Este artículo se publicó hace 17 años.
"Creo en una televisión pública sin publicidad"
El presidente de Barlovento analiza el fenómeno de las audiencias y las estrategias de las cadenas televisivas
Ricardo Vaca Berdayes sabe mucho de televisión. Después de pasar por la directiva de Antena 3, creó Barlovento, una de las empresas más importantes de lectura de audiencias, al frente de la cual lleva como presidente los últimos tres lustros. Ha escrito los libros El ojo digital: audiencias (Fundación Ex Libris, 2004) y Quien manda en el mando: comportamiento de los españoles ante la televisión (Visor, 1997). Riguroso y alejado de los titulares vistosos, prefiere presentar el discutido fenómeno de las audiencias desde la perspectiva más didáctica.
¿Cuál ha sido la evolución de las audiencias en los últimos años en España?
En los últimos 15 años se ha producido una fragmentación del público. Ahora hay mucha más oferta, puesto que son muchas más las cadenas disponibles para más o menos la misma población. Las generalistas (La 1, A3 y T5), a mediados de los 90, se repartían el 75% de la audiencia. Ahora rondan el 50%. La irrupción de los nuevos canales ha repartido mucho más el pastel.
¿Cómo ha influido la entrada de Cuatro y La Sexta?
Han conseguido consolidarse muy rápido, pero ahora queda lo más difícil. La Sexta ha conseguido rentabilizar su apuesta por cierto tipo de programas y por los deportes, llegando a sumar unos datos muy parejos, e incluso superiores, a los de La 2. Y eso es todo un éxito. Lo difícil ahora es fidelizar a esa audiencia conseguida. A las dos cadenas les va a costar seguir subiendo una vez han alcanzada esa presencia.
¿Y Cuatro? Ha perdido algo de audiencia últimamente.
Lleva unos meses un poquito menos fuerte. Subir por encima del 7,5% es dificilísimo, es un progreso que de darse es tremendamente lento.
¿Cómo lee entonces el preestreno ‘House’?
En Cuatro son conscientes de que es un producto que siempre tira de los demás. Saben que están levemente por debajo de su techo, que llevan un tiempo en que han dejado de crecer y tienen que programar todo lo que puedan para salir de este bache. House es para Cuatro lo que yo llamo un producto franquicia, su bandera, y tienen que rentabilizarlo.
¿Tan importante es?
El caso de House en Cuatro es algo muy parecido a lo que ocurrió en los 90 en Antena 3 con El Príncipe de Bel-Air. Después de probar muchas cosas, y gastar mucho dinero, para doblegar a No te rías que es peor, se decidió dejar de gastar y programar esta serie extranjera, que siempre es más barato que un producto propio. Fue un éxito, arrasó y se convirtió en un tótem para la cadena, porque era capaz de unir muchos parámetros distintos de audiencia. Fue por casualidad, pero se convirtió en la bandera del canal.
¿Por qué triunfan tanto en los últimos tiempos las series extranjeras?
La ficción tiene un componente de adscripción que se fundamente sobre todo en la edad. Cuatro y La Sexta se dirigen esencialmente a esa franja de edad, la de los jóvenes, que marca tendencia en los demás grupos de edad. Ellos lo han puesto de moda y el resto de los segmentos de la audiencia les siguen.
¿Y ‘Escenas de matrimonio’, que arrasa, también es cosa de los jóvenes?
También la edad es determinante a la hora de leer ese éxito. Conquista a tres públicos esenciales presentando a tres franjas de edad distintas: una pareja joven, una madura y una ya más mayor. Así llaman la atención de casi todos los públicos, atrayendo a la audiencia de TVE, que es tradicionalmente ayor que la de Telecinco. Estoy seguro de que nunca pensaron que les funcionaría tan bien: salvando las distancias, les ha pasado como a La 1 con Operación Triunfo. Una victoria de libro pero inesperada.
¿Alguien podrá superar algún día la audiencia de las votaciones del Eurovisión en que participó Rosa?
En la época en que se estrenó, OT competía contra Periodistas, que hacía un 30% y 5 millones todos los días. El público de La Primera en esa franja era eminentemente mayor, de entre 45 y 65 años. Pero detectamos que ya desde el tercer programa empezaron a llegar a La Primera lo que yo llamo cocacolos, gente joven que no era el público habitual de la cadena y que arrastró a otras franjas más medianas detrás de ellos. Esa suma de todas las edades, más el cuento de la Cenicienta que implicaba la historia de esta chica hicieron el resto: un 20% más de audiencia de la que siguió la final de la Copa de Europa del Real Madrid, que se dice pronto.
¿A qué se debe el éxito reciente de Telecinco? ¿Hasta qué punto tiene que ver con la Fórmula 1?
El éxito de Alonso ha llenado en algunos aspectos ciertas franjas de la audiencia de Telecinco, pero no creo que vaya mucho más allá. Creo mucho en la estabilidad empresarial para juzgar los triunfos. A Prisa le fue bien en el pasado porque los equipos humanos han sido muy estables, lo que permite crecer tranquilamente. Eso es lo que ha conseguido Vasile para T5. Más el factor de suerte, que también ha sido muy útil en casos como el de Yo soy Bea.
¿Cuál ha de ser el futuro de TVE?
Creo en una televisión pública fuerte, competitiva, pero sin publicidad. Ése debería ser el modelo. Soy partidario de que se financie con la implantación de un canon, como en Reino Unido, para que no sea una suma de publicidad y subvención, sino que se complemente, mediante otro modelo, con las privadas. Porque la misión de la tele pública es también lograr audiencias, me niego a que sea una tele de minorías y tiene que nutrirse de talento y el talento hay que pagarlo. Yo lo haría mediante el canon del que hablo, pero claro, la gente no estaría dispuesta a pagar por la televisión pública: el partido que plantee en su programa este canon palma las elecciones.
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