Desde que De Gaulle aprobara el sistema de elección unipersonal para acceder a presidir la República francesa en 1962, el electorado galo celebra dos campañas independientes, tanto para elegir al presidente de Francia como para convocar los componentes legislativos de la Asamblea Nacional y su máximo dirigente, el primer ministro. Así, el procedimiento electoral francés es muy distinto al de la mayoría de sus países vecinos europeos.

El ganador de la convocatoria es el que más votos suma. Si durante la primera vuelta hay algún candidato que supera la barrera del 50%, es directamente nombrado presidente. Sin embargo, esto es algo inédito en el país y no se ha dado nunca hasta la fecha. Por ello, normalmente, se celebra una segunda ronda electoral con los dos candidatos más votados. Así, este domingo, se disputarán el cargo Emmanuel Macron, que obtuvo el 27,6% el pasado 10 de abril, y Marine Le Pen, que concentró un apoyo del 23,41%.

Como el voto se reparte entre dos únicas candidaturas, la diferencia porcentual entre ambos candidatos suele ser mucho mayor que durante la primera vuelta. Algunos analistas piensan que la opción por la que se decantan la mayoría de los ciudadanos no es aquella con la que más se identifican, sino que consideran que el electorado vota "contra" quién no quiere que presida el país.

¿Cuándo se celebra la segunda vuelta electoral?

La segunda vuelta electoral francesa se celebrará el próximo domingo 24 de abril, de acuerdo con lo establecido en la legislación gala. Una vez finalizado el escudriño y conocidos los resultados, será el Consejo Constitucional quien deba ratificar los datos que permitirán proclamar al nuevo presidente de la República, el jueves 28 de abril. Un par de semanas después, el 13 de mayo, se llevará a cabo el traspaso de poderes y será entonces cuando oficialmente el nuevo jefe del Elíseo será presentado ante los ciudadanos.

Es importante recordar que los electores franceses están convocados a un nuevo encuentro electoral el próximo 12 de junio, donde elegirán a su futuro primer ministro. Los resultados de las presidenciales serán una de las claves que marcarán el devenir y el curso de la campaña.

Retrato político de Macron

Si hay algo que resuena alrededor del candidato de La República en Marcha, es su controvertido posicionamiento en el espectro político. La primera vez que se presentó a las elecciones presidenciales tenía menos de 40 años, no pertenecía a ningún partido y ganó. Desde entonces, el todavía presidente ha ido dando una serie de bandazos políticos que han desconcertado a los electores. 

Tras finalizar sus estudios en Filosofía e investigar sobre temas de gran interés general, se convirtió, con tan sólo 25 años, en asistente del reconocido filósofo y antropólogo francés Paul Ricoeur. Luego empezó a trabajar como banquero de inversión en Rothschild & Cie, donde estuvo a cargo de un gran acuerdo con dos grandes multinacionales que le dejó una millonaria comisión.

Poco tiempo después, decidió dar el salto a la arena de la política institucional como asesor económico del presidente socialista François Hollande, con quien mantuvo una estrecha relación llegando a ser nombrado como su ministro de economía en 2014. En abril de 2016, sin haber dejado aún su cartera en el Gobierno, lanzó el movimiento ¡En marcha! con el objetivo, tal y como explica en su autobiografía Revolución, de "subvertir" el eje izquierda-derecha. Macron se presentó como liberal en lo social, partidario de la desregulación económica y defensor de la Unión Europea a las elecciones de 2017.

Ahora, tras cinco años de mandato, parece que su figura se ha visto, por lo general, fortalecida. Francia llega a las elecciones de este domingo con un 7,4% de desempleo, el más bajo desde 2008, y una recuperación económica que, teniendo en cuenta el descalabro que ha supuesto la pandemia, está funcionando.

Al mismo tiempo, su imagen internacional también ha mejorado. Frente al auge del movimiento ultraderechista antieuropeo, la incertidumbre generada por la Guerra de Ucrania y la crisis de identidad de la Unión Europea derivada de la salida de uno de sus miembros clave (Reino Unido), Macron no ha dudado en ponerse al frente del liderazgo simbólico de Europa.

Sin embargo, no todo son flores en la trayectoria del dirigente. Durante su mandato, han tenido lugar una multitud de protestas en su contra por los recortes en pensiones, servicios sociales y el empeoramiento paulatino de las condiciones laborales de los trabajadores. 

Entre todo esto, Macron tendrá convencer a un electorado de izquierda, que aún no está seguro de hacer el esfuerzo de votar por él en contra de Marine Le Pen —sobre todo los de Jean-Luc Mélenchon—, con una agenda marcada por la urgencia climática y la crisis europea.

Marine Le Pen, "en nombre del pueblo"

La política que se disputará con Macron la presidencia de Francia, Marine Le Pen, viene de una tradición muy clara, influenciada directamente por su padre, Jean-Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional (FN), un partido considerado desde su fundación como racista y antisemita. 

Le Pen hija tomó las riendas del FN en 2011 y, desde entonces, la formación ultraderechista sólo ha ido ganando importancia y protagonismo. Sin embargo, sus perspectivas xenófobas, antieuropeas y antiislamistas no calaron lo suficiente en el pueblo francés y fue derrotada durante la primera contienda con el dirigente de La República En Marcha en 2017. 

Durante la campaña para las elecciones de este domingo, la candidata ha intentado acercarse al electorado de izquierdas con propuestas sobre la limitación de los precios de los productos de necesidad básica, la energía y el combustible. El lema de campaña "Mujer de Estado" tampoco ha sido casualidad. Así, la ultraderechista ha buscado el rédito también en el feminismo liberal, a lo Margaret Thatcher. Ha reivindicado el derecho a la vivienda, el proteccionismo y la familia. Además, ha levantado la mano del colectivo LGTB, a quienes ya incluye dentro de su imaginario. 

La que parecía ser una representante reaccionaria, ha ampliado sus miras para disputar la batalla simbólica y resultar atractiva. Si bien "detener la inmigración descontrolada" y "erradicar las ideologías islamistas" continúan siendo las dos principales prioridades de su plataforma, según expone su programa político. Todo parece indicar que la estrategia parece haber funcionado. Le Pen ha obtenido mejores resultados en la primera vuelta de 2022 que hace cinco años. Y los sondeos de la segunda vuelta sólo la sitúan entre unos dos y cinco puntos por debajo de Macron.