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País Valencià El Bloc encara un 'lifting' a fondo a pesar de la pandemia

La principal pata de Compromís prepara un congreso de refundación para buscar 'la hegemonía dentro de la izquierda valenciana', con el reto de movilizar las bases sin poder hacer actos masivos

El portavoz de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví.
El portavoz de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví. Chema Moya / Efe

"Este es un paso adelante. Vamos a definir el valencianismo del siglo XXI que no tiene que ser otra cosa que buscar soluciones para todos los ámbitos de la vida de los valencianos, porque valencianismo tiene que ser mejorar la vida de la gente", explica una de las voces más mediáticas y populares del Bloc, el diputado al Congreso por Compromís, Joan Baldoví, cuando se le pregunta por el congreso de refundación del partido –con cambio de nombre incluido- previsto para los próximos 26 y 27 de junio.

El actual congreso ha sido definido por diferentes voces como "de continuación" del anterior, celebrado el 2016, cuando Àgueda Micó accedió a la secretaría general de la formación al frente de una propuesta regeneradora. "En cierta forma, aquel congreso supuso un relevo generacional, no solo por la edad, sino también ideológico", señala un militante que entonces estuvo presente, aunque hoy no participa del día a día del partido. La llegada de Micó se hizo no sin polémica, con una candidatura alternativa presidida por Rafa Carbonell, representando lo que a menudo se conoce como la "vieja guardia". La división de este sector –Enric Morera [entonces secretario general y hoy presidente de les Corts y del partido] apoyó a Micó- fue clave en la victoria aplastante de los renovadores, con un 87% de los votos. Después de muchos años de ser el sector crítico, ahora pasaban a ser el oficialista. Aun así, la resolución del congreso fue relativamente consensual e integradora, con Rafa Cabonell ejerciendo de coportavoz durante un año hasta su dimisión.

"En estos años, el sector que entonces perdió se ha ido diluyendo y ahora nos encontramos con un congreso en que no hay batalla por el poder y podemos centrarnos en profundizar el debate ideológico", explica Papi Robles, diputada a les Corts y secretaria comarcal del Bloc en València. Para ella esto es "una oportunidad fantástica".

Valencianismo del siglo XXI

Desde la antigua Unitat del Poble Valencià, que después se convertiria en el Bloc Nacionalista Valencià, este espacio político siempre se ha reconocido dentro del concepto de "nacionalismo". Una palabra que, significativamente, ha desaparecido de las actuales ponencias políticas, sustituida por el término "soberanista". El cambio no es inocente y tampoco ha gustado a todo el mundo.

Baldoví explica el cambio como "una apuesta para reforzar nuestros postulados" y para "salir del marco donde nos intenta poner la derecha". Para el congresista, el cambio "no supone renunciar a nada, sino una ampliación de las soluciones valencianistas, que no son solo la lengua, el autogobierno o la financiación, que también, sino todos los aspectos de la vida de los valencianos".

El objetivo final detrás esta apuesta hay el nada disimulado intento de convertir Compromís en la fuerza hegemónica de la izquierda valenciana: "No tiene sentido que una fuerza política no quiera ser hegemónica entre su electorado ni que no aspire a gobernar. Nosotros queremos definir el futuro de nuestro país", concluye Baldoví. Una hegemonía que parecía un objetivo muy cercano el 2015, cuando se quedaron a solo cuatro diputados y 53.000 votos del PSPV. Una distancia que se agrandó considerablemente el 2019 y que todavía lo haría más en unas nuevas elecciones, según la mayoría de encuestas.

Jordi Sebastià, que fue alcalde de Burjassot y después eurodiputado, explica que "se va demostrando que los movimientos de izquierdas que están arraigados en el territorio, como el BNG, los independentistas catalanes o nosotros mismos, somos los que estamos aguantando y ampliando la base. El cambio vendrá por aquí". Sebastià también apunta que "hace falta una ideología fuerte, porque es lo que te hace resistir en los peores momentos" y que, si bien también hacen falta líderes carismáticos y marketing político –"tal como tiene Compromís"-, hace hincapié en esta coherencia. Precisamente es la carencia de coherencia lo que critica la corriente Bloc i País –que agrupa a los antiguos oficialistas antes del tumbo del 2016- a las ponencias ideológicas del congreso.

"Toda la argumentación nos recuerda lo que hizo el PSPV hace cuarenta años, cuando disfrazó de posibilismo sus renuncias y además acusó a los otros de marginales – explica Vicent Fernàndez Capilla, portavoz de Bloc i País-, de hecho, en algunas cosas el PSPV todavía es más nacionalista que la actual propuesta del Bloc". Para Fernàndez Capilla, el problema no es tanto el cambio de nomenclatura de "nacionalista" a "soberanista", sino el hecho "de esconder la soberanía nacional en diferentes soberanías hasta hacerle perder valor y diluirla".

Para Papi Robles, en cambio, la redefinición ideológica "es coherente" y "si hubiera sido así cuando yo me afilié todavía hubiera ido más de cabeza, aunque también puedo entender la reticencia al cambio". Para esta diputada, nacida en Orihuela, aunque ya hace muchos años que vive en València, esta actualización "es necesaria porque no podemos seguir siendo un partido de Alcoi para arriba. Y cuando vamos al sur como Bloc generamos reticencias. Necesitamos una marca con la cual podamos colaborar con fuerzas similares que ya hay en aquellas comarcas".

Donde sí que hay consenso en todas las fuentes es en la apuesta por Compromís, un proyecto político que "ha demostrado su valía" y todo el mundo apuesta para reforzar y avanzar, con divergencias sobre la vía, hacia una mayor integración de las fuerzas que componen la coalición.

Un congreso en pandemia

La propuesta del congreso de refundación se aprobó a finales del 2019 y, en un principio se tenía que haber celebrado el junio del 2020, pero la situación de emergencia sanitaria lo impidió. Ahora, la dirección del Bloc ha decidido salir adelante a pesar de las limitaciones impuestas por la pandemia, en parte porque la renovación de cargos está obligada estatutariamente. "A nosotros nos habría gustado hacer un congreso muy participativo, juntar mil o dos mil personas y llevar caras conocidas que animan a la gente a afiliarse", explica Robles, quien también reconoce que celebrarlo en la actual situación "está enfangando el debate".

La diputada a les Corts Mònica Àlvaro, miembro de Bloc i País, centra las críticas precisamente en el funcionamiento técnico del congreso: "antes que nada tendría que ser un congreso extraordinario, un hecho que ni siquiera se ha planteado, pero es que además, en plena pandemia, no se puede hacer participativo ni la dirección ha querido habilitar el voto telemático, por el que volvemos a la fórmula antigua del voto delegado". Unas carencias que, a parecer suyo, dificultan la participación. Y como ejemplo cita la reciente consulta a la militancia para el cambio de nombre, en la cual solo ha participado un tercio de los afiliados. "Es que ni siquiera había la opción de continuar con el mismo nombre", concluye Àlvaro, la corriente de la cual había pedido la abstención.

Para Robles las propuestas de nombre "son enmendables en el congreso, pero queríamos llegar con una propuesta ya votada por todo el mundo si finalmente se decide el cambio". Pero para esta diputada "es un cambio que proviene de un mandato del anterior congreso, además de una renovación de una marca que está desprestigiada y de suponer una oportunidad de vincularse más en Compromís". Todas las opciones propuestas incluían la marca Compromís detrás. La más votada, con un 60% de los votos, fue Més–Compromís.

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