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Los delitos de odio cambian, pero persisten durante la pandemia

Los ataques a colectivos vulnerables han disminuido en el espacio público, pero han aumentado en las comunidades de vecinos, sobre todo durante el confinamiento.

Bandera del partit ultradretà FNI-PNSOE en un acte de Vox a Barcelona.
Bandera del partido ultraderechista FNI-PNSOE en un acto de Vox en Barcelona. Aina Martí / ACN

Aunque el racismo, la xenofobia, el antisemitismo o el antigitanismo siempre han estado, acontecimientos como el coronavirus, la posible entrada de Vox en el Parlament de Catalunya o el juicio de los atentados del 17 de la Rambla i Cambrils han puesto en el punto de mira a las comunidades más estigmatizadas en el país. La Oficina de No discriminació del Ayuntamiento de Barcelona recoge los principales delitos de odio cometidos en la capital catalana, y según el concejal de Drets de Ciutadania i Participació, Marc Serra, el año pasado el racismo y la xenofobia volvieron a ser las desafortunadas protagonistas. Remarca que la discriminación por origen o color de piel es la principal, ya que es más difícil identificar a primera vista la creencia religiosa de una persona. Aun y así, la comunidad musulmana vuelve a ser víctima de una de las lacras históricas de Catalunya y del Estado español: la islamofobia.

Aún se están recogiendo los datos de estas discriminaciones, pero los colectivos y las asociaciones han detectado un cambio de tendencia. Ha habido un descenso de ataques (verbales o físicos) en el espacio público, ya que se utiliza menos debido a las restricciones de la pandemia, pero han incrementado las agresiones en las comunidades de vecinos, sobre todo durante el confinamiento.

Gemma Ferreón, coordinadora de incidencia política de SOS Racisme, explica que no han recibido más denuncias de las habituales por islamofobia, pero matiza que "no todo el mundo está en la situación adecuada para hacer este proceso", que califica de "largo, duro y revictimizador". Ahora bien, lo que sí que han detectado es que la prensa ha criminalizado sobre todo a las mujeres musulmanas. De eso también se ha dado cuenta el presidente de la asociación Stop a los Fenómenos Islamófobos en Cataluña (SAFI), Mustapha Aoulad Sellam.

Ambos remarcan que algunos medios de comunicación, entre ellos La Vanguardia, han usado imágenes de mujeres con hiyab para ilustrar noticias que tenían que ver con el aumento -o descenso- de casos de coronavirus. "Lo más grave es que eran de archivo, porque no llevaban mascarilla en el espacio público", denuncia Ferreón. Varios fieles de una mezquita de Barcelona escribieron una carta al director de La Vanguardia para denunciar esta práctica, y ninguno de ellos, ni tampoco SOS Racisme, ha recibido respuesta.

La mediación como alternativa

Cuando ha habido agresiones en una comunidad de vecinos, por ejemplo, Serra explica que el Ayuntamiento potencia más la vía de la mediación comunitaria que no la judicial para "fomentar la convivencia y luchar contra la discriminación". Además, las situaciones en las que hay tanta cercanía entre el agresor y el agredido un proceso judicial podría tensar más el conflicto. Mustapha Aoulad Sellam, pese a estar de acuerdo en impulsar esta opción, advierte que no siempre funciona. "Se tienen que promover las medidas alternativas porque benefician mucho más a la sociedad, pero hay casos donde se tiene que castigar", opina. En ese sentido, ejemplifica que en enero un hombre agredió a dos musulmanes en el barrio de la Sagrera, y uno de ellos entro en coma durante cuatro o cinco días. "Eso no se puede arreglar solo con formación", apunta.

También dice que no puede asegurar que la islamofobia haya subido, aunque apunta que la retransmisión del juicio de los atentados del 17 agosto del 2017 puede provocar una criminalización de los jóvenes musulmanes. Pero este no es el único factor que podría incrementarla. En ese sentido, Ferreón explica que al inicio de la pandemia hubo una estigmatización muy alta hacia la población china o de apariencia asiática. Después, este odio se desplazó a colectivos como la comunidad musulmana o gitana.

SOS Racismo: "La islamofobia es endémica y forma parte de la construcción de nuestra identidad nacional"

"La islamofobia es endémica y forma parte de la construcción de nuestra identidad nacional", protesta. Recuerda que en el Maresme se crearon patrullas ciudadanas, que tenían miembros de extrema derecha, para ir a "cazar" a menores migrantes, a quienes se les culpaba falsamente de un supuesto auge de criminalidad en la zona. Ahora bien, el racismo también se expresó contra los menores racializados que habían nacido en la comarca. "Había gente que les tiraba sillas, había insultos en espacios públicos hacia toda persona leída como musulmana o marroquí", detalla.

Para analizar esta situación, miembros del consistorio de Barcelona se reunieron con representantes de diferentes entidades u oratorios islámicos a mediados de diciembre. En este encuentro confirmaron que últimamente habían percibido un incremento de la islamofobia, tanto en el espacio público como en el institucional. En el transporte público, por ejemplo, explicaron que la sensación de sentarse en el metro o en el bus y que nadie se ponga a su lado, o incluso se levanten, ha ido a más en los últimos meses. Respecto a la discriminación institucional, señalan que, bajo el paraguas de la pandemia, han tenido dificultades para acceder a los entierros siguiendo la tradición del islam, no se ha aplicado correctamente el decreto de educación para hacer las clases de islam en las escuelas y no se ha respetado la voluntad de los usuarios de comedores escolares para acceder a la comida halal.

El peligro de blanquear a la extrema derecha

Otra de las discriminaciones históricas es la judeofobia. Tal como explica la presidenta de la comunidad judía Atid, Silvia Leida, y confirma Marc Serra, no han sufrido agresiones individuales, sino ataques a la comunidad de forma simbólica. Eso, en parte, es porque no tienen rasgos externos que los distingan a primera vista, como el color de piel o la indumentaria. En una de las protestas en contra de las restricciones del coronavirus, que tuvo lugar el 30 de diciembre, jóvenes con estética de extrema derecha se unieron al final de la manifestación y, además de causar destrozos, hicieron una pintada con una estrella judía que ponía Fuck Jews. "Nos quedamos abrumados. Esto fue más descarado. Antes eran manifestaciones de unos pocos, por la tarde noche, y siempre en contextos como el de la muerte de Franco, pero ahora ya es que cualquier excusa es buena", denuncia Leida.

"La diferencia es que el tipo de agresores son más identificables y de los mismos grupos. Suelen aprovechar manifestaciones convocadas por otras entidades más grandes, se cuelan al final y generan estos incidentes", relata Serra. Este sería el caso de las manifestaciones en las que, impunemente, varios individuos lucían esvásticas y hacían saludos fascistas y alabanzas a Hitler. En ese sentido, explica que el Ayuntamiento denunció a fiscalía los actos de extrema derecha que tuvieron lugar el 12 de octubre y el 30 de octubre, entre otros. Leida advierte que esta no ha sido la única pintada que se ha hecho en contra de la comunidad judía, pero remarca que el consistorio las ha retirado todas.

El aumento de la sensación de impunidad con la que actúa la extrema derecha podría ir ligada a la entrada de Vox al Congreso de los Diputados. La posible llegada del partido ultra al Parlament de Catalunya tras las elecciones del 14 de febrero pone en alerta a todos los colectivos vulnerabilizados. "Han verbalizado y hecho visible la judeofobia, y han provocado que la gente lo vea como un blanqueamiento", remarca Leida. Marc Serra y Mustapha Aoulad Sellam coinciden y lo extrapolan al incremento del racismo y la xenofobia. "Es muy importante que la extrema derecha no tenga representación. En un momento como la crisis actual ofrece un discurso muy fácil, que es el de señalar al inmigrante como responsable de la situación", advierte Serra.

La amenaza del nacionalismo blanco

A finales del 2020 los Mossos d’Esquadra realizaron cuatro detenciones relacionadas con el nacionalismo blanco, una ideología que cree que la gran substitución -provocada supuestamente por la migración- acabará con la "raza blanca", y que defiende la guerra racial para frenarla. Internet pone en contacto a grupos que defienden estas ideas violentas y es por eso que la policía catalana lo considera una "amenaza real". "En el momento en el que hay una persona que cree que tiene que matar a quien sea, por la razón que sea, y piensa en hacer grandes matanzas, para nosotros es una gran amenaza", defienden.

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