Este lunes ha tenido lugar un cara a cara muy esperado entre Pedro Sánchez (PSOE) y Alberto Núñez Feijóo (Partido Popular). Se trata del único debate en el que los ciudadanos podrán ver a ambos candidatos discutiendo sus propuestas, su proyecto de país, ya que el líder del PP se ha negado a acudir a ningún otro. 

Si bien más que una contraposición ordenada de ideas, el encuentro se convirtió en una discusión embarrada por las mentiras que Feijóo fue dejando caer en cada bloque, así como por las constantes interrupciones. En este sentido, se pudieron oír datos completamente erróneos sobre la cifra de empleos creadas durante este Gobierno en comparación con los anteriores, el precio de la energía en la UE o las pensiones.

Sin embargo, ningún candidato consideró oportuno insistir y posicionarse sobre algunos temas cruciales para la vida cotidiana de los votantes:

Sin soluciones para los pilares del Estado del Bienestar

No se mencionaron apenas propuestas para abordar la crisis en la sanidad pública, pese a que miles de ciudadanos se han movilizado en el último año para denunciar su deterioro en todo el país. En concreto, ni Sánchez ni Feijóo hicieron referencia a la Atención Primaria o la falta de acceso a consultas médicas y especialistas derivada de las largas listas de espera.

Tampoco hicieron alusión a la necesidad de mejorar la educación pública, al descontento entre los trabajadores y las familias que generan las elevadas ratios en las aulas o cómo tratar de reducir el índice de abandono escolar.

En este ámbito, el candidato del PP ni siquiera explicó su postura acerca del veto parental sobre algunas actividades y contenidos de las escuelas, una práctica que quiere imponer el partido de extrema derecha Vox, su socio preferente. Los pilares del Estado del Bienestar no fueron, a luz vista, la prioridad de los representantes del antiguo bipartidismo.

La crisis climática cayó en el olvido

La falta de propuestas se extendió también al ámbito de la crisis climática. Aún cuando las altas temperaturas y la ola da calor que se está viviendo esta semana son innegables, no se plantearon políticas para hacer frente al calentamiento global acelerado y adaptar al país a sus consecuencias, algunas de las cuales ya son irreversibles.

A pesar de su importancia para el desarrollo del país y la distancia que aún separa a España de la media europea en I+D+i, las políticas sobre la investigación científica cayeron en el olvido.

El feminismo y los derechos LGTBI+, en segundo plano

Apenas se mencionaron los derechos de las personas LGTBI+, y no se debatió sobre la ley trans ni las medidas para garantizar la igualdad y protección de este colectivo, que, como se ha podido ver durante la semana del Orgullo, se ha convertido en uno de los objetivos de Vox, junto a la lucha contra la violencia machista. Una amenaza que el líder del PP parece haber normalizado tras sus pactos en Extremadura, País Valencià, Aragón o Balears.

En la misma línea, se hizo caso omiso al tema del acceso al aborto y los obstáculos que aún enfrentan las mujeres en España para ejercer su derecho a interrumpir el embarazo. Justo en unos días en los que se ha conocido que 12 provincias españolas no realizan abortos y cinco comunidades solo lo hacen en centros privados.

Tampoco se oyeron políticas concretas para combatir la desigualdad laboral entre hombres y mujeres, personas con discapacidad, la brecha salarial, la conciliación o el reparto equitativo de los cuidados.

Prefirieron no pronunciarse sobre políticas migratorias

Mientras los candidatos se centraban en asuntos más partidistas y personales, no se dedicó tiempo a discutir las políticas migratorias del Gobierno ni las propuestas de Sánchez y Feijóo en materia de políticas migratorias, a pesar de su relevancia en la legislatura anterior.

En estos años, han tenido lugar graves sucesos que han puesto a España en el punto de mira internacional, como la tragedia de Melilla, donde murieron 23 personas intentando cruzar el paso fronterizo de Barrio Chino y que generó 70 desaparecidos. 

También se han incrementado los discursos de odio y la xenofobia, alimentados por la extrema derecha. Pero ni PP ni PSOE quisieron poner en el centro de la discusión esta realidad.

Nadie se acuerda de la cultura

Por su parte, la cultura, la gran olvidada de los programas políticos tampoco de puso en disputa. No se mencionaron propuestas para promover el sector cultural, como el apoyo al cine, teatro, libros y música, ni se debatió sobre la unificación del Ministerio de Cultura con el de Educación.

Algo que llama la atención, en un contexto donde la derecha y la extrema derecha están protagonizando episodios censores contra algunas obras de teatro e incluso películas infantiles. Una serie de vetos que han suscitado un gran malestar entre los artistas, quienes no han dudado en manifestar su rechazo.