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Educadores y sanitarios triplican las bajas laborales por problemas de salud mental en siete años

Profesionales de la educación y la sanidad registraron en 2022 seis incapacidades temporales por estrés, ansiedad y depresión por cada 1.000 ocupados en estos sectores. Un 212% más que en 2016.

Manifestación Dia Mundial de la Salud Mental
Día Mundial de la Salud Mental, a 10 de octubre de 2021 en Madrid. Carlos Luján / Europa Press

"Estamos desbordadas. Nos faltan tiempo, manos y recursos. Trabajamos con un nivel de estrés y ansiedad muy alto, y esto perjudica nuestra salud mental, pero también la calidad del servicio que ofrecemos", lamenta Yolanda, docente desde hace 18 años.

La docente explica a Público que la situación del profesorado ha empeorado, principalmente, por la precarización de la enseñanza pública. Su sobresaturación, no obstante, no es un caso aislado, sino que la padecen buena parte de los profesionales de la educación.

Así lo refleja el I Estudio Nacional sobre el Estado de Ánimo de los Docentes en España elaborado por Educar es Todo y la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), donde se recoge que hasta un tercio de los profesores en España se ha sentido maltratado, mientras que cerca de uno de cada cuatro se autopercibe con síntomas depresivos.

Desde 2016, educadores y sanitarios han acumulado, al menos, 226.668 bajas

Una problemática que se extiende también al área sanitaria. Ambos pilares del Estado del Bienestar se han visto gravemente afectados por los recortes, que han provocado un aumento de la presión laboral –sobre todo en el ámbito público– y han triplicado las bajas por problemas de salud mental en los últimos siete años.

En 2022, educadores y sanitarios registraron al menos seis incapacidades temporales por estrés, ansiedad y depresión cada 1.000 ocupados, según los datos aportados por el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), tras una solicitud de transparencia realizada por Público.

En 2016, la ratio tan sólo era de dos bajas por cada 1.000 trabajadores de estas áreas. Desde entonces, los técnicos y profesionales científicos e intelectuales de la salud y la enseñanza han visto incrementada esta tasa un 212%.

Si bien el aumento de bajas por cuestiones de salud mental ha sido generalizado, esta categoría profesional es la que ha sufrido un crecimiento más pronunciado. En todo el periodo estudiado estos trabajadores han acumulado un total de 226.668 bajas.

"Para el colectivo médico pedir ayuda supone un estigma", explica Ángel Luis Rodríguez, responsable de salud mental del sindicato AMYTS. Acostumbrados a habitar la posición de cuidadores y cuidadoras, los sanitarios se sienten incómodos en el lugar de la persona cuidada.

"La sensación de estar enfermos y tener cuadros psicológicos se percibe como fracaso profesional", añade Rodríguez, "como si el hecho de pedir ayuda significara que ellos no están preparados para cuidar a otras personas". Desde la organización afirman que este estigma hace que muchos profesionales de este sector no quieran coger una baja o la ocultan.

La mayoría de estas bajas –un 54%– se registran entre profesionales de 26 a 45 años. Según el informe de Educar el Todo y la UDIMA, los docentes con menos de 15 años de experiencia son los que peor estado de ánimo presentan.

En general, un 38,4% de los profesores se sienten en un estado emocional próximo a la depresión y un 13,12% de los docentes presenta conductas autolesivas

Efecto pandemia

El muro de contención de muchos sanitarios cedió tras la llegada de la pandemia. Sobre sus hombros, la responsabilidad de salvar a millones de personas que luchaban contra un virus que acabó con 74.839 vidas, sólo en el primer año de la pandemia según el INE. "La covid nos arrasó emocionalmente", explica Rodríguez de AMYTS.

En 2020, la crisis sanitaria llevó al colapso a miles de profesionales. Las jornadas extenuantes en unas condiciones precarias y en un contexto de drama humanitario elevaron el total de bajas por estrés, ansiedad y depresión en un 19% entre 2020 y 2021.

Ángel Luis Rodríguez, de AMYTS: "La covid nos arrasó emocionalmente"

Las cifras no paran de crecer. En 2022, la tasa alcanzó su máxima: seis por cada 1.000 ocupados. A 7 de junio de este año, estos profesionales ya han registrado la mitad (un 55%) de las incapacidades temporales del ejercicio anterior.

Por su parte, desde las escuelas infantiles, colegios e institutos, los docentes señalan que "durante la pandemia se redujeron las ratios y se abrieron más grupos, todos comentábamos lo bien que trabajábamos con menos niños y niñas en las aulas. Después de la pandemia, se volvió a las ratios anteriores y volvimos a tener el mismo problema".

"Las ratios establecidas por la Unesco son de un orientador por cada 250 alumnos y ahora mismo la triplicamos en los centros", crítica Yolanda.

"Somos responsables de la detección de necesidades educativas, de acoso, de violencias en la infancia, de prevención de suicidios y tenemos que participar en la puesta en marcha de los protocolos que se han impulsado desde las consejerías de educación. Pero no tenemos tiempo para realizarlo", añade.

La misma queja reportan los sanitarios. Actualmente, un mismo médico puede estar sacando el trabajo de otros dos o tres. "La sensación es de que la situación no va a mejorar", apuntan desde AMYTS.

Precariedad y abandono institucional

Desde el Sector de Enseñanza de UGT hacen "un llamamiento a las Administraciones educativas para que impulsen medidas dirigidas a la recuperación de las condiciones sociolaborales del profesorado, que permitan una dignificación de su trabajo". Reclaman entornos seguros y recursos adecuados, confianza, autonomía profesional y libertad académica.

La falta de personal genera sobrecarga laboral y una sensación de maltrato institucional

La falta de personal genera una sobrecarga laboral entre profesionales que llevan años sufriendo un grave desgaste emocional, pero también una sensación de maltrato institucional. La solución en muchas comunidades autónomas no pasa por ampliar los recursos de los trabajadores, sino por "emplear criterios economicistas, más productivistas", denuncia Rodríguez.

Los recortes son una hoja de doble filo que también precariza las condiciones de vida de aquellos que hacen uso de ellos. Para estas personas, que también ven sus derechos recortados, el personal educativo y sanitario es la cara más visible de unas instituciones públicas que poco a poco les cierran las puertas.

Esta frustración a veces se materializa en violencia contra los profesores de sus hijos, o los enfermeros y médicos que les atienden. Desde el sindicato médico AMYTS confirman que las agresiones al personal sanitario se han disparado en los últimos años.

Otras, el racismo y machismo estructural se evidencia en estas agresiones. Esta misma semana, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha condenado por un delito de odio a un hombre que agredió con insultos racistas a una sanitaria de República Dominicana.

Cuestión de género

Tanto la educación como la sanidad son sectores bastante feminizados. Según los datos del INE de 2022, el 15% de las mujeres trabajaban como técnicos y profesionales científicos e intelectuales de la salud y la enseñanza, frente al 5,3% de los varones. El hecho de que sean profesiones feminizadas, especialmente en la educación, puede ser una de las causas por la que los trabajadores de este sector se sientan menos valorados, apuntan los coordinadores del Estudio Nacional sobre el Estado de Ánimo de los Docentes en España. 

Desde 2016, el 82,5% de las bajas registradas entre estos profesionales las solicitaron mujeres, mientras que el 17,5% fueron hombres. También las tasas de ellas son más altas: la mujeres registraron 27 bajas cada 1.000 ocupadas en 2022. Ese mismo año, las bajas entre varones era de 14.

Esta diferencia también es el reflejo de una desigualdad estructural entre géneros. Sea cual sea la profesión, las mujeres registran muchas más bajas por salud mental. Al respecto, la psicóloga de los Servicios Sociales de Tres Cantos, Amelia Zamora, apunta a los roles de género como una de las razones que explican este fenómeno. "Las mujeres tienen mucha más facilidad para pedir ayuda que los hombres", arguye. 

Consecuencias

Los casos de ansiedad, estrés y depresión entre el profesorado y el personal sanitario repercuten en la vida de los trabajadores, pero también a nivel estructural. En el plano sistémico, los sindicatos médicos llevan años denunciando la importante fuga de cerebros que está sufriendo el sector.

Las consecuencias van desde la fuga de cerebros o las negligencias, hasta el suicidio 

Por otro lado, aumenta el riesgo de que se cometan negligencias. Entre los sanitarios, la presión laboral y el cansancio acumulado complica el desarrollo de su labor: "Ellos son conscientes, lo cuál les estresa aún más y empeora más su salud mental".

Los antidepresivos, benzodiacepinas e hipnóticos resultan una vía de fácil acceso, especialmente para los sanitarios, aunque un consumo sin regular es un paliativo que no resuelve el problema de raíz y genera otros problemas de salud.

La peor consecuencia acaba siendo el suicidio. Rodríguez está seguro de que "la sanidad es la profesión en la que más gente se quita la vida en este país". "Al fin y al cabo, nosotros sabemos cómo salvar vidas, pero también cómo acabar con ellas", lamenta. 

A fin de no llegar a este extremo y promover un entorno amable y sano, organizaciones de ambos sectores reclaman una acción coordinada de las administraciones que pase por la ampliación de las plantillas, así como un aumento presupuestario.

Metodología

Los datos de incapacidades temporales (bajas laborales) por trastornos de salud mental usados en este artículo se han obtenido a raíz de una solicitud de transparencia al Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). Abarcan el periodo que va desde el 1 de enero de 2016 hasta el 7 de junio de 2023.

Para estudiar el incremento de casos entre educadores y sanitarios se ha utilizado las incapacidades temporales recogidas bajo el Código Nacional de Ocupación (CNO) correspondiente a "Técnicos y profesionales científicos e intelectuales de la salud y la enseñanza".

En esta categoría profesional están incluídos, del lado de la salud, médicos/as, enfermeros/as, veterinarios/as, farmacéuticos, logopedas, fisios, y otros profesionales de la salud. En el sector de la educación esta categoría incluye desde profesores de universidad y otras enseñanzas superiores hasta maestros de infantil, además de técnicos y otros profesionales de la enseñanza.

Para las tasas de bajas por cada 1000 educadores y sanitarios se han utilizado los datos anuales de ocupados entre 2016 a 2023 de la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE.

El INSS no ha aportado el dato exacto de incapacidades temporales desagregado por CNO, acogiéndose a la Ley 12/1989, de 9 de mayo, de la Función Estadística Pública y alegando que el escaso registro de bajas en algunos casos podría favorecer a una potencial identificación de las personas que han hecho uso de ellas. Por tanto, las cifras que se dan en el texto son fruto del análisis de los datos aportados por el INSS, pero las tasas podrían ser aún mayores.

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