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Francisco Vera, joven activista colombiano: "La COP28 va a ser un gran retroceso por falta de voluntad política"

Francisco Vera
El activista colombiano contra el cambio climático Francisco Vera posa para una sesión de fotos en el Palacio Brongniart al margen del Foro de Paz de París, en París el 10 de noviembre de 2023. Joel Saget / AFP

Francisco Javier Vera es un activista colombiano de 14 años que se ha convertido en una de las caras más visibles del ecologismo y la lucha contra el cambio climático. El joven también es autor del libro ¿Qué es el cambio climático? y fundador de Guardianes por la vida, un movimiento ambiental con más de 700 niños, principalmente latinoamericanos, con el propósito de concienciar sobre la lucha ecologista. Vera ha participado en varias cumbres internacionales y realiza una tarea de divulgación a través de sus redes sociales

En esta entrevista con Público el activista colombiano reflexiona sobre cuáles son los principales retos que plantea el cambio climático en España, sobre las medidas que tiene que establecer el nuevo Gobierno y sobre lo que espera de la Cumbre del Clima en Dubái. 

Como joven activista en el ámbito climático, ¿qué crees que es lo que les preocupa a los más jóvenes?

A mi parecer, lo que más preocupa a los jóvenes es el cambio climático; aunque depende del lugar del que estemos hablando. En el caso de España, una de las cosas que más preocupa a los jóvenes es la emancipación. En países en vías de desarrollo, las preocupaciones se relacionan con el cambio climático. Por ejemplo, el continente africano es uno de los más vulnerables del mundo respecto a esta cuestión.

Este año el Comité de los Derechos del Niño publicó un tratado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que se encarga de vigilar el desarrollo y la garantía de los derechos de los niños. Dentro de esta observación se trató específicamente el cambio climático. Desde hace dos años, yo he podido participar, junto a otros 11 niños de todo el mundo, en este comentario general a nivel regional.

El resultado final destaca cómo los derechos de los niños se ven afectados por el cambio climático. La vulnerabilidad aumenta cuando hay mayor pobreza, menos sistemas de acceso al agua potable, de alimentación o de salud. Todos esos factores se suman y dan lugar a emergencias, como pasa en el Sahel, una zona ecoclimática vulnerable por la guerra que ahora mismo también tienen en Burkina Faso, Sudán, Níger y Somalia, uno de los países más peligrosos del mundo.

Desde tu punto de vista, ¿qué se necesita para frenar el cambio climático? 

Desde el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) se ha mencionado lo que se debe hacer, pero los adultos, y, sobre todo, los tomadores de decisiones y los empresarios no escuchan. No atienden a los llamados para, por ejemplo, reducir los combustibles fósiles. Empecemos por ahí.

La principal industria que nos ha llevado a tener tanta concentración de gases de efecto invernadero, hasta producir el calentamiento global, es el petróleo. La ingeniería de combustibles fósiles es la principal responsable de esta situación. Es por ello que a lo largo de estos últimos años se ha descarbonizado la sociedad, esto significa llevar a cero las emisiones de CO2 de carbono. Hay otros elementos que no son los principales, pero tienen un mayor impacto negativo, por ejemplo, el metano, 30 veces más pesado que el carbono.

"Se calcula que para tratar uno de los factores que produce la crisis climática se requieren unos 100 millones de dólares"

En mi opinión, la descarbonización es una medida de mitigación. Las acciones climáticas se deben enfocar en varios aspectos: mitigación o reducción de los efectos del cambio climático; adaptación para las pérdidas y daños, y la restauración de los mismos; y, por último, financiación. Sin financiamiento no se pueden desarrollar ninguna de las anteriores. Actualmente, hay muy poco financiamiento. Se calcula que para tratar uno de los factores (contaminación, pérdida de biodiversidad y cambio climático) que produce la crisis climática se requieren unos 100 millones de dólares.

En realidad, cada misil que utiliza Israel en Palestina cuesta 20.000 dólares. Los miles de misiles que se utilizan también en la guerra de Rusia y Ucrania cuestan una cifra similar. Si estuviéramos en paz, tal vez, utilizando la razón, la humanidad y el sentido común, llegaríamos al consenso de que deberíamos invertir más en clima y no en guerra, que cuesta aún más y no solo en términos de capital económico, sino en capital humano porque se pierden vidas.

También hacer ver que la transición ecológica se debe hacer con todos. Hay países en los que se le pide a la clase media que no coma carne, queso o derivados de los animales, pero en el fondo la gente come lo que hay. En España un 20% de la infancia está en pobreza extrema. La justicia climática es una necesidad y tiene que tener en cuenta las condiciones sociales. 

Sobre este tema y relacionado con la desinformación, estamos en un momento en el que la corriente negacionista de la emergencia climática es muy fuerte. ¿Qué piensas sobre esto?

Es muy grave e irresponsable. En el fondo, están en su plena libertad, nadie los va a amordazar. Cuestionar las cosas es parte de la libertad, pero uno debe tener un sentido no solo de libertad, sino de responsabilidad. Ellos mismos hablan de que cuando tu forma de ser, tus opiniones o lo que haces afecta al otro, hasta ahí llega tu libertad. Ellos pasan de eso, porque no llegan hasta la libertad del otro, sino que afectan la libertad de miles de personas. Cuando los negacionistas no reconocen el cambio climático, están evitando que se tomen acciones para que el cambio climático no nos afecte.

Muchas veces también hay intereses económicos detrás de quienes promueven las ideas negacionistas. Es muy difícil cambiar a personas que están tan convencidas de una situación, sobre todo cuando su patrimonio y dinero se ven comprometidos. Por eso hay que hacer un llamamiento a la gente a que voten con conciencia y corazón. En el ejercicio de libertad que ejercemos los ciudadanos también tenemos que pensar en el otro. 

En España acaba de comenzar a andar un nuevo Gobierno. ¿Qué mensaje mandarías al presidente para que actúe en materia de medio ambiente?

El mensaje es que continúe con ambición y que acelere sus políticas climáticas porque si no el pueblo se lo recordará por las calles cada vez que se pueda. España, a nivel europeo, está siendo una de las principales víctimas de la crisis climática. La desertificación, la sequía que se refleja en el nivel de agua que poseen los embalses, el aumento del nivel del mar en el Mediterráneo y en el Cantábrico... Es una situación sumamente alarmante.

"Si se quiere hacer un cambio, se tiene que hacer con todos, y los niños entran en ese cambio"

No solamente es la acción, sino la prevención protegiendo los ecosistemas más vulnerables. España tiene una de las biodiversidades más ricas de toda Europa, es el único país que tiene un desierto, que tiene ballenas en las islas Canarias... En esto no se puede ser mediocre, se tiene que ser ambicioso y responsable. Otra de las peticiones para el nuevo Gobierno español es ofrecer mayores espacios para la participación de los niños. Si se quiere hacer un cambio, se tiene que hacer con todos, y los niños entran en ese cambio. 

¿Qué es lo más urgente que debería hacer España en este contexto actual de emergencia climática?

Es muy difícil poner una cosa primero, porque muchas cosas son importantes. Yo, sobre todo, diría que las medidas de adaptación son fundamentales. En lo que concierne a la mitigación, en términos de transición energética, vi que España durante ocho horas produjo su energía solo con energías renovables; pero también hay que fortalecer la adaptación en zonas costeras, especialmente en el Mediterráneo. Otras de las medidas en las que tienen que centrarse es en proteger los ecosistemas y la biodiversidad de macroproyectos, como la ampliación del Puerto de València y la del aeropuerto de Barcelona. Hay que reflexionar sobre los modelos económicos. El mundo está cambiando y Europa y España no son la excepción.

España es el segundo país más visitado del mundo, después de Francia. El turismo es una base para la economía. Hay que ver cómo se deben establecer modelos de turismo más sostenibles. Hay que seguir fortaleciendo la economía pensando en verde. El turismo masivo en pueblos pequeños alrededor de la costa es algo que les está haciendo un gran daño.

El año pasado se registraron 16.000 muertes causadas por olas de calor en España. Una cifra alarmante. Algunos dicen que hemos tenido un verano tardío, un fenómeno totalmente normal para los negacionistas. Tenemos que ver cómo se pueden adaptar las cosas desde el punto laboral: no exponer a los trabajadores durante las olas de calor en verano, condiciones dignas de trabajo, proteger a los niños en las escuelas... Hay que proteger a aquellos más vulnerables, las personas mayores y los más pequeños.

La Cumbre del Clima de Dubái ya ha comenzado. ¿Qué esperas de ella?

Cada COP tiene su propio tema. La COP pasada fue la de pérdidas y daños; para este año están diciendo que será la de la implementación, es decir, donde finalmente se discuten los consensos a los que se han llegado. En mi opinión, teniendo en cuenta que Emiratos Árabes Unidos es uno de los países que la acoge, creo que es un retroceso muy grande en términos de voluntad política.

"El sultán Al Jaber nos dijo que si hacemos una transición energética, nuestros celulares no se van a poder cargar más"

En el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, me pude reunir, junto a otros jóvenes, con el presidente de la COP28. Fue sorprendente. El sultán Al Jaber nos dio una charla en la que llegó a sostener que si avanzamos hacia la transición energética, nuestros teléfonos móviles no se van a poder cargar más. También dijo que si cumplíamos con la propuesta de fin de los combustibles fósiles, las ambulancias no iban a poder llegar a los hospitales y mucha gente iba a morir a razón de eso. Para mi gusto, es un discurso un poco alarmista.

Espero que algunos países se mantengan contundentes en sus decisiones en las negociaciones, pero que sobre todo influya de manera profunda la niñez. El cambio climático es una amenaza para la humanidad y debemos actuar formidablemente contra la raíz del problema. 

¿Cómo es gestionar para un joven de 14 años una organización como Guardianes por la vida con 700 niños involucrados en todo el mundo?

Guardianes por la vida es muy bonito. Hay muchos otros niños líderes, profesores, tenemos una red de escuelas... Por ejemplo, hemos participado en la Cumbre Nacional de Educación Ambiental en Colombia. Vamos a hacer un proyecto de literatura y derechos humanos. En Ginebra me premiaron por mi labor en la organización. Estamos muy activos. Hace poco tradujimos la declaración de la "ecoesperanza" al árabe para llegar al mundo árabe. 

¿Qué retos te planteas en el futuro a nivel personal y con tu organización?

El principal reto de la organización sigue siendo establecer mesas de diálogo con los gobiernos. En esta COP tenemos un proyecto de educación en derechos humanos en toda la región latinoamericana y caribeña y vamos a comprometernos con los gobiernos de la región. A largo plazo, mi reto es abrir más espacios para los jóvenes. Lo hemos vivido en Colombia, no nos incluyen. Es indignante porque hay niños inteligentes y conscientes. La falta de seriedad es un reto en esta cuestión. 

Algunos medios se han referido a ti como el 'Greta Thunberg' latino o hablan de que sigues el ejemplo de esta joven activista. ¿Qué mensaje crees que es el más importante de los que promueve la activista sueca?

Lo que más me gusta de Greta Thunberg es que fue capaz no solo de iniciar un movimiento global, sino motivar a jóvenes en todo el mundo. Su discurso en la COP24 fue muy valioso y también los efectos que ha tenido desde Fridays For Future. El mensaje que más me ha gustado de la activista sueca es el de frenar los combustibles fósiles.

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