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ASAMBLEA CIUDADANOS Rivera pasa el rodillo en C's y reduce las primarias a sólo el cabeza de lista

La candidatura del líder consigue, con una amplia mayoría de casi el 90% de los votantes de la Asamblea, renunciar a la socialdemocracia y al laicismo, no entrar en Gobiernos hasta las próximas elecciones y poder seguir citando a Adolfo Suárez. La corriente crítica de fundadores catalanes asume la derrota y aplaude el debate "fraternal" de la cumbre naranja. 

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, acompañado por varios miembros de su Ejecutiva, a su llegada al Teatro Nuevo de Coslada donde se celebra la IV Asamblea de la formación. EFE/Zipi

De los 568 compromisarios que hoy tenían voz y voto en la IV Asamblea de Ciudadanos, el 70% pertenecía a la corriente oficialista de España Ciudadana. Así las cosas, la cumbre naranja transcurrió sin sorpresas: la Ejecutiva de Albert Rivera pasó su rodillo y, pese a los debates que la confrontaban con los fundadores, consiguió dar el giro liberal que deja atrás al pequeño Ciutadans para acogerse al "centro" de C's. 

Los enmendantes no pudieron mantener el término "socialdemocracia" en el ideario del partido, ni plantearse el entrar en Gobiernos de coalición hasta las próximas elecciones, ni conservar su actual sistema de primarias con el que todos los afiliados eligen a los cinco primeros miembros de las listas electorales. 

Por el contrario, Ciudadanos será a partir de ahora un partido "liberal progresista", "acofensional" -que no laico, como hasta ahora-, "solidario" y que defiende la no discriminación por razón de raza, sexo, ideología y ahora también "orientación sexual". Mantendrán su no entrada en Ayuntamientos, Comunidades y Ejecutivo central en los que no han sido los más votados hasta que se celebren las próximas elecciones -salvo adelantos, en 2019- y elegirán sólo a los cabeza de lista en cada convocatoria de comicios. 

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, durante su intervención en la IV Asamblea General del partido que se celebra en Teatro Nuevo Coslada, en Coslada (Madrid). EFE/Zipi

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, durante su intervención en la IV Asamblea General del partido que se celebra en Teatro Nuevo Coslada, en Coslada (Madrid). EFE/Zipi

Además, como anécdota, Rivera podrá seguir citando a Adolfo Suárez en sus discursos, pese a que también hubo quien consideró que quizá era hora de abandonar esa comparación.

Anécdotas a un lado, Ciudadanos abandona, así, buena parte de los principios fundacionales de quienes hace 10 años montaron el partido. Ellos, precisamente, formaban parte de la corriente interna Mejor Unidos, autores de las enmiendas más polémicas y protagonistas de los debates de este sábado en la cumbre que tuvo lugar en el Teatro Nuevo de Coslada. 

Sin embargo, no lograron convencer. Las ponencias de la actual dirección  -que apenas aceptó transaccionales técnicas como las de añadir la "solidaridad" a su ideario- consiguieron finalmente el apoyo del 89% de los compromisarios (Valores); el 99,5%, Estrategia; y el 98%, Estatutos

Una derrota que los críticos aceptaron con deportividad, al menos, de cara a la galería. "Las diferencias las hemos resuelto hoy, ha habido una votación, ha sido mayoritaria, y no hay más que decir, respetar la decisión y a trabajar juntos", declaró el exdiputado y líder de la corriente Mejor Unidos, Jordi Cañas, que aseguró que a partir de mañana, cuando concluya la Asamblea, todos seguirán trabajando "codo con codo" para seguir creciendo "juntos". 

Su reacción no es de extrañar. Cañas y Rivera, como Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, son amigos desde la fundación de Ciudadanos. Con esa idea bromearon incluso fuentes del partido en los pasillos que, no obstante, afirmaron que el debate había sido "fraternal" y no divisorio. De ahí, el mensaje de unidad lanzado desde uno y otro bando tras el debate de las ponencias y las enmiendas. 

El exdiputado y fundador de Ciutadans Jordi Cañas es el líder de la corriente crítica Mejor Unidos que se negaba a renunciar a la socialdemocracia. Archivo EFE

El exdiputado y fundador de Ciutadans Jordi Cañas es el líder de la corriente crítica Mejor Unidos que se negaba a renunciar a la socialdemocracia. Archivo EFE

Y es que Cañas le debe mucho a Rivera. Él es uno de los primeros 'garbanzos negros' que afearon el cocido regenerador de la formación en sus inicios. Cañas, que fue uno de los tres primeros diputados que consiguieron estar presentes en el Parlament de Catalunya, dimitió voluntariamente cuando se vio implicado en un proceso judicial administrativo. Un imputado en Ciudadanos afeaba la imagen del partido, aunque nada tuviera que ver con corrupción política y el presunto delito se hubiese cometido en el seno familiar años antes de la existencia de Ciutadans.

 Pero Rivera dio la cara por él y le rescató como asesor de Juan Carlos Girauta cuando éste era eurodiputado.

Cañas hoy, pese a haber liderado la corriente crítica, le devolvió el favor con buen tono a puerta cerrada -según señalaban todos los presentes en el debate de Valores- y mostrándole todos sus respetos tras asumir su derrota. "Se ha hablado de política, no de personas, de cargos o quítate tú para ponerme yo. El debate se ha producido entre personas que se quieren, se aprecian y se tienen mucho respeto intelectual más allá de la retórica", concluyó Cañas frente a los micrófonos. 

España Ciudadana se impuso con un 89% en la ponencia de Valores; el 99,5%, en Estrategia; y el 98%,  en Estatutos.

Pero no todo fue tan bonito como lo pintaron. Ciudadanos tiñó Coslada de naranja, Albert Rivera se ratificó como líder absoluto del partido, su Ejecutiva se mostró pletórica tras la victoria, aplaudieron la corrección del diálogo y vendieron la "unidad" del partido. La mayoría de los asistentes siguieron al pie de la letra el lema de la Asamblea: "Juntos ganamos el futuro". 

Sin embargo, hubo pequeñas incidencias que afearon la convocatoria de la formación. Para empezar, el sábado amaneció con pequeños conflictos entre los periodistas y la organización de la Asamblea, que pecó de un exceso de celo en la protección de los compromisarios y pretendió, en un principio, aislarlos de los medios. El rifirrafe se solucionó minutos después y todos pudieron convivir en paz en el interior del teatro madrileño.

La estricta organización de la Asamblea de Ciudadanos que ha comenzado hoy en Coslada (Madrid) ha provocado al inicio las protestas de los medios acreditados por las limitaciones a sus movimientos. EFE/Zipi

La estricta organización de la Asamblea de Ciudadanos que ha comenzado hoy en Coslada (Madrid) ha provocado al inicio las protestas de los medios acreditados por las limitaciones a sus movimientos. EFE/Zipi

El acceso a los debates fue escaso -apenas duró los minutos en los que Rivera presentó ante el plenario el informe de gestión de los últimos cinco años-, pero a la hora de comer todos compartieron espacio. Y fue ahí donde los militantes de base se sintieron libres para opinar. 

Algunos militantes lamentaron la falta de comunicación, por falta de acceso, de las bases con la dirección 

Entre pan reseso, tortilla fría, refrescos, cerveza y vino en vaso de plástico, algunos afiliados lamentaron que no se pueda estudiar cada caso a la hora de decidir si se entra no en los Gobiernos, la reducción de la democracia interna -algunos pedían que se eligiera por primarias al 100% de las listas electorales- o, incluso, la poca comunicación que existe entre las bases y la dirección. "De arriba hacia abajo la comunicación funciona bien; al revés, no tanto", se quejó uno de los compromisarios.

Pero la máxima división se produjo sobre el abandono de la "socialdemocracia". "Hay quien quiere que nos parezcamos al PSOE", se quejó Rivera en su intervención, que defendió que dejar de ser socialdemócratas significa alejarse del socialismo -y la izquierda- pero que añadir "progresista" al término "liberal" supone también diferenciarse del PP -y, por tanto, de la derecha. 

Miembros de Mejor Unidos denunciaron que no se produjo un "debate ideológico real"

Frente a él, otros miembros de la corriente Mejor Unidos que no estaban tan de acuerdo con Cañas en que se hubiera producido un "debate ideológico real". De hecho, consideraron "erróneo" el planteamiento de los oficialistas que defendía que este cambio en los Valores, Estrategia y Estatutos responde a la expansión nacional del partido fuera de las fronteras catalanas. "Nuestro planteamiento no era regionalista", añadieron las citadas fuentes, que también lamentaron la desaparición de la referencia al origen catalán de Ciudadanos. 

Es más, no está nada claro que mañana se vaya a producir, como insinuaron, la confluencia de ambas corrientes a la hora de elegir a los miembros del Consejo General, el máximo órgano del partido entre Asambleas. A él pertenecerán 20 miembros de la actual Ejecutiva, así como os 17 portavoces autonómicos. Pero de los 125 miembros a elegir, algunos podrían ser de la corriente España Ciudadana, de Mejor Unidos o, incluso, independientes. De nuevo, pocas sorpresas se esperan mañana, dado que los compromisarios son los mismos de este sábado y, por tanto, el 70% apoyará la línea marcada por Rivera. 

Punset, la gran ausente

La eurodiputada valenciana de Ciudadanos, Carolina Punset, y el portavoz de ese grupo en Les Corts Valencianes, Alexis Marí, se han dado hoy el 'si quiero' en una ceremonia civil que ofició Joan Ribó. EFE/Biel Aliño

La eurodiputada valenciana de Ciudadanos, Carolina Punset, y el portavoz de ese grupo en Les Corts Valencianes, Alexis Marí, se han dado hoy el 'si quiero' en una ceremonia civil que ofició Joan Ribó. EFE/Biel Aliño

De entre los críticos de Ciudadanos, la gran ausente fue Carolina Punset. La ahora eurodiputada, que en su día se planteó hacer frente a Rivera en las primarias, abandonó esa idea y hasta la de presentarse oficialmente como corriente interna. 

Así, aunque se la ha relacionado con la lista de TranC'sparencia -que no logró obtener ningún compromisario que pudiera tener voz y voto en esta Asamblea-, Punset decidió fechar su boda con el parlamentario valenciano Alexis Marí justo para este 4 de febrero. 

Pero la eurodiputada, que dimitió de la Ejecutiva y arremetió contra la actual dirección por ser presuntamente laxa con el independentismo, por la falta de democracia interna, y por querer convertirse en "la marca blanca del PP", sí estuvo presente desde la distancia. En los pasillos nadie quería acordarse de sus críticas, pero sí comentaron su vestido. En el catering, además, el único plato que tuvo cierto éxito tenía aires valencianos. La fideuá, pese a todo, tampoco pudo con el rodillo de Rivera. 

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