En medio de la crisis económica más larga e intensa en varias décadas, el Gobierno ha dado una nueva vuelta de tuerca a sus planes de austeridad recortando el techo del gasto público para 2011 en un 7,7 por ciento frente al ejercicio anterior.

Sólo un día después de que el Congreso de los Diputados diera luz verde a un draconiano plan de austeridad, la vicepresidenta primera del Gobierno dijo el viernes que el gasto público contenido en los Presupuestos Generales de 2011 queda reducido frente a los 182.400 millones de 2010.

"(Fijamos) un objetivo de estabilidad que responde a la necesidad de acelerar el proceso de consolidación fiscal y de reducir el déficit en cinco puntos en dos años para llegar al 4,4 por ciento de déficit en 2012 y al 3,0 por ciento en 2013", dijo María Teresa Fernández de la Vega en una rueda de prensa al término del Consejo de Ministros.

En un clima de particular tensión política por las últimas medidas de austeridad orientadas a acelerar el recorte del déficit fiscal exigido por Bruselas, el Ejecutivo plantea ahora un nuevo ajuste de cinturón que tendrá que transitar muy pronto por el Parlamento, donde todo apunta a que le espera un agitado trámite.

El Gobierno, que no cuenta con mayoría absoluta en el Parlamento, tendrá que hacer encaje de bolillos en la búsqueda de apoyos en el Congreso para sacar adelante el techo del gasto.

Con independencia de que el Congreso vete el techo, lo que sería inédito desde que se creó la Ley de Estabilidad Presupuestaria en 2001, el Gobierno está obligado constitucionalmente a presentar su proyecto de presupuestos antes del próximo 1 de octubre en el Congreso para su posterior tramitación y votación a finales de este año.