popular enseña que si algo funciona bien, no hay que tocarlo. Los ingenieros de la marca coreana parece que han seguido ese prudente consejo y han actualizado ligeramente la envoltura de su modelo estrella, conservando todas sus cualidades y mejorando el confort para los ocupantes, con pequeñas mejoras en chasis y suspensión. El propósito es que siga siendo el Kia más vendido en España y en el mundo.

Rivales directos tiene muchos; todos ellos, como el Nissan Qashqai, Skoda Yeti o Ford Kuga, han sido reemplazados desde que apareció el Sportage, allá por 2011, mientras que este modelo se mantiene como una alternativa tentadora, gracias a su precio y a su amplia garantía. La suave actualización actual prolonga su presencia en un mercado tan competitivo.

Pocos cambios

Cambia el diseño de los pilotos traseros, ahora con iluminación LED, para realzar su imagen nocturna; la antena de la radio se ha reemplazado por una del tipo de aleta de tiburón, en la versión ‘Emotion’ tope de gama, y el diseño de la parrilla delantera incorpora dos interiores diferenciados en función del acabado seleccionado.

El habitáculo se ve sólido y con buenos ajustes, aunque los nuevos plásticos acolchados no tienen el agradable tacto de los nuevos Qashqai o Yeti. Distintas tapicerías acompañan a los nuevos equipamientos, que pueden llegar a disponer de una cámara de visión trasera, equipo de sonido Infinity y conexión USB iPod. El equipo de radio que monta el acabado ‘Drive’ está colocado en una posición elevada del salpicadero, donde es fácil de alcanzar, aunque la pequeña pantalla es algo anticuada respecto a la que tienen otros modelos de la competencia.

El espacio para los ocupantes es generoso, con una posición de conductor elevada que gustará a muchos, aunque la plaza central trasera es algo estrecha. La visibilidad hacia delante es buena, pero algo estorbada en los cruces y cuervas a izquierdas por el gran tamaño de los retrovisores. Los acabados Drive y Emotion montan ventanillas laterales traseras tintadas, que pueden comprometer la visibilidad lateral en zonas oscuras.

El maletero es grande (465 litros), oculta una rueda de repuesto de tamaño normal y hay abundancia de huecos repartidos por el habitáculo, desde botelleros en las puertas hasta una guantera muy amplia y refrigerada.

Los asientos de nuestra unidad, son de un tejido agradable, cómodo y fresco que casa bien con la suavidad de la nueva suspensión.

Menos vibraciones

Un nuevo parabrisas aislante disminuye el ruido del viento y tres avances de ingeniería, destinados a reducir las vibraciones, contribuyen a refinar la experiencia de conducción de este todo-camino: El subchasis delantero pasa a estar montado sobre casquillos, en lugar de ir directamente atornillado; los semiejes de la transmisión son ahora de la misma longitud; y se han reforzado los soportes de la caja de cambios.

La suspensión se ha hecho más suave, y la dirección ha mejorado su tacto, con sólo 2,7 vueltas de volante entre topes. Por lógica, esa suavidad de suspensión le hace menos apto para circular a alta velocidad pues se notan los balanceos de la carrocería en los apoyos de las curvas cerradas.

Tracción total o delantera

La mayoría de los clientes demandan Sportage 4x2, es decir, de tracción delantera únicamente, por eso la marca ha dejado las versiones de tracción total exclusivamente para sus modelos con motores más potentes.

Los motores se mantienen: uno de gasolina 1.6 GDi de 135 CV y tres turbodiésel, un 1.7 CRDi de 115 CV y dos 2.0 CRDi de 136 ó 184 CV, este último está asociado únicamente al acabado más alto, con tracción total, y puede montar una caja de cambios automática de seis relaciones, algo lenta en las transiciones entre las marchas. El resto de propulsores equipan una caja manual de seis marchas, de funcionamiento suave y preciso.

El 2.0 CRDi de 136 CV 4x4 probado por VidaPremium es algo ruidoso cuando no ha alcanzado la temperatura normal de funcionamiento, luego se va suavizando, salvo si exprimimos el motor a fondo, cuando reaparece su aspereza. Apenas acusa la carga, pudiendo circular con la misma facilidad con una que con cuatro personas más equipaje. Hay que prestar atención para que el motor gire siempre a más de 1.800 vueltas, por debajo de ahí ofrece poca fuerza.

La tracción total se conecta automáticamente si el coche detecta resbalamiento en uno de los dos ejes, pero elegir esta versión (2.000 € más cara que la 4x2) sólo se justifica si se frecuentan terrenos embarrados o nevados. Dispone de una función de control de descensos y es posible bloquear la tracción total para salir de una zona complicada, pero no hay que confundirlo con un todo-terreno puro, pues carece de reductora.

Homologa un consumo mixto de 5,7 l/100 km. La cruda realidad nos dice que es casi imposible bajar de 7,0 y, en la práctica, hemos medido 7,3 en un recorrido de 700 kilómetros alternando todo tipo de carreteras y no más de 20 de caminos de tierra.

El Sportage se fabrica en Eslovaquia, ofrece siete años de garantía y está disponible en los concesionarios en cuatro diferentes acabados: Basic, Concep, Drive y Emotion. Desde el acabado Basic viene con llantas de aleación, control de crucero, aire acondicionado, conexión BlueTooth, mandos en el volante y otros.

La lista de elementos de seguridad es exactamente la misma en todas las versiones, de la más económica a la más cara; presume de cinco estrellas EuroNcap con toda clase de ayudas electrónicas a la conducción, seis airbag, puertas que se desbloquean automáticamente en caso de impacto, etc.

El modelo de acceso (1.6 GDi 135 CV 4x2 de gasolina) cuesta 21.150 € aplicando los suculentos descuentos ofrecidos por la marca. “Nuestro” 2.0 CRDi de 136 CV 4x4, en acabado Drive, asciende a 26.911 € con esos descuentos, pero pregunte en un concesionario de la marca porque seguramente con las promociones que hace la marca le rebajarán algo más.