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Gordon Brown dimitirá para que los laboristas mantengan el poder

Reuters

El primer ministro británico, Gordon Brown, dijo el lunes que renunciará este año, un anuncio que trata de dar a su Partido Laborista la oportunidad de formar un Gobierno con los liberales demócratas.

Los liberales demócratas, el tercer partido del país, estuvieron negociando durante el fin de semana con los conservadores, quienes ganaron buena parte de los escaños en las elecciones parlamentarias de la semana pasada pero no alcanzaron una mayoría.

Los conservadores respondieron al anuncio de Brown el lunes con su propia "oferta final" para los liberales demócratas, una invitación que incluye una coalición formal y la promesa de realizar un referéndum sobre una reforma limitada del sistema electoral.

Los laboristas, en el poder desde 1997, quedaron segundos en las elecciones, y los liberales demócratas, liderados por Nick Clegg, en un distante tercer lugar. Es la primera vez desde 1974 que unas elecciones británicas no dejan a un solo partido en control total del Gobierno.

En una solemne declaración frente a la residencia oficial del primer ministro en 10 Downing Street, Brown dijo que ahora los liberales demócratas deseaban hablar con los laboristas en paralelo a sus actuales negociaciones con los conservadores.

"No deseo seguir en mi puesto más tiempo de lo que sea necesario", dijo Brown.

"Como líder de mi partido debo aceptar que (el resultado electoral) es un juicio sobre mí. Por lo tanto tengo la intención de pedir al Partido Laborista que prepare los procesos necesarios para su propia elección de un líder", afirmó.

Su anuncio podría facilitar a los laboristas su meta de alejar a los liberales demócratas de los conservadores, dado que Clegg dijo con firmeza durante la campaña electoral que no deseaba que el impopular Brown, de 59 años, permanezca en el poder.

GUERRA DE APUESTAS

Brown no dio un calendario preciso para su partida, pero indicó que esperaba que el nuevo líder del Laborismo ocupe su lugar para la conferencia anual del partido a fines de septiembre.

Como resultado del anuncio, la libra esterlina cayó y los bonos del Gobierno se desplomaron.

Los mercados esperaban un rápido acuerdo entre los conservadores y los liberales demócratas y no están satisfechos con la perspectiva de nuevos retrasos debido a las negociaciones paralelas con los laboristas y el pequeño partido de centroizquierda.

Mientras continuaba la guerra de apuestas entre los dos mayores partidos por el apoyo de los liberales demócratas, el negociador conservador George Osborne anunció que había hecho una "oferta final" a Clegg.

"De buena fe, hemos hecho una oferta a los liberales demócratas sobre un Gobierno fuerte y estable con una considerable mayoría parlamentaria, en coalición, y un referéndum sobre un sistema de votación alternativa", señaló Osborne a periodistas.

Los liberales demócratas desean un cambio a un sistema electoral más proporcional que el actual, que según dicen está parcializado en favor de los dos grandes partidos y los deja con un bajo nivel de representación en el Parlamento, sin posibilidad de tener un Gobierno.

El sistema de votación alternativo mencionado por Osborne no cumple a cabalidad con la demanda de los liberales demócratas. En esencia, significaría que los miembros del Parlamento ya no podrán ser elegidos con menos del 50 por ciento de los votos en sus circunscripciones, pero no sería un sistema de votación proporcional en sí mismo.

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