Este artículo se publicó hace 16 años.
La Junta mauritana libera al presidente del arresto domiciliario
Por Hachem Sidi Salem
La junta militar de Mauritania liberó el domingo al derrocado presidente Sidi Mohamed Ould Cheij Abdallahi del arresto domiciliario, dijeron sus partidarios.
el primer presidente del estado del oeste de África elegido democráticamente - dijeron este mes que le liberarían como parte de las negociaciones para acabar con las sanciones de la Unión Europea, pero se han negado a devolverle el cargo, como la UE, Estados Unidos y otros países les han exigido.
Abdallahi, que ganó unas elecciones plurales el año pasado, lleva recluído desde mediados de noviembre en su localidad natal de Lemden, a unos 200 kilómetros de la capital Nouakchott.
El domingo temprano fue llevado de Lemden a su casa familiar en Nuakchott, que permanecía vigilada por soldados, y se le informó de que se le había levantado el arresto domiciliario, según simpatizantes y testigos.
"El presidente ha decidido volver a Lemden", declaró a Reuters Cheij Ibrahim Ould Bah, miembro del Frente Nacional para la Defensa de la Democracia (FNDD), partidaria de Abdallahi, y agregó que éste volvió inmediatamente a su localidad natal con unos amigos.
No hubo una declaración pública inmediata de la junta militar del Alto Consejo del Estado encabezada por el general Mohamed Ould Abdel Aziz, que también dirigió el golpe de Estado en el séptimo mayor exportador de mineral ferroso que también empezó a producir petróleo en 2006.
El 21 de noviembre la UE amenazó con sanciones individualizadas contra Abdel Aziz y miembros de su administración militar si no reanudaban el mandato constitucional.
La Unión ha dicho que quiere evitar sanciones que pudieran dañar a los tres millones de mauritanos, y sigue pagando a Nuakchott unos 100 millones de dólares al año por derechos de pesca, apuntalando el presupuesto estatal.
El viernes, Estados Unidos dijo que recortará los beneficios comerciales de Mauritania a partir del 1 de enero. Washington, que considera a este país como un aliado en su guerra contra el terrorismo y los grupos fundamentalistas en el Sáhara, ya ha recortado la ayuda militar y al desarrollo desde el golpe y ha prohibido la entrada de los dirigentes de la junta.
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