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La berlinesa Staatsoper se rinde a los pies del "Orlando Paladino" de Haydn

EFE

Patricia Baelo

Doscientos años después de su muerte, el célebre compositor Franz Joseph Haydn pareció resucitar hoy con su "Orlando Paladino", que se estrenó en el escenario de la Staatsoper de Berlín envuelto por una calurosa ovación.

Bajo la dirección de René Jacobs, un especialista en el género barroco desde 1982, y estructurada en tres actos, la obra refleja a la perfección los momentos típicos de la tragicomedia, responsables de marcar los cambios de ritmo.

La historia versa sobre la locura, encarnada por un Orlando (al que da vida Tom Randle), tan desbocado como sus melenas, pero al mismo tiempo también es un relato sobre el amor, sobre sentimientos.

Aunque el rasgo fundamental es que la trama está plagada de contrastes: del amor al desamor, de la locura a la cordura, y como no, de la muerte a la vida, al igual que la música, que lo mismo pasa de un allegro molto a un adagio, para retomar después un presto.

Orlando es un hombre que ha enloquecido porque su amada, la reina Angelica (Marlis Petersen), ha confiado su corazón al joven Medoro (Magnus Staveland), por lo que su único objetivo es asesinarle.

Éste es el punto de partida, el nudo en torno al cual se van trazando otras historias paralelas, con protagonistas excéntricos y agobiados por la constante indecisión.

Y todo ello aderezado con grandes momentos de humor, como cuando el sirviente de Orlando, el teatral de Pasquale, aparece en el bosque tambaleándose, tras haber ahogado sus penas de amor en el alcohol.

Mientras cuatro de los personajes conforman un grupo cómico, el resto encarnan el drama, que está muy presente sobre todo en varias escenas en las que la reina Angelica intenta suicidarse, porque está convencida de que su amado ha sido asesinado.

Estos fuertes cambios son los que mantuvieron el equilibrio durante toda la escenificación y ayudaron al público -que prácticamente abarrotó las filas de la Staatsoper- a disfrutar de los largos textos del italiano Nunziato Porta.

Tras un intenso tercer acto, la obra culminó con el triunfo del amor sobre la venganza de los anti-héroes, y el público dedicó largas y calurosas ovaciones a todos los actores y al director.

Sin embargo, los aplausos más fuertes fueron dedicados para la soprano alemana Marlis Petersen, que protagonizó algunas de las escenas más dramáticas de la noche, llegando incluso a representar el suicidio.

La coreografía, bastante moderna y rompedora, tenía como punto central a pequeñas criaturas que danzaban casi permanentemente ataviadas de forma singular.

Mientras que la escenografía, obra del persa Amir Hosseinpour y del británico Nigel Lowery, fue más sencilla que espectacular y tan sólo sorprendió a la mitad del tercer acto, cuando el atrezzo se redujo a una especie de ataúd en mitad del escenario, sobre un fondo de luz clara.

"Orlando Paladino" vio la luz por primera vez en la ópera de Eszterháza (Hungría) en 1782, y hasta diez años más tarde no fue escenificada en Alemania, en Mannheim (al sur del país).

Su estreno hoy se enmarca dentro del amplio programa de actividades, que incluye exposiciones, conciertos y demás actos, que se ha preparado para este segundo centenario de la muerte de Haydn.

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