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Henri Peña-Ruiz: "No entiendo por qué el Gobierno de Sánchez no se ha atrevido a profundizar en la agenda laica de España"

El filósofo Henri Peña-Ruiz, experto en laicidad de Francia
El filósofo Henri Peña-Ruiz, experto en laicidad de Francia. Cedida

El filósofo Henri Peña-Ruiz es uno de los más relevantes expertos en laicidad de Francia. Autor de una quincena de libros, entre ellos Dieu et Marianne: philosophie de la laïcité, fue uno de los veinte especialistas de la Comisión Stasi que, en diciembre de 2003, recomendó al Gobierno galo la prohibición de todo signo religioso en la escuela, origen de la reciente polémica desatada tras el veto a la abaya árabe.

Henri Peña-Ruiz es hijo y nieto de emigrantes españoles procedentes de la provincia de Burgos. "Me siento español y francés", proclama en un pulcro castellano al otro lado del teléfono. Algunos de sus antepasados se expatriaron por motivos económicos y otros son exiliados políticos de Franco. Todos ellos, eso sí, de espíritu republicano. "Son las dos fuentes de mi personalidad como español", se esfuerza en precisar.

Su bandera, tantos años después, sigue siendo la tricolor republicana porque "nació de las urnas", mientras que la monárquica de Juan Carlos I "nació de las armas". "Y eso es importante recordarlo", subraya.

Todavía recuerda los viajes que realizaba de joven a la tierra de sus padres y de sus abuelos en la conocida como entonces Castilla La Vieja. En los años crudos del franquismo, no se escondía para hablar sobre política ante el temor de sus interlocutores. "Henri, cállate, que las paredes tienen orejas", le imploraban. "Evidentemente, tenían miedo a Franco", rememora desde París.

El Gobierno francés acaba de prohibir la abaya árabe en la escuela entre un gran revuelo político y social. ¿Participa usted de esa medida?

Sí. Estoy conforme con esta medida. Lo que pasa en Francia es que hay una ofensiva muy grave de lo que llamamos islamismo, que en nombre del islam quiere imponer cosas en Francia. Y en Francia solo hay una ley: la ley del Estado republicano que se separó de la Iglesia el 9 de diciembre de 1905.

Para mí, el laicismo no es un término peyorativo ni laudatorio. Es un ideal de independencia del Estado hacia todo tipo de formación política o religiosa, atea o agnóstica. Y la neutralidad de la escuela francesa es importante. ¿Qué es la escuela pública? Un lugar donde los jóvenes vienen a instruirse para hacerse ciudadanos libres.

En 2004, tras el aumento del velo en Francia y, sobre todo, con la pretensión de ciertos padres de mandar a las chicas con él, se reunió una comisión en la que yo participé.

La comisión reflexionó durante cinco meses sobre qué tenía que proponer al Gobierno. Y propuso afirmar la neutralidad en todo tipo de vestido. No solo del velo de los musulmanes, sino también de la kipá judía y de la cruz carismática de los católicos. Y prohibir todo tipo de vestido religioso no es luchar contra la religión.

La prohibición tiene un sentido en la escuela pública: dar una enseñanza no religiosa, pero no antirreligiosa. Una instrucción libre de todo tipo de ideologías religiosas, sin caer tampoco en una ideología atea como fue, por ejemplo, en la Unión Soviética estalinista.

¿No es el Estado quien debe de tener la obligación de neutralidad y no los individuos?

El Estado ha de afirmar los principios constitutivos de la República. No puede decir, por ejemplo, que el racismo es tan admisible como el antirracismo. Ni que el proselitismo religioso se puede admitir tanto como la neutralidad.

Cuando el Estado impone la neutralidad, no es que niegue a los individuos la posibilidad de elegir sus opciones espirituales. Y las tres opciones espirituales (agnosticismo, humanismo ateo y religión) han de ser libres e iguales en derecho. Y eso no se aplica a la calle, donde está permitido llevar signos religiosos.

Pero la escuela pública es otra cosa. Debe promover cierta neutralidad para evitar que las ideologías de los adultos entren en la escuela. Y para que el ser de los alumnos sea libre de toda pertenencia.

Hay voces críticas que califican esta norma de racista y que pone en la diana a una comunidad discriminada como es la musulmana.

Eso es una tontada de mala fe. ¿Qué es el racismo? Es el rechazo de las personas como tales. Y ese rechazo es siempre selectivo. Por ejemplo, el racismo antijudío o antipersonas negras. Eso es racismo.

Henri Peña-Ruiz: "Se trata de impedir que la escuela se convierta en una plaza de combate interreligioso"

Para definir un racismo hay que recordar que supone que la humanidad está dividida en razas. Y bien sabemos desde hace más de un siglo que el concepto de raza no conviene para el humano. Conviene únicamente para los animales.

Cuando se hizo la ley de 2004, no solo se impedía el velo islámico, sino también la kipá o la cruz carismática. No es una ley sobre el velo. Esta ley se refiere a todo tipo de señal religiosa. Menciona tanto la kipá y la cruz carismática como el velo. No es una ley racista. La prohibición de la abaya es una estricta aplicación de la ley de 2004 en la escuela. Recordemos esto. Se trata de impedir que la escuela se convierta en una plaza de combate interreligioso.

Hay expertos que sostienen que la abaya no es una prenda religiosa sino cultural.

Es una tontada también. Si usted mira los diccionarios de los etnólogos, es evidente que es una prenda de tipo religioso. Hay políticos que han dicho que impedir la abaya es islamofobia. Y, si hay islamofobia, significa que la abaya es un vestido religioso. Es evidente.

¿Usted cree que puede tener esta medida efectos contraproducentes en el sentido de potenciar el identitarismo cultural de las minorías?

No. Y se tendría que presentar esta prohibición como lo que es. No es una prohibición contra cierta población. Es una medida contra todo tipo de señal religiosa. Con alumnos que vengan con una kipá por decisión de la comunidad judía se les haría lo mismo.

Henri Peña-Ruiz: "La francesa es una medida contra todo tipo de señal religiosa en la escuela"

Hay que quitarse la kipá dentro de la escuela. Y habría personas que dirían que se hace racismo contra los judíos. Y eso es una tontada. Hay que recordar una cosa que dijo Jean Jacques Rousseau, el gran filósofo que ha inspirado la teoría de la soberanía democrática. Rousseau dice: "En una democracia toda ley tiene que ser general".

Si la ley no es general, si es particular, si quiere caracterizar a una parte de la población, ya no es una ley. Es un acto de guerra contra cierta parte de la población. Y la ley general castiga todo tipo de vestido religioso dentro del espacio escolar.

¿Cree usted que Europa, en cierta medida, está fracasando en la integración de los migrantes y la gestión de sociedades multiculturales?

Le voy a dar una contestación de tipo marxista. A pesar de que Marx haya sido caricaturizado por Stalin, pienso que está todavía vigente. La contestación marxista es la siguiente. La lucha de clases existe. La tendencia del capitalismo a bajar el precio del trabajo existe. El desarrollo reciente de desigualdades entre el trabajo y el capital existe.

Y una causa mayor del fracaso de la integración de las poblaciones migrantes es, en parte, la asignación de tareas bajas y mal pagadas. Eso existe por la tendencia evidente del capitalismo a buscar la manera de pagar cuanto menos el trabajo humano. Hay una causa socioeconómica del no acierto en la integración de las poblaciones.

Henri Peña-Ruiz: "O reconocemos a cada población el derecho de afirmar una cosa que no es legítima o decimos que la mujer ha de tener los mismos derechos que el hombre"

Otras personas van a añadir que el laicismo es una causa de desintegración, porque no reconoce, por ejemplo, que la mujer sea inferior al hombre. Esto dicen los textos de los tres monoteísmos: judaísmo, cristianismo e islam. Estos textos ofrecen una visión machista del ser humano y la mujer. Las religiones no han trascendido el machismo. Más bien lo han consagrado.

No es la religión la que ha inventado la dominación del hombre sobre la mujer. Es la sociedad. Una ley laica ha de afirmar la igualdad de los sexos. En el islam, en cierta sura del Corán, se dice: "El hombre irá a su mujer cuando quiera y de la manera que quiera". ¿Qué es esto? Es la violación del cuerpo femenino consagrado por el matrimonio. La referencia del laicismo ha de ser una referencia emancipadora.

Se produce algo que virtualmente puede entrar en contradicción con la cultura de cierta población. Pero eso no es un fracaso de la integración. Es, más bien, una dificultad de la integración cuando se afirma sobre bases de tipo cultural y de tipo machista.

Y claro que en Francia se afirma algo que puede ser percibido por ciertos musulmanes integristas como un no reconocimiento de su cultura. Pero hay que elegir: o reconocemos a cada población el derecho de afirmar una cosa que no es legítima o decimos que la mujer ha de tener los mismos derechos que el hombre.

¿Cómo ve un filósofo de origen español la situación de España en materia de laicidad?

Soy miembro de honor de Europa Laica. El caso español es un caso mixto. Tiene cláusulas laicas. Por ejemplo, puedo mencionar una frase de la Constitución: "Ninguna religión tendrá carácter estatal". Pero, por otra parte, hay rasgos que permanecen en España del poder y privilegios de la Iglesia católica.

Henri Peña-Ruiz: "En España, la bandera es anticonstitucional. Todas las opciones espirituales han de ser tratadas en el mismo plano de neutralidad"

En la bandera española monárquica, con el escudo real en el centro, hay una corona y encima una cruz. Eso afirma un privilegio del cristianismo. Es un ejemplo de contradicción. En España, la bandera es anticonstitucional. Todas las opciones espirituales han de ser tratadas en el mismo plano de neutralidad.

Ningún español podrá ser discriminado por su religión, por su opción espiritual o por su convicción. Hay una contradicción con el hecho de que haya en España escuelas concertadas. Lo mismo que en Francia. O que sigan privilegios enormes para la Iglesia católica, como las inmatriculaciones. Es el caso de la Mezquita de Córdoba, que pertenece a la Iglesia católica, cuando debería pertenecer al conjunto del pueblo español.

España mantiene acuerdos internacionales con el Vaticano y el Estado sigue financiando al clero 45 años después de la democracia. ¿Cree que para avanzar en la laicidad es preciso anular el Concordato?

Sería necesario romper con el Concordato. Y en Francia tendríamos que anular también el Concordato, que sigue en tres departamentos. La Ley de Separación de 1905 no fue aplicada en departamentos que entonces pertenecían a Alemania.

Henri Pérez-Ruiz: "Lo que como laico rechazo no es la espiritualidad cristiana o religiosa, es el hecho de tener privilegios en la esfera pública"

El único presidente que se ha atrevido a aplicar la separación también en esos tres departamentos tuvo que echar marcha atrás porque hubo una campaña excesiva y muy violenta.

Deseo que algún día España pueda romper con los Acuerdos con el Vaticano. Eso no es un acto antirreligioso. Porque yo respeto a la religión como libre espiritualidad. Lo que como laico rechazo no es la espiritualidad cristiana o religiosa, es el hecho de tener privilegios en la esfera pública.

En España acaba de concluir la legislatura de uno de los Gobiernos supuestamente más progresistas de la historia contemporánea y apenas se ha avanzado en la agenda laica. ¿Se le ocurre alguna explicación?

Siento que el Gobierno de Sánchez, en muchos aspectos progresista, no haya puesto en marcha un proceso claro de laicización más desarrollado de España. Es una pena. Lo siento mucho.

No entiendo por qué un Gobierno que tiene mis simpatías, y otros gobiernos españoles después de la democracia, no se han atrevido a laicizar España. ¿Qué miedo tienen? No van a combatir la religión. Van a combatir los privilegios de la religión. Y eso es una cosa muy diferente.

La religión católica sigue siendo en España una asignatura de obligada oferta en la enseñanza pública, mientras que el 40% de los españoles ya se declara no creyente. ¿Cree que debería ser suprimida?

Claro. Suprimir la obligación de una asignatura de religión no es suprimir el conocimiento del papel de la religión en la cultura. Es otra cosa. Es un proceso en la historia. Y ese proceso se puede estudiar de manera laica.

Se pueden estudiar, por ejemplo, las tremendas ocho guerras de religión en Francia entre protestantes y católicos. Se puede estudiar la obra de un gran filósofo del que celebramos el cuarto centenario de su nacimiento: Pascal.

Se puede estudiar una obra de un pintor creyente sin manejar conceptos religiosos. Así que yo soy partidario de una enseñanza muy abierta a todos los campos que estudie el papel del hecho religioso.

Henri Peña-Ruiz: "Suprimir la obligación de una asignatura de religión no es suprimir el conocimiento del papel de la religión en la cultura"

Cuando yo daba clases de Filosofía, mis alumnos me preguntaban: "Señor Peña-Ruiz, ¿usted cree en Dios?". Y yo les respondía: "Por una vez, no voy a contestar a la pregunta de mis alumnos". ¿Por qué? Porque el Estado no me ha pagado para que yo ponga de relieve mi creencia personal.

"Que ustedes me pregunten si soy ateo o religioso me hace gozar mucho porque significa que nada en mi curso les permite decir si soy creyente o no creyente". Una escuela laica no puede privilegiar el ateísmo o la religión.

¿La laicidad peligra en Francia?

Sí que peligra. Por dos razones. Porque los que han perdido sus privilegios por culpa del laicismo siempre tienen la nostalgia del tiempo en que tenían privilegios. La Iglesia católica francesa, a pesar de decir que reconoce el laicismo, no está completamente de acuerdo con él.

Dice que defiende un laicismo abierto. ¿Abierto a qué? ¿Al hecho de reconocer más a los creyentes que a los ateos? El laicismo no afirma la superioridad del ateísmo sobre la religión. Afirma el necesario tratamiento igual de todas las opciones espirituales. En Francia tienen nostalgia del momento en que fue proclamada la "hija mayor de la Iglesia". Pues no. Ya no es "hija mayor".

Henri Peña-Ruiz: "Si la izquierda que tradicionalmente sostiene el laicismo entra en el clientelismo electoralista promusulmán, estamos mal"

Y no podemos callar el clientelismo electoral de ciertas partes de la izquierda francesa. Por ejemplo, Francia Insumisa tiene ojos dulces para los musulmanes. Mélenchon ha hecho una campaña donde trata de obtener votos de los musulmanes silenciando el laicismo.

¿Hoy quién combate la prohibición de la abaya? Francia Insumisa. Fui compañero de ellos, pero en un momento en que Mélenchon y sus dirigentes eran laicos. Ya no es el caso. Por razones de clientelismo electoral. Así que si la izquierda que tradicionalmente sostiene el laicismo entra en el clientelismo electoralista promusulmán, estamos mal. Por esas dos razones el laicismo no va todo lo bien que podría ir en Francia.

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