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Arranca la legislatura en el Parlamento andaluz que pondrá a prueba la supuesta moderación de Moreno

Jesús Aguirre, hasta ahora consejero de Salud, presidirá la Cámara autonómica.

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El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, acompañado del consejero de Salud, Jesús Aguirre. Eduardo Briones / Europa Press

La mejor manera de no tener mayoría absoluta es creerte que la tienes. Este es el mantra que repite una y otra vez Elías Bendodo, número tres del PP y aun consejero andaluz de la Presidencia, puesto que dejará, "salvo sorpresa", para centrarse en la política estatal. Empatía, pactismo, humildad y gobernar para todos es lo que viene diciendo el propio Juanma Moreno cada vez que tiene ocasión.

A veces da la impresión de que se lo dice incluso a sí mismo, para no olvidarse de que esta legislatura pondrá a prueba su supuesta moderación –real en las formas, cierto, no así en las medidas que su Gobierno ha puesto en marcha hasta ahora, basadas fundamentalmente en una ideología conservadora en lo social y liberal en lo económico, eso sí, sin tocar de momento los avances sociales que heredó, como las matrículas gratis para quien apruebe en la Universidad y los libros de texto gratis para las familias en la enseñanza obligatoria–.

Al PP en Andalucía le han votado esta vez los suyos, los de siempre y también le han votado los que se fueron a Ciudadanos y ahora regresan a un partido al que la presencia de Vox, con quien Moreno no ha dudado en pactar cuando lo ha necesitado, ha ayudado a centrar –aunque compartan numerosos principios ideológicos, otros no– y además, según revela el CIS, tres de cada diez votantes –una cifra cercana al medio millón– lo que han hecho es votar por las presuntas virtudes –sosiego, centralidad– que Moreno, Juanma ha logrado proyectar sobre cierta parte del electorado en Andalucía.

Esta, que comienza mañana con la primera reunión del nuevo Parlamento, es por tanto la legislatura que pondrá a prueba la supuesta moderación de Moreno. Quien tiene una mayoría absoluta, acaba por ejercerla: las decisiones serán suyas. La primera relevante ha sido la elección de Jesús Aguirre como presidente del Parlamento, que se votará este jueves. Deja así vacante el puesto de consejero de Salud. Aguirre ha tenido años frenéticos debido, sobre todo, a la crisis del coronavirus.

Moreno, después de una legislatura en la que la pandemia le ha metido de lleno en la gestión y gracias a la cual ha recibido ingentes fondos del Estado y de Europa, que le han permitido, por ejemplo, mejorar salarios de funcionarios de la sanidad y la educación y aumentar en términos globales las plantillas –aunque podía haber sido mayor, como los 8.000 contratos perdidos en la sanidad– en la que, en paralelo, ha comenzado a aplicar las recetas ideológicas clásicas de la derecha, bajos impuestos y apostar todo –aun el patrimonio ambiental– a un desarrollismo voluntarioso, que según algunas escuelas de pensamiento económico, solo abunda en las deficiencias estructurales de la economía andaluza: la dependencia y el extractivismo.

El camino en lo económico está marcado: la ruta, según ha manifestado Moreno, es la de Madrid. Se verá estos años qué tal le sientan las recetas del PP a una Comunidad con otra estructura económica y sin la capacidad de arrastre de la capital del país.

Uno de los lemas que ha repetido Moreno estos días es gobernar para todos, aun para quienes no le han votado: la izquierda. Además de saber si llevará a cabo algunas cuestiones que pactó con Vox, pero que no ejecutó porque Ciudadanos se negó, como la derogación de la Ley de Memoria Histórica y la censura parental en la escuela, está por ver qué hace con las nuevas obsesiones de la ultraderecha, como la educación sexual en la escuela. ¿Desarrollará el PP la ley de memoria? ¿Desarrollará el PP las leyes de igualdad? ¿Primará la educación y la sanidad públicas? ¿Liquidará algunas de las medidas sociales que heredó?

La izquierda

La izquierda andaluza, después de pelearse espléndidamente durante la pasada legislatura a la vista de todo el mundo, afronta cuatro años de travesía del desierto y se debate en la oposición entre pintar algo e intentar algunos acuerdos o limitarse a  dedicarse al puro desgaste del Ejecutivo.

De momento, una decisión estratégica del PSOE, su posición en la Ley de Regadíos en el entorno del espacio natural de Doñana han ido rectificada: si se plantea de nuevo, en lugar de la abstención, será un no.

Espadas, jefe del PSOE, y su núcleo duro, se han puesto desde ya está a hacer oposición a Moreno –la composición final de la Mesa la dejan en sus manos reclaman generosidad al PP–, y se la juega en las próximas municipales, verdadera prueba de fuego para los socialistas, una vez que Ferraz se ha hecho con el control del partido en Andalucía tras la etapa de Susana Díaz.

Más a la izquierda, cinco escaños –por los pelos se pudo hacer un grupo parlamentario– de Por Andalucía y dos de Adelante Andalucía suenan a un resultado pírrico tras los 20 de 2015 –15 de Podemos, 5 de IU– y los 17 de 2018 –con todos juntos en Adelante Andalucía–.

IU se consuela –a pesar de haber obtenido un solo escaño, los otros componentes del grupo son tres de Podemos y una de Más País– con la idea de que ha conseguido unir a Más País y Podemos –un logro ciertamente– en la misma coalición justo antes de que Yolanda Díaz lanzase Sumar, su proyecto de país. Teresa Rodríguez, por su parte, se congratula por haber replantado la semilla de un partido andalucista sin peajes estatales.

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